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El pasado septiembre falleció el pintor y escultor Fernando Botero, un artista de carácter universal. Creó un estilo único, reconocible al instante, y su obra desprende humanidad y ternura. Sus cuadros, dibujos y esculturas seguirán hablando por él

Las claves del 'boterismo' Botero desarrolló un espacio propio y fue un trabajador incansable. Mantenía su imaginación siempre alerta y ejerció una plena libertad creativa en toda su trayectoria. Con la desaparición del único representante del «boterismo» se cierra un capítulo de la historia del arte.

Se reconocía heredero de maestros como Velázquez y Goya, así como de la pintura italiana del Quattrocento. Siempre insistió en que él no pintaba ni esculpía personajes gordos, sino que esa era su forma de expresar la voluptuosidad y el dinamismo de los cuerpos.

Estas son las claves que definen su arte, pero la dimensión humana es crucial para comprender al verdadero Botero.

Talento y sencillez La grandeza de un artista se mide en las distancias cortas, y Fernando Botero es un buen ejemplo. Los profesionales de ARTIKA, iniciativa especializada en la edición artística, tuvieron ocasión de colaborar estrechamente con él y conservan el recuerdo de su trato cordial y atento.

El resultado quedó plasmado en dos libros de artista que poseen un significado muy personal: en ellos están presentes los recuerdos de infancia del artista y las influencias que marcaron su formación creativa.

Dos vías exclusivas para conocer a Botero Las ediciones de Las mujeres de Botero y Vía Crucis son un homenaje al universo femenino, a la historia del arte y a su Colombia natal. Botero supervisó cada paso en ambos proyectos, desde la elección de los materiales hasta el diseño de los estuches.  

Estas obras muestran al artista en todas sus facetas. La figura femenina es una de las presencias más destacadas en la obra de Botero, y su visión de la mujer desprende ternura y sensualidad. Pero también fue capaz de denunciar crueldades e injusticias, como puede observarse en Vía Crucis.

Obras que definen un universo creativo El arte de Botero se admira en cualquier lugar del mundo, pero él nunca olvidó sus raíces. Por eso donó gran parte de su obra al Museo Botero de Bogotá y al Museo de Antioquia, en Medellín. A este último cedió en 2012 una de las series más representativas de su trayectoria: Vía Crucis.

Vía Crucis ayuda a comprender la universalidad del dolor a través de imágenes conmovedoras y expresivas. La interpretación de Botero de las últimas horas de Jesús muestra que las emociones humanas trascienden culturas, épocas y creencias.

Los detalles marcan la diferencia Las ediciones de ARTIKA se caracterizan por su elaboración completamente artesanal, y cada ejemplar es una obra de arte por derecho propio. Las láminas reproducen con absoluta fidelidad los originales realizados a lápiz, al óleo o en acuarela sobre papel.

Los estuches de Las mujeres de Botero y de Vía Crucis son piezas de carácter escultórico que muestran, de manera exclusiva, los dos rasgos más representativos del arte de Botero: el color y el volumen.

El legado de Botero El alma y la visión del maestro, con todos los matices de su estilo, se analizan a fondo en estos dos libros de artista.

Cada ejemplar es un testimonio de la voluntad del artista. Tanto es así que Botero ha firmado a mano 200 ejemplares de cada obra. Un gesto añade un valor aún más íntimo y personal a estas piezas.

La editorial ARTIKA estará siempre en deuda con Botero por su contribución a estas dos iniciativas. Por ello su intención es rendir homenaje al artista y expresar su compromiso con el estudio y la difusión de su obra.