img

Oliver Rodríguez, portavoz de The Lemon Tree Education (TLT), pone el foco en "cómo aprendemos inglés los españoles"

En España, hablar inglés ha dejado de ser una aspiración para convertirse en una necesidad. Aun así, el idioma sigue siendo un punto débil para gran parte de la población. "Nos enseñan desde pequeños, acumulamos años de clases, invertimos tiempo en academias e incluso descargamos aplicaciones que prometen fluidez. Pero el resultado suele repetirse: nos defendemos".

Una expresión que parece inocente, pero que encierra cierta resignación, porque defenderse no es comunicarse. Defenderse es traducir con esfuerzo, esquivar construcciones complejas, sobrevivir a una conversación breve. Defenderse, en definitiva, es no disfrutar del idioma.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo el 14,7% de la población española afirma hablar bien inglés, situándolo como el tercer idioma más hablado en el país, por detrás del castellano y el catalán. Y, mientras tanto, en un mundo cada vez más interconectado, la competencia lingüística se consolida como una herramienta decisiva para acceder a oportunidades académicas y profesionales. Esta misma encuesta revela que el 17,7% de los españoles lo utiliza en el trabajo. "¿Y aún nos limitamos a "defendernos"? ¿Por qué permitimos que nos pille desarmados? Hablar inglés ya no es una ventaja táctica: es una necesidad estratégica. Y posponerlo, un riesgo que no podemos permitirnos".

Pero, ojo, la guerra no es contra el inglés. Él no es el enemigo. Tampoco lo es la supuesta falta de capacidad de los españoles para los idiomas. El problema no radica en el esfuerzo o la perseverancia, sino en el enfoque. El sistema educativo tradicional ha priorizado el conocimiento teórico —centrado en la gramática y el vocabulario— por encima del uso práctico y real. Las academias privadas y las plataformas digitales han intentado modernizar el aprendizaje, con dinámicas más ágiles y adaptativas. Y aunque estas fórmulas suman, en muchos casos no logran superar el bloqueo que impide dar el salto de "entender" a "dominar".

Viajar al extranjero es, para muchas personas, la alternativa lógica. Pero como señala Oliver Rodríguez, experto en educación internacional y portavoz de The Lemon Tree Education, agencia especializada en experiencias educativas en el extranjero, "unas semanas fuera, a modo de vacaciones, no consiguen lo que el tiempo y la exposición continua ofrecen: una verdadera inmersión. Escuchar, hablar, equivocarse, celebrar y resolver necesidades. No en la teoría, sino en la vida real. Esta experiencia no te hace hablar inglés, te permite pensar en inglés".

En los últimos años, las experiencias educativas prolongadas en países angloparlantes han demostrado ser una de las vías más eficaces para adquirir un inglés sólido, funcional y duradero. No se trata solo de mejorar el idioma, sino de transformar la relación que el estudiante establece con él: pasar de la obligación al uso natural, de la timidez a la confianza.

Además, este tipo de vivencias —ya sea en un curso escolar, un trimestre o un semestre completo— aporta mucho más que competencias lingüísticas. Desarrolla la autonomía, la flexibilidad mental y el respeto a la diferencia. En resumen, prepara para un mundo que no se conforma con saber, sino que exige "saber estar".

"Aprender inglés no debería vivirse como un reto aislado, sino como una oportunidad para crecer, dentro y fuera del aula", explica Oliver Rodríguez. "A veces, el mayor aprendizaje ocurre cuando el idioma deja de ser el objetivo y se convierte en la herramienta", añade.

El 23 de abril se celebra el Día Mundial de la Lengua Inglesa, un gesto simbólico que nos recuerda que la lengua de Shakespeare no es solo un idioma más: es la forma de comunicación de las relaciones internacionales, de la ciencia, de la tecnología, del comercio y del trabajo del futuro. Dominar el inglés e integrarlo no debería ser una opción complementaria. Es una inversión estructural, una decisión estratégica, un cambio necesario. Ignorarlo es quedarse atrás. El inglés ya no abre puertas: es la puerta. "Y no podemos seguir llamando desde fuera".

En este contexto, contar con el acompañamiento adecuado marca la diferencia. The Lemon Tree Education lleva años guiando a familias y estudiantes en la elección de programas escolares en el extranjero, con una atención personalizada, una experiencia contrastada y una visión educativa que va mucho más allá del aprendizaje del idioma. No se trata solo de estudiar fuera, sino de vivir una experiencia transformadora. Porque aprender inglés en un entorno real no es un extra, sino la manera más eficaz de integrar el idioma, ganar confianza y prepararse, de verdad, para un mundo sin fronteras. Más información sobre The Lemon Tree Education.