Una década después de presentarse a su primer certamen, a nadie le extraña ya que el escritor Javier Sachez García gane un concurso literario. Su delicada y bien estructurada narrativa, y sus historias llenas de humanidad siguen conquistando a críticos y público año tras año. Y este 2017 no iba a ser diferente. Manual de pérdidas, su nueva novela, le ha elevado hasta el primer puesto en el Premio Pancho Guerra y en las próximas semanas llegará hasta la Feria del Libro de Madrid. Concretamente, el día 3 de junio a las 18:00h Javier Sachez firmará ejemplares de su libro en la caseta número 29.
Manual de pérdidas narra la vida de Abdón, un hombre de setenta años que acaba de descubrir que padece Alzheimer. Con la confirmación de sus peores temores, Abdón decide trazar un último plan antes de que el olvido arrase con todo: a modo de agradecimiento y despedida, devolverá los libros que le han regalado. Estos son su bien más preciado, el tesoro que siempre ha calmado sus males y su tristeza, y al que ha dado incluso más prioridad que a sus propios hijos. Por esa razón, pedirá a uno de ellos, a su hija Virginia, que sea su compañera de viaje. Es hora de compensar el cariño ausente años atrás y de subsanar los errores ahora que aún hay tiempo, aunque nadie sepa cuánto. Así, padre e hija irán reflexionando sobre un pasado difícil y un futuro no menos complicado y herido por la enfermedad.
La novela ha sido publicada por la editorial Mercurio y ya puede adquirirse a través de web de la editorial, Casa del Libro y El Corte Inglés. A continuación, una entrevista a Javier Sachez García.
Buenos días, Javier. Manual de pérdidas nos cuenta la vida de Abdón, un anciano que acaba de descubrir que padece alzheimer. A raíz de esto, iniciará un viaje junto a su hija en el que los libros se convertirán en un personaje más de la historia. ¿Qué vamos a encontrar en esta novela? ¿Cuál es el tema fundamental que has querido tratar?
Bueno, es una novela sobre el mito de la paternidad y sobre el sentimiento de culpa. El anciano es consciente de su fracaso como padre y desea, en el último tramo de su vida, reconciliarse con Virginia, provocar un acercamiento a una hija que, en el pasado, quedó relegada a un segundo plano en sus prioridades.
Abdón es un hombre poco cariñoso y arisco al que le cuesta comunicarse. Su forma de ser ha marcado la relación con sus dos hijos y con su entorno. ¿Por qué nuestro protagonista elige precisamente a su hija como compañera de viaje?
De los dos hermanos, es la figura más fiable, de más consistencia. Benito es un personaje más voluble y pusilánime. También hay que incluir una perspectiva de género en la narración. Abdón, como hombre educado en el pasado y sujeto a estereotipos, considera que la mujer es más idónea en el ámbito de los cuidados y que, al no tener hijos/as, cuenta con más tiempo para dedicarse a su padre.
En Manual de pérdidas, como hemos mencionado, el protagonista y su familia deberán enfrentarse a una enfermedad tan cruel como el alzheimer. ¿Qué fuentes has empleado para documentarte?
Las mínimas. Exclusivamente, algunas fuentes médicas para conocer el proceso de diagnóstico y las fases de evolución de la enfermedad. No quería dejarme influir demasiado por otros escritos o experiencias sobre el alzheimer, pues deseaba tallar un personaje nuevo.
Cuando es consciente de su enfermedad, Abdón decide devolver, a modo de agradecimiento y despedida, los libros que le han dado a lo largo de su vida. ¿Qué libros regalarías tú y de cuáles no te desharías jamás?
Una vez leído, puedo deshacerme de cualquier libro que posea. No hay problema. Aunque es cierto que conservo algunos libros antiguos y otros en primera edición (una suerte de fetichismo inútil) que me han gustado especialmente y que aparecen en la novela: Tiempo de silencio, Camino de perfección, Platero y yo o El hacedor, de Borges.
Este año has ganado el Premio de Novela Pancho Guerra con Manual de pérdidas, aunque es solo uno de los muchos certámenes en los que has participado (y te has alzado con el primer puesto) desde hace una década. ¿Qué te motiva a seguir presentándote y qué consejo darías a todos aquellos escritores que se sienten inseguros o han tenido una mala experiencia?
Los premios literarios son muy interesantes. Hay muchísimos en todas las modalidades literarias y es una manera estupenda de publicar una obra –contando previamente con opiniones favorables a ella– y también de conocer ciudades y gente enamorada de la literatura. Hablar con gente de Burgos, de Córdoba o de Alicante sobre literatura es muy gratificante. Se establece una relación limpia y cercana.
El problema de los premios literarios en España es que, en demasiadas ocasiones, los intereses de una determinada editorial o grupo de comunicación tergiversan el normal desarrollo del concurso para que lo obtenga una persona concreta. Es necesario que el convocante del certamen, sobre todo si se trata de una entidad pública, cuide que el proceso sea limpio e imparcial. En este sentido, estamos demasiado cerca de algo que podemos considerar una estafa en toda regla.
¿Cuál de todos los premios literarios en los que has participado ha sido más significativo personal y profesionalmente?
No lo sé. Quizás el Premio de Novela Villanueva del Pardillo (2006), que me permitió publicar mi primera novela gracias a la editorial Verbum: Tratado geográfico sobre la aversión. También el Premio CERSA, convocado por la Universidad de León (2009) y que publicó la obra más extraña y difícil que he escrito, El engendrador, una novela de experimentación lingüística escrita con total libertad expresiva, pero quizás muy dura.
Por otra parte, en el año 2014, obtuve un premio de relatos sobre la Guerra que convocaba el Ayuntamiento de mi pueblo natal, Campillo de Llerena. Quizás ese haya sido el más emotivo personalmente.
Manual de pérdidas es tu novela más reciente y suma seis en el total de novelas publicadas. ¿Qué sentiste al editar tu primer libro y cómo te ves ahora?
Me llamaron desde el Ayuntamiento de Villanueva del Pardillo para comunicarme que había obtenido el Premio de Novela. No me lo podía creer. Saber que lo que a ti se te ocurre escribir en una habitación de madrugada le interesa a alguien y que la novela ha conectado de forma natural es muy satisfactorio.
Ahora, en la actualidad, me veo igual: sentado por las noches frente al ordenador y tecleando historias que burbujean en mi interior.
¿Cuáles son tus próximos proyectos después de Manual de pérdidas? ¿Seguirás con la novela, retomarás la poesía o estás trabajando en algo completamente diferente?
Me interesan los problemas cotidianos de individuos de la calle, fundamentalmente, los menos afortunados. Ahora mismo, estoy inmerso en escribir una nueva novela con los desahucios y la especulación de los Fondos Buitre como telón de fondo. Me gustan los símbolos. Si en Manual de pérdidas la enfermedad del Alzheimer simbolizaba la pérdida de lo esencial para un profesor de Historia (lenguaje y memoria), en este momento, escribo sobre una mujer que sufre el síndrome de Diógenes. No hay nada más literario y más metafórico que eso: una persona recoge de la basura lo que los demás tiran, los excedentes del capitalismo, y les concede un valor propio y personal hasta establecer una relación con esos objetos. Estoy escribiendo sobre ello y creo que la historia tiene una pátina de ternura inigualable.
Biografía:
Javier Sachez García nació en Campillo de Llerena (Badajoz) en 1970. Cursó las carreras de Derecho y Trabajo Social, y posee el título de especialización en Gestión cultural por la Universidad de Extremadura. Comenzó a escribir en el año 2003. Ha obtenido varios premios en certámenes literarios en las modalidades de novela, relatos y cuentos, y poesía, los cuales le han permitido publicar hasta el momento seis novelas y dos libros de poesía. Además, ha colaborado en diversas publicaciones artísticas y literarias (Monolito, Palabra Indiscretas, Los sábados, Versión Original…). Actualmente, reside en la ciudad de Mérida.
- Novelas editadas: Tratado geográfico sobre la aversión, El engendrador, Árboles de carne, La muerte de Luxemburgo, Anatomía interna de las moscas y Manual de pérdidas.
- Poesía: Job aterido, Post mortem.