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El otoño es la estación perfecta para revisar el estado de los árboles y arbustos, preparar su estructura para el invierno y fomentar un crecimiento saludable. Desde PODAS FLORAMA se destacan las claves para podar con criterio, respetando el ciclo natural de cada especie

En el marco de los cuidados de espacios verdes en la comunidad madrileña, la empresa PODAS FLORAMA reafirma su compromiso con la salud vegetal, el entorno urbano y la seguridad. Por ello realiza una llamada de atención sobre la importancia de la poda de árboles Madrid en la estación otoñal, aportando recomendaciones especializadas de cara a la época de menor actividad vegetativa.

¿Por qué intervenir con la poda en otoño? En los jardines residenciales, públicos o privados, la práctica de la poda de árboles en otoño constituye una medida preventiva y correctiva de gran relevancia. Durante esta estación, muchas especies entran en una fase de reposo o ralentización de su crecimiento lo que reduce la movilización de savia y minimiza el impacto del corte en la planta.

Además, la eliminación de ramas muertas, enfermas o mal orientadas facilita que el árbol dirija mejor sus recursos hacia las partes vitales, fortaleciendo su estructura y reduciendo riesgos asociados al entorno. 

Desde el punto de vista de la gestión de áreas verdes, cuando llega el invierno con lluvias, nieve, hielo o viento, los árboles con ramas débiles o desequilibradas pueden provocar incidencias o daños materiales.

En este sentido, podar los árboles en otoño es también una acción de seguridad y mantenimiento.

¿Qué árboles y arbustos pueden beneficiarse? La intervención sobre la vegetación debe adaptarse a la especie, al ciclo vegetativo, al porte y al entorno. La empresa recomienda diferenciar varios casos:

Árboles de hoja caduca: Cuando han perdido la hoja o están en reposo, es posible observar mejor la estructura interna, la forma de las ramas y los puntos de corte adecuados. Arbustos de hoja perenne y setos: Algunas especies perennes toleran la poda en otoño, siempre que lo permitan sus características específicas. Árboles frutales o con floración especial: En este grupo, la fase recomendada puede variar: algunas especies deberán esperar hasta el final del invierno o la primavera para su intervención, para no comprometer la floración o fructificación.

Gracias a esta diferenciación, PODAS FLORAMA asegura un servicio adaptado que no aplica un corte genérico, sino que respeta la biología y situación de cada planta.

Buenas prácticas para la intervención vegetal Para que la poda realizada tenga resultados positivos, se recomienda tener en cuenta las siguientes pautas de actuación:

Diagnóstico previo: Antes de cortar, se analiza la especie, su estado sanidad, la ubicación (altura, proximidad a estructuras, cables, edificaciones) y su función (ornamental, sombra, fruto). Herramientas y corte óptimo: El empleo de herramientas afiladas y bien mantenidas es clave para realizar un corte limpio que cicatrice pronto. Selección de ramas: Se deben eliminar ramas muertas, enfermas, mal orientadas, cruzadas o que rozan estructuras cercanas. Momento adecuado: Elegir un día seco, sin heladas previstas ni humedad excesiva, y realizar cortes en bisel con pendiente para evitar estancamiento de agua y favorecer la cicatrización.

Estas recomendaciones permiten que la poda se convierta en una actuación (no agresiva) que respete la planta y contribuya a su vigor futuro.

Riesgos de una poda inadecuada Realizar una poda sin criterio o en momento incorrecto puede producir efectos negativos, tales como:

Persistencia de heridas mal cerradas que favorecen la entrada de patógenos o plagas. Desequilibrio de la copa que reduce la resistencia del árbol frente a viento o carga de nieve/hielo. Reducción de capacidad funcional de la planta por eliminación excesiva de ramas productivas o de soporte. En el entorno urbano, aumento del riesgo de caída de ramas o de daños colaterales por falta de mantenimiento.

Por ello, la intervención debe cumplir con criterios técnicos y de seguridad; no basta con recortar sin un plan concreto.

Tipos de poda que se realizan y servicios complementarios La empresa ofrece distintos tipos de intervención, entre los que destacan:

Poda de formación: En los primeros años de vida del árbol, se guía la estructura para que crezca fuerte, con forma equilibrada y adecuada al espacio. Poda de mantenimiento: Actuaciones periódicas para eliminar ramas muertas, corregir crecimientos desordenados, limpiar la copa y asegurar una buena salud vegetal.  Poda de altura: Para árboles grandes o de difícil acceso, se emplean plataformas, andamios o cuerdas para intervenir en zonas altas manteniendo la seguridad. Poda de arbustos, setos y palmeras: Cada grupo vegetal tiene sus propias pautas y la empresa adapta la técnica al tipo de planta, tamaño y entorno.

Además del corte, el servicio contempla limpieza de restos, coordinación de permisos en zonas urbanas, valoración de riesgos y planificación de seguimientos si fuese necesario.

Beneficios directos para el cliente y el entorno La contratación de una intervención especializada reporta una serie de ventajas claras:

Mejora de la seguridad en jardines y zonas verdes al minimizar peligros derivados de ramas débiles o mal ubicadas. Optimización de la salud vegetal, lo que prolonga la vida útil de los árboles y su capacidad para resistir enfermedades o plagas. Estética de exterior más cuidada y ordenada, que contribuye al valor del espacio e invita a convivir con la naturaleza de forma armónica. Reducción de futuros gastos de reparación o limpieza derivados de incidencias provocadas por ramas rotas o caída de árboles. Contribución al entorno urbano saludable: árboles bien mantenidos contribuyen a mejorar la calidad del aire, a reducir el efecto "isla de calor" y a mantener espacios verdes más vivos. 

La empresa orienta sus servicios a viviendas unifamiliares, urbanizaciones, comunidades de propietarios y empresas con jardines.

Recomendaciones al usuario final Para quienes cuentan con árboles o arbustos en zonas residenciales, se aconsejan las siguientes acciones:

Realizar una revisión previa al invierno: comprobar estado de ramas, posible desgaste, presencia de plagas o enfermedades. Planificar la poda en la época adecuada (otoño) y contar con un equipo que evalúe cada especie individualmente. Evitar intervenciones excesivas o drásticas sin criterio: menos es más cuando la poda se ejecuta con técnica. Asegurarse de que la empresa dispone de maquinaria certificada, herramientas en buen estado, sistemas de seguridad para trabajos en altura y técnicos cualificados. Tras la poda, vigilar el árbol: observar si aparecen brotes nuevos, si se recupera la energía vegetativa, si crece de forma ordenada. Si no es así, considerar seguimiento profesional.

Con estas recomendaciones, se impulsa un cuidado integral que protege tanto la planta como su entorno.

La estación otoñal representa una excelente oportunidad para actuar sobre la vegetación con un enfoque responsable, técnico y adaptado al ciclo natural de las plantas.

En este sentido, la empresa PODAS FLORAMA reafirma su misión de intervenir con rigor, seguridad y criterio en la poda de árboles y arbustos en el ámbito madrileño, con el fin de asegurar el buen estado de los árboles y la tranquilidad de los propietarios.