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Los humanos del siglo 21 confiamos a las computadoras las tareas más difíciles, críticas e importantes de nuestras vidas personales. Por ende resulta extraño que la tecnología se encuentre ausente de importantes áreas del gobierno, que no se estén aprovechando los beneficios a los cuales estamos acostumbrados en otros entornos

La tecnología de la información ha permeado casi todos los aspectos de nuestras vidas por una razón muy simple: cuando un sistema está bien diseñado, características como la velocidad, confiabilidad, seguridad, eficiencia y conveniencia se incrementan exponencialmente. 

Resulta extraño que la tecnología se encuentre ausente de importantes áreas del gobierno, que no se estén aprovechando los beneficios a los cuales estamos acostumbrados en otros entornos. Un área donde el desarrollo tecnológico ha sido especialmente lento es el proceso de fomentar la democracia. Existen enormes oportunidades que siguen sin materializarse: compromiso ciudadano y participación en tiempo real, comunicación entre el gobierno y sus autoridades y las elecciones.

Muchas personas perciben el proceso electoral como sencillo, dan por contado su funcionamiento, y en consecuencia, prestan muy poca atención a su administración. Pero desde Smartmatic, la compañía de elecciones más grande del mundo, aseguran que los procesos electorales son mucho más complejos de lo que la gente presume.

Tecnología electoral: argumentos a favor y en contra

Luego de 11 años realizando miles de elecciones en todos los continentes y trabajando mano a mano con incontables profesionales electorales y voluntarios, los especialistas electorales de Smartmatic han descubierto temas en común en los retos que se enfrentan a la hora de organizar, conducir y manejar elecciones.

La oposición actual al uso de la tecnología electoral está definida primordialmente alrededor dos líneas. La primera es que una elección es tan simple que no requiere tecnología. ¿Qué tan difícil puede ser contar papeles y declarar un ganador? La segunda es la inversa de la primera (y por ende una contradicción obvia): una elección es un proceso tan complejo que no hay sistema informático lo suficientemente seguro o robusto para manejarlo.

Ambos argumentos tienen fallas. Precisamente porque las elecciones son tan complejas y difíciles de realizar es que los sistemas de computación bien diseñados son esenciales para hacerlas confiables y garantizar que sean a prueba de manipulaciones y libres de errores. ¿Cómo pueden resumirse los beneficios de una elección automatizada? Hay nueve áreas en las cuales la automatización ofrece mejoras significativas sobre los sistemas tradicionales de votación y conteo manual.

Seguridad : La seguridad de un voto manual en papel es extremadamente exigua. En vista que sólo hay una copia de cada voto, es fácil alterarlos o destruirlos. Adicionalmente, desde la votación hasta el conteo final, y en cada paso intermedio, el error humano y la manipulación (no sólo de los votos) es fácil y muy común. El tipo de elección más vulnerable es aquella donde no se usa tecnología en ninguna etapa. Los sistemas bien diseñados y con un propósito especial específico reducen la posibilidad de alteración de los resultados y eliminan el fraude. La seguridad se incrementa entre 10 y 1.000 veces dependiendo del nivel de automatización.

Precisión: La votación, conteo y totalización computarizados eliminan la introducción de errores (por el factor humano) que en mayor o menor medida siempre afectan los resultados en una elección manual.

Velocidad: Pueden obtenerse resultados oficiales pocos minutos luego del cierre de la votación (en comparación con resultados preliminares basados en conteos rápidos o encuestas a pie de urna). Un buen ejemplo es el de la República de Filipinas, donde antes tomaba 6 semanas obtener resultados oficiales, y después de la automatización que comenzó en 2010, menos de 12 horas (Alave et al. 2010).

Privacidad: La sofisticación de los algoritmos informáticos para distribuciones aleatorias garantiza que los votos nunca sean registrados en secuencia. Esto, en combinación con las características de accesibilidad (ver el punto sobre accesibilidad), ofrecen las condiciones de privacidad más robustas disponibles, las cuales garantizan que el voto de cada ciudadano sea verdaderamente privado y no susceptible a influencia alguna.  

Auditabilidad: Uno de los mayores problemas con la votación manual es que deja un rastro de auditoría muy débil, con poca o ninguna redundancia de datos. Una elección automatizada bien diseñada, en contraste, genera múltiples copias de cada punto de datos tanto de forma electrónica como en papel, creando un rastro de auditoría copioso abundante que no puede ser obviado. Esto le da a los partidos políticos, oficiales electorales, candidatos, observadores acreditados e incluso a los ciudadanos la capacidad de verificar que los resultados reflejen genuinamente la voluntad del electorado. Este es uno de los argumentos más fuertes a favor de tener buenas elecciones automatizadas. 

Accesibilidad y participación: La facilidad de empleo de las interfaces para el usuario (a las cuales estamos acostumbrados gracias a nuestros teléfonos y computadoras) puede hacer la votación más accesible. En elecciones automatizadas, votantes de todos los grupos etarios reportan consistentemente que es más fácil votar electrónicamente que con pluma y papel. Adicionalmente, se ha demostrado que la automatización le facilita el proceso a los votantes iletrados, ya que simplemente pueden tocar la cara del candidato o el color de su partido con un dedo (Fig. 1). Los votantes con discapacidades solicitan a sus gobiernos la adopción de sistemas computarizados, porque éstos les permiten votar por sí mismos mediante la votación por audio y utilizando controles especiales. Es decir, la tecnología puede incrementar la participación de personas con discapacidades, fortaleciendo la inclusión y el proceso democrático.   

Integridad: En las elecciones manuales, sucede con frecuencia que las papeletas electorales o las actas de escrutinio son modificadas, dañadas o se extravían. Con un sistema electoral automatizado y bien diseñado, la posibilidad de que esto ocurra se reduce a cero. Al crearse múltiples copias digitales y en papel de cada elemento, se garantiza que la información nunca se pierda, se modifique o se destruya.

Reducción de costos: El costo por votante decrece significativamente cuando se automatiza una elección, incluso luego de tomar en consideración la inversión inicial en tecnología. Smartmatic, la compañía de tecnología electoral más grande en el mundo, tiene clientes que han reducido el costo por votante por elección entre 15% y 50% al automatizar sus elecciones.

Sustentabilidad: India solía talar 280.000 árboles y usar enormes cantidades de energía y agua para producir las boletas electorales necesarias para cada elección. Este costo para el medio ambiente fue eliminado cuando se automatizaron las elecciones (Quraishi 2014). Luego de observar cómo se realizan las elecciones en más de 70 países e interactuar con las comisiones electorales alrededor del mundo, investigadores en de eElectroralmaturiy.org, patrocinado por Smartmatic, han desarrollado el Modelo de Madurez de Automatización Electoral. Este modelo le permite a cualquiera evaluar los beneficios derivados de los diversos niveles de automatización en una elección.

Cualquier país avanzará de izquierda a derecha, y de abajo hacia arriba, como se muestra en la Fig. 2, siguiendo la curva. Sin embargo, una comisión electoral puede tomar varios pasos a la vez. Teóricamente, es posible completar los ocho pasos al mismo tiempo, aunque ningún país lo ha hecho. El nivel cero sería una elección puramente manual sin uso de tecnología. El nivel 1 es el nivel mínimo de automatización, donde sólo se automatiza el monitoreo de una elección manual. El modelo sigue hasta el nivel 8, donde hay una combinación de voto electrónico (con máquinas), votación por internet y el uso de biometría para autenticar a los votantes y activar la sesión de votación  

La tecnología electoral: un cambio que ya está entre nosotros

Pocos dudan de que el futuro es digital, no sólo para las elecciones sino para la interacción entre gobiernos y ciudadanos, participación, iniciativas y campañas. Así que cuanto antes aceptemos la tecnología electoral, mayor valor podremos extraer de ella. Los países pioneros están creando un nuevo nivel de transparencia, facilitando la participación y dándoles a sus ciudadanos las herramientas democráticas avanzadas que demandan y merecen.