Recientemente obtuvo el tercer premio en los galardones que anualmente concede el Colegio de Arquitectos de Madrid a los mejores Trabajos Fin de Carrera, Final de Máster y Tesis Doctoral (COAM 2024). Ramos, arquitecto colegiado en Ciudad Real y licenciado por la Escuela de Arquitectura de Toledo en la Universidad de Castilla La Mancha, obtuvo el premio por Compluvium, un edificio de viviendas y varios usos proyectado en el Londres victoriano
Hace unos días tenía lugar la ceremonia de entrega de Premios Fin de Carrera / Trabajos Final de Máster y Tesis Doctoral del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) 2024 para trabajos presentados en las escuelas de arquitectura de toda España durante el 2023.
El joven arquitecto ciudadrealeño, Cristóbal Ramos (Escuela de Arquitectura de Toledo en la Universidad de Castilla-La Mancha), obtuvo el tercer premio, ex aequo con otra propuesta, por su trabajo de fin de carrera COMPLUVIUM.
Cristóbal Ramos recibió el premio de manos del decano del COAM, Sigfrido Herráez, en un acto que contó con la presencia de la decana del COACM, Elena Guijarro. Para el premiado castellano-manchego, "ganar un premio en el ámbito de la arquitectura es un logro significativo que tiene un impacto profundo tanto a nivel personal como profesional. Para mí, este reconocimiento es un reflejo del esfuerzo y dedicación realizados durante mi última etapa como estudiante".
COMPLUVIUM es el proyecto de un edificio de viviendas y varios usos con finalidad de disfrute, trabajo y entretenimiento que se sitúa en el Londres victoriano, y concretamente en el número 25 de St James Street, en pleno centro de la ciudad. El jurado lo distinguió por 'plantear un actitud optimista y valiente'. Cristóbal Ramos ha reflejado en COMPLUVIUM sus habilidades creativas y proyectuales, manifestando una excelente capacidad para la resolución de problemas complejos en el diseño de edificios, así como para la creación de espacios que mejoren la vida de las personas.
El estilo victoriano dejó una huella muy marcada en Gran Bretaña, pero se extendió por toda Europa, creando una tendencia. En la actualidad, la moda vintage lo han vuelto a revalorizar, sobre todo en el mundo del diseño de interiores y la decoración.
La ornamentación es algo que caracteriza al estilo Victoriano, pudiéndose observar en el diseño de los interiores y en las fachadas. Su material característico es el ladrillo, pero también la cerámica, que tomó un papel importante, así como las mezclas de más de dos colores en las fachadas.
Normalmente, estas construcciones se levantaban en terrenos pequeños. Por este motivo, la mayoría de las casas de este estilo son estrechas y altas. Para cumplir con su objetivo de llamar la atención les aplicaban entradas señoriales y escalones sumamente decorados.
El proyecto Siguiendo estos cánones, Cristóbal Rodríguez ha proyectado, como Trabajo de Final de Carrera sobre una parcela en forma de L, próxima a grandes monumentos, distintivos de la capital inglesa, un edificio con varios usos: espacio para oficinas, salas de reuniones, aulas, baños, gimnasio, entretenimiento, office, salas de proyección y salas de descanso. Un camino perimetral, principal, se abre en múltiples caminos interiores que se entrelazan. Con este sistema se puede acceder a cualquier parte del edificio, desde cualquier origen.
COMPLUVIUM no es un bloque aislado, sino que incorpora la presencia del Boodle Club como parte del vestíbulo de entrada. El conjunto se adapta a la parcela de 51 x 48 metros lindando con los límites establecidos.
Posee una altura total de 51 metros y una altura libre entre forjados de 3 metros. El edificio se levanta sobre un basamento de 3 metros en su cota más alta, manteniendo la edificación en forma de L hasta la cuarta planta y posteriormente ocupando la totalidad de la dimensión de la parcela, situándose por encima del Club. Desde un zócalo, que lo vincula con la tierra, las plantas, sensiblemente iguales, se suceden incorporando de forma progresiva vacíos en su estructura. El edificio se diluye en altura, y pierde densidad, hasta que, abriéndose al cielo, termina en aire.
La fachada principal se compone en su totalidad de petos de hormigón horizontales que recorren el edificio perimetralmente. El basamento configura una plaza elevada cubiertas de pavimento campaspero y acabado de muro ciclópeo hacia el exterior. Posee tres escaleras que permiten el acceso hacia la parte superior. Su cimentación se ejecuta a base de muro ciclópeo perimetral y muretes de ladrillo en su interior, ambos con zapata corrida de hormigón, generando un forjado sanitario de losa alveolar, ventilándose a través de rejillas que dan al exterior.
La imagen hacia el exterior se define a base de petos de hormigón gris entablillado, provocando una textura diversa e irregular en sus fachadas. El edificio proyectado consta de 12 plantas, un basamento y el Boodle Club como vestíbulo. En el interior las distintas actividades, espacios de trabajo, salas de reuniones, lectura, investigación, deporte y descanso, se diferencian mediante cerramientos móviles, pavimentos y tonalidades. Su organización policéntrica favorece el equilibrio entre el desarrollo individual y el encuentro colectivo.
Las pasarelas se escapan del interior, y penetran en el Club, transformándolo en un vestíbulo, como una enredadera que se extiende y se vincula con lo que le rodea. El club como preámbulo del edificio. La tradición como origen de la modernidad. Lo viejo como preámbulo de lo nuevo.
Está construido con grandes losas de 30 cm de hormigón armado que se apoyan sobre una estructura de pilares de hormigón de 25 cm de diámetro. Los forjados son conformados por losas y suelos técnicos de 30 cm que alberga las diferentes instalaciones del edificio.
La cubierta plana transitable es de losa de hormigón vista, y posee diversos pavimentos y acabados diferentes en función del uso concreto que se le da a cada parte.
"Compluvium reflexiona sobre lo permanente y lo cambiante en la ciudad, el paisaje cultural y el paisaje natural, nuestro paisaje interior y aquel que nos rodea. De alguna forma, expresa esa condición de la ciudad entendida como un territorio en constante evolución, como si de una planta en crecimiento se tratase y aspira, con el tiempo, a formar parte de la naturaleza de aquel lugar", define el arquitecto.
El premio del COAM le motiva ahora a seguir explorando nuevos caminos y enfoques en su trabajo, impulsándole a alcanzar nuevos objetivos profesionales. "Desde una perspectiva más amplia, el premio también tiene un significado importante para la profesión del arquitecto en nuestros días. Reconocer el talento y la innovación constituye una oportunidad de servir de ejemplo a aquellos profesionales para que logren mejores resultados en sus proyectos. Además, considero que la convocatoria de premios favorece la visibilidad de la buena arquitectura y dota de oportunidades a todos los profesionales en las mismas condiciones. Es una manera de influir positivamente en la cultura de la sociedad", termina el arquitecto.