Un reciente estudio realizado por ASOVEN PVC revela los puntos que determinan la venta de ventanas y puertas y abogan por una mejor y transparente comunicación. Con motivo del día internacional de la Tierra, GEALAN expone sus prácticas sostenibles y sus esfuerzos para un futuro más verde
La sostenibilidad dirige cada vez más las decisiones de compra de muchos sectores y esta consciencia medioambiental ya incide en la industria de las ventanas y puertas. De hecho, según revela un nuevo estudio llevado a cabo por la Asociación de ventanas de PVC (ASOVEN-PVC), el 73% de los compradores de ventanas considera el impacto ambiental como un asunto ‘bastante’ o ‘muy importante’ que determina en un grado alto-muy alto la decisión final.
Sin embargo, el 60% de los encuestados revelan que no tienen una clara idea de lo que significa ‘impacto ambiental’ en relación con la ventana más allá del reciclaje de materiales en sentido genérico. Así pues, el estudio deduce que existe una desconexión entre el consumidor y las empresas con respecto a su labor medioambiental.
En este sentido, GEALAN, la firma alemana de perfiles de PVC de ventanas y puertas, está comprometida con la transparencia de su negocio y son conscientes del papel crucial que juega el sector de la construcción en este camino. "No somos perfectos, pero sí invertimos grandes sumas en mejorar nuestra huella de carbono, automatizar nuestra línea de producción y estudiar cómo ser cada día más sostenibles. Queremos que el consumidor final sepa que hay maneras de hacer negocio donde se piensa en el futuro y demostrar cómo la sostenibilidad es también un aliado empresarial", afirma José Miguel Cortés.
Pero, ¿qué prácticas lleva a cabo GEALAN? La principal materia prima de la empresa es el PVC, un material compuesto por un 43% de petróleo bruto y un 57% de sal. Sin embargo, se puede reciclar hasta diez veces sin perder sus propiedades físicas y mecánicas, por lo que se calcula que cada ciclo de vida es de entre 35 y 50 años, una suma total que ronda los 350 años como mínimo. Actualmente, el 33% del PVC de GEALAN es material reciclado y este porcentaje continúa creciendo, ya que la totalidad de los residuos acaban en su propio circuito de reciclaje en Tanna (Alemania) inaugurada hace dos años. En 2021, GEALAN reutilizó aproximadamente 21.500 toneladas de materiales reciclados, que se traduce en una disminución de 43.000 toneladas de CO₂, en comparación con el uso de materiales nuevos.
Pero la sostenibilidad no recae únicamente en el reciclaje, sino en todo el proceso productivo y en la emisión de gases de efecto invernadero que se producen a lo largo de este. Sin duda, la industria necesita grandes toneladas de energía para poder operar, así que este ha sido uno de los puntos clave para GEALAN y en los últimos años se ha centrado en automatizar sus líneas de extrusión, renovar su sistema de iluminación, por uno de LED controlado mediante detectores de movimiento, y por un cambio global hacia una energía renovable. Todos estos pasos les han ahorrado más de 5 millones de kWh anuales y desde 2020 ambas centrales se abastecen de energía renovable.
Otro punto clave son los transportes. La multinacional invirtió más de un millón de euros en un nuevo almacén que ahora centraliza el almacenaje de materias primas, un hecho que supone la reducción de 2.000 cargas anuales de transporte. Además, las obras de un nuevo almacén automatizado ya han empezado, un proyecto que evitará 2.000 horas de viaje al año.
Como valor añadido, sus sistemas están certificados bajo los estándares del Instituto PassivHaus – un modelo de construcción en el cual se busca el mínimo coste energético junto con un excelente confort y aislamiento. "Estamos en el epicentro de esta transición. Un cambio que necesita que todos los actores que conforman la industria de la construcción diseñemos, compartamos y aportemos nuevas prácticas empresariales", concluye José Miguel Cortés.
Finalmente, el marco legislativo de la sostenibilidad va ganando terreno, tanto a nivel europeo como nacional. En efecto, en marzo se revisaron las propuestas de la Comisión Europea para elevar los objetivos de la descarbonización y se estableció que en cinco años los edificios de nueva construcción deben ser de cero emisiones, a excepción de algunos casos como los ocupados por la Administración pública, que será en 2026.