Netflix lanzó su propia adaptación de los libros de Una serie de eventos desafortunados (Una serie de catastróficas desdichas, en España). Estas historias escritas bajo el seudónimo de Lemonie Sniket por Daniel Handler fueron adaptadas como una serie por el famoso servicio de streaming. Su primera temporada cuenta con 8 episodios, los cuales abarcan las historias de los primeros cuatro libros.
Es bien cierto que Netflix no ha parado de sorprender con sus series originales. Gratas sorpresas como Stranger Things o The OA son muestra de ello, además de las grandes estrellas de su catálogo: Orange is the New Black, House of Cards o la reciente y premiada The Crown. Ahora bien, para un público más joven también tiene un catálogo amplio de series animadas (en conjunto con DreamWorks), como la reciente The Trollhunters, basada en la historia creada por Guillermo del Toro.
Así pues, A Series of Unfortunate Events, como es su título original en Netflix, fue estrenada el pasado 13 de enero. En esta serie participan como protagonistas Neil Patrick Harris, Louis Hynes, Malina Weissman, Presley Smith y Patrick Warburton como el propio Lemonie Sniket.
A decir verdad, se trata de una serie impecable: su reparto es muy acertado, su estética y el diseño de producción rayan la perfección, el tema principal (que cambia con el paso de la historia) es divertido y visualmente rico. Además, la historia escrita por Handler es ideal para una serie, su afecto por las desdichas y la forma teatralizada de contarlas es capturado en la serie de Netflix. Sin embargo, y esto es lamentable, hay algo a lo largo de toda la serie que no termina de cuajar.
¿Qué puede ser este elemento que falta? Es complicado explicarlo, podría decirse que es como cuando se tienen los mejores ingredientes de una receta pero el resultado falla. Es más, se siguieron al pie de la letra las instrucciones pero no queda lo que se pensaba. Algo así sucede con Una serie de eventos desafortunados de Netflix. Parece que le falta cierto ritmo y consistencia; parece en ratos que el tono de la serie no termina de definirse, es decir: si es una serie irónica, cómica, dramática o un musical.
Neil Patrick Harris hace el papel del villano Conde Olaf. Este personaje es tan complejo como divertido (tal vez lo más divertido de todo). Harris hace gala de su habilidad como actor y es un gusto verlo en diversos y divertidos personajes. Los hermanos Baudelaire, de quienes va la historia principal, al quedarse huérfanos son dejados al cuidado del Conde, pero este solo tiene intención de quedarse con su fortuna. Esto también sucede por la ineptitud del albacea, Mr. Poe, interpretado por K. Todd Freeman, de quien su papel es divertidísimo y su forma de interpretarlo lo es aún más.
Gran parte de la historia de los hermanos Baudelaire nos muestra la necedad de los "adultos", su cerrazón para escuchar a los niños, para creerles y hasta de protegerlos de las nimiedades y pero pasar por alto las cosas graves. Por otra parte, la historia también nos cuenta sobre la importancia de las habilidades de cada persona, en este caso de los hermanos Violet, Klaus y Sunny. En esta adaptación de Netflix no saca provecho de esto al máximo y es verdad que hace falta para hacer mucho más entrañables a los hermanos.
Con el paso de los 8 capítulos sucede también una cosa que no es benéfica para ninguna serie: la fórmula cansa. Es decir, la "serie de eventos desafortunados" son sistemáticos y muy parecidos cada vez. Es decir: 1) Mr. Poe los lleva con un nuevo tutor; 2) llega el Conde Olaf; 3) nadie cree a los niños que se trata del villano; 4) lo desenmascaran en contra de los esfuerzos de los adultos y 5) el conde se escapa. Y todo vuelve a empezar. Ser predecible no siempre es inevitable, sin embargo, la fórmula de la serie se vuelve cansina y hace pensar si no sería mejor que los capítulos de 45 minutos deberían ser más cortos para que el "loop" de la historia al menos fuera ágil.
Con todo y lo anterior, la serie puede ser gratamente disfrutada por un público joven. Encontrarán un montón de personajes divertidos y una serie con un toque único, es decir, distinta a las series pensadas "para niños". También se puede encontrar gran ingenio en algunos diálogos, humor muy sutil e inteligente y técnicas como la de romper la cuarta pared para narrar los desafortunados eventos que aquejan a los Baudelaire. Para el público que no conoce los libros será un poco más difícil engancharse a lo que sucede en la serie; en cambio para los que ya los conocen, la puesta en escena de Netflix resulta un gran acierto por la preciosa producción y gran casting realizado, eso sin duda.
Es muy probable que la serie tenga una segunda (y final) temporada en la que se narrará el resto de la historia de los hermanos Baudelaire y la organización secreta que los persigue y ayuda (historia que ojalá se desarrolle mucho más). Vale la pena recordar que los libros de Daniel Handler son muy recomendables, incluso más que sus adaptaciones (incluyendo la no tan valorada película protagonizada por Jim Carrey que tiene un excelente ritmo para contar esta historia). Así pues, nos despedimos de esta reseña insistiendo que las novelas de Handler son una colección que valen mucho la pena.
El contenido de este comunicado fue publicado primero en la web de Hipertextual