Madrid, 24 de junio de 2010. Responsabilizarse del cuidado de una persona mayor es una labor digna de reconocimiento, pues además del gran esfuerzo físico y psicológico que requiere, la atención es permanente las 24 horas del día, los 365 días del año. En muchos casos, y especialmente cuando son familiares directos quienes están al cargo de los cuidados, se hace necesario un descanso y un periodo de tiempo de distanciamiento entre la persona atendida y su cuidador.
Los profesionales de Sanitas Residencial han observado cómo el respiro vacacional es beneficioso tanto para los cuidadores como para los mayores. Aunque pueda sorprender, son ellos mismos quienes deciden acudir a una residencia durante el verano, pues afirman que de esta manera hacen vida social, al tiempo que permiten a la familia disfrutar de unas merecidas vacaciones. Tal y como afirma Elvira, una de las personas que acude en verano a un centro de Sanitas Residencial “para mi es como estar en casa, yo estoy muy contenta y mis hijos pueden disfrutar de sus vacaciones tranquilos sabiendo que estoy bien atendida”.
Aunque el motivo principal de ingresos es la atención de estas personas durante las vacaciones de la familia o el cuidador, existen otras razones que motivan las estancias temporales. Este es el caso de las personas válidas, que acuden para dar vacaciones al servicio, o de aquellas convalecientes tras una operación, que ingresan para recibir un servicio post-operatorio o que se encuentran en un estado de salud delicado y van a recuperarse. Incluso hay mayores que prefieren las estancias temporales en un centro a un hotel, cuando acuden a visitar a algún familiar.
Luis suele utilizar los servicios de estancias temporales de Sanitas cuando tiene revisiones médicas en Madrid, “pues vivo fuera y no se me ocurriría ir a otro lugar. Lo prefiero antes de quedarme en casa atendido por un profesional o de importunar a algún familiar pues así no me siento un estorbo; aquí estoy más tranquilo y mejor atendido”.
Sea cual sea el motivo, lo cierto es que la demanda de este tipo de servicios aumenta cada año. Y como afirma Raquel Gil, directora territorial Centro y Sur de Sanitas Residencial, “la experiencia nos dice que seguirá haciéndolo, pues tras un corto periodo de adaptación, que no suele superar los tres primeros días, todos se sienten como en casa. Al final de su estancia se suelen marchar con pena pues han hecho bastantes amigos, por lo que no es extraño que sigan manteniendo el contacto e incluso vengan a las fiestas mensuales, al bingo… Muchos deciden repetir el siguiente verano o incluso antes, situando a nuestras residencias como primera alternativa ante cualquier eventualidad que no les permita estar con su cuidador habitual”.
Sanitas Residencial procura conjugar las necesidades individuales de cada uno de sus 5.000 residentes con los servicios que sus 41 centros ofrecen y así acomodarse lo mejor posible a las preferencias tanto de las personas mayores como de los familiares.