En los casos de que los perros tengan problemas físicos debido a su propia morfología, que las hembras rechacen al macho a la hora de la monta natural o simplemente porque se quiera evitar reproducir algunas características genéticas negativas innatas de determinadas razas, las nuevas técnicas de reproducción canina, como la inseminación artificial ofrecen grandes beneficios para conseguir que la procreación deseada, tenga resultados exitosos
Desde que se realizara la primera inseminación artificial en hembras caninas en 1780, muchos han sido los avances que se han conseguido en los métodos y técnicas llevados a cabo hasta el día de hoy, para garantizar un alto nivel de fertilidad y de procreación en perros. En este sentido, el Hospital Veterinario Nacho Menes expone algunas de las ventajas que ofrecen estos métodos de reproducción, explicando las técnicas más innovadoras existentes en este campo.
En los últimos años, además del método de inseminación artificial en perros tradicional, en el que se extrae el semen fresco del macho para introducirlo con una sonda en el momento más óptimo y adecuado, en el fondo de la vagina de la hembra, existen otras técnicas más avanzadas y demandadas, tanto por criadores, dueños de perros y veterinarios, que permiten refrigerar y congelar el esperma canino.
Entre las ventajas que ofrece utilizar semen congelado destacan, que permiten mejorar la calidad del semen y aumentar el número medio de cachorros por camada, que puede ser transportado fácilmente a cualquier parte del mundo, y que cuando se almacena en nitrógeno líquido, puede ser guardado por tiempo indefinido para tenerlo a nuestra disposición cuando deseemos, incluso después de la muerte del perro. En este caso es importante que la extracción del semen del perro, se realice directamente de los testículos durante las primeras 36 horas tras el fallecimiento.
Se trata de un método sencillo y económico de mantener, ya que gracias a la capacidad para congelar el esperma, se ahorra tiempo y dinero en largos desplazamientos y de paso, se evitan cuadros de estrés en las hembras por este motivo. En el momento de inseminar a una hembra canina con semen congelado es fundamental determinar con mucha precisión el momento en que va a ovular a través de la cuantificación de la progesterona, descongelar el semen e introducirlo dentro de su útero.
Por otro lado, en lo que respecta a la técnica con semen refrigerado, esta requiere una perfecta coordinación entre el dueño de la hembra y el del macho, ya que a diferencia del esperma congelado, su vida útil es sólo de varios días. Por eso, una vez que sabemos que la perra se encuentra en el momento adecuado, se extrae semen del macho y se mezcla con unos diluyentes que protegerán las células espermáticas de los cambios de temperatura, se refrigera y luego se introduce en unos kits especiales para mantener la temperatura durante su transporte. Una vez llega a su destino, se atempera y se introduce con una sonda en el fondo de la vagina de la hembra.
Por tanto, los profesionales que trabajan en hospitales veterinarios consideran que llevar a cabo técnicas de inseminación artificial para facilitar la reproducción canina, no sólo permite atajar el problema de la infertilidad, sino que además, tras recoger y seleccionar los espermatozoides de mejor calidad del semental a través de estos métodos, se consigue también el nacimiento de cachorros más saludables.