Hace unos días se presentó la nueva hoja de ruta de la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) para determinar la manera en la que los viajeros llevarán su equipaje de mano en el futuro. Las opiniones respecto a estas novedades han sido dispares y España se ha posicionado de una manera firme para tratar de que no cambie la situación actual. Desde el gobierno se va a luchar para que los viajeros no se vean obligados a transportar un equipaje de mano más pequeño que el actual.
¿De qué medidas ideales se está hablando como medida de futuro? La IATA determinó que la maleta perfecta para el equipaje de mano tendría unas medidas de 20 centímetros de profundidad, 35 centímetros de ancho y un total de 55 centímetros de alto. Estas maletas se piensan comercializar en este año 2015 de forma global, partiendo de un mismo diseño y proporcionando en cada una de ellas un sello verificador de que la maleta en cuestión cumple con la normativa para el vuelo. Esta medida, al mismo tiempo, podría agilizar las colas de comprobación y control en los aeropuertos, dado que unificaría la forma de implementar los controles.
Eso sí, como indicamos, desde España no están a favor de que se reduzcan las medidas de la maleta. Y lo que es más, la intención es hacer presión para que se permita llegar una segunda maleta por cada uno de los pasajeros, lo que podría derivar en más obstáculos en los aeropuertos.
Hay otras condiciones que se han hablado entre las novedades a implementar en los vuelos y aeropuertos, como que los pasajeros no se queden sin el billete de vuelta cuando no utilicen el de ida. También se solicita que las aerolíneas tengan que cubrir indemnizaciones a los viajeros en un menor tiempo en cuanto a los retrasos, algo que no ha terminado de encajar con los planes de otros países que, como España, se quieren hacer oír en las nuevas tomas de decisiones.
Por ahora no hay nada definitivo y se desconoce qué tipo de repercusión tendrá la negativa de España en cuanto al uso de las maletas y el equipaje de mano. Es posible que el plan de la IATA continúa adelante aún con esta negativa, dado que otras naciones sí han dado su aprobación y lo ven como una medida muy lógica a la hora de flexibilizar el rendimiento que se realiza en los aeropuertos y en los propios aviones.