En un mundo cada vez más tecnológico y enfocado a la productividad y la superespecialización, las humanidades son cada vez más denostadas y dejadas de lado. Sin embargo, está demostrado que sin ellas, la formación del individuo está incompleta, restándole competencias para desenvolverse en el mundo

Los conocimientos técnico-científicos se están priorizando cada día más, en detrimento de las humanidades, lo cual resulta altamente preocupante y por lo que muchos pensadores, filósofos y pedagogos han dado ya la voz de alarma. El arte, la historia, la filosofía, la literatura… se están tratando cada vez más como disciplinas de segunda, sin tener en cuenta que son esenciales para dotar a las personas de la capacidad de analizar y comprender el mundo que nos rodea, las competencias para expresar correctamente lo que piensan e incluso las herramientas para convivir con otros seres humanos, a través de la comunicación en todas sus facetas.

Sin la filosofía no hubiese existido la ciencia. La filosofía es la madre de las ciencias exactas en tanto que fueron quienes sintieron la curiosidad intrínseca que va unida a esta disciplina, quienes buscaron soluciones y explicaciones a muchas de esas preguntas. En una época en la que lo incomprensible para las personas se explicaba a través de la mitología, atribuyendo muchos fenómenos hoy explicados por la ciencia a los dioses y diosas, la filosofía abrió una puerta hacia ciencias como las matemáticas o la astrología.

También la historia resulta esencial para comprender la evolución del ser humano en las distintas partes del mundo, no ya como individuo, sino como sociedad. Perder la perspectiva histórica incapacita a las personas para comprender no solo los eventos del pasado, sino cómo han evolucionado las sociedades hasta el día de hoy. Las biografías de personajes históricos ayudan, en este sentido, a acercar a las personas a la historia desde una óptica diferente, pero es esencial descubrir a esos personajes históricos siempre dentro del marco de su época, para que la mirada desde el presente se enturbie, haciendo que se juzguen a esas personas fuera de su contexto.

Para ofrecer ese contexto histórico son esenciales tanto el arte como la literatura del momento, que permiten analizar cada momento de la historia de forma más global, comprendiendo mejor el tipo de sociedad en el que se dieron. Tan solo con la suma de las disciplinas ligadas a las humanidades es posible entender avances científicos y tecnológicos, por qué se dieron, en qué momento y cómo tuvieron lugar. Solo de este modo es posible seguir avanzando.

Las ciencias y las humanidades se han separado las unas de las otras a la hora de estudiarse, cuando en realidad los grandes avances se pueden dar tan solo cuando estas se comprenden y estudian por igual, dada la simbiosis que hay entre ambas. Hay matemáticas en el arte: la música, la pintura y también la arquitectura, que precisa además de conocimientos de física. De igual modo, ningún gran descubrimiento científico puede explicarse sin un buen dominio del lenguaje y la comunicación. Ciencias y humanidades son las dos caras de una misma moneda, y la formación de los individuos debería integrarlas a ambas. Más allá de la productividad y la ultra especialización, la formación del ser humano debe ser una prioridad ‘per se’, ya que solo de este modo los avances que se hagan a nivel científico y tecnológico estarán avalados por aquello que nos hace humanos.