¿Quién no ha malgastado innumerables horas de su vida -mejor no contarlas -dando vueltas por su ciudad buscando dónde aparcar? En esos momentos de desesperación en los que ves que el coche de delante tiene suerte y se queda con esa plaza de la que está ahora saliendo otro vehículo, estarías dispuesto a todo. Incluso a pagar al conductor del coche que está dejando libre la plaza para que te la guarde a ti y solo a ti. Eso es lo que propone la app MonkeyParking.
El funcionamiento es sencillo: cuando aparques tu coche, registra esa plaza en MonkeyParking. Empezarás a recibir ofertas de otros conductores, que pujarán de alguna forma por que dejes la plaza libre. Cuando estés listo para irte, acepta alguna de las ofertas, espera al conductor con el que has hecho el trato, y deja que aparque en ese sitio. Una idea práctica, ¿no?
Por supuesto, la idea de MonkeyParking no está falta de polémica. Por un lado, no está claro que sea legal: se trata, al fin y al cabo, de comerciar con algo que no es tuyo, una plaza gratuita de aparcamiento. Las consecuencias que podría tener, además, son también poco atractivas: gente aparcando en lugares en los que va a haber mucha demanda (cerca de un estadio antes de un partido, por ejemplo) solo para especular con su plaza gratuita.
Desde MonkeyParking aseguran que su único fin es reducir el tráfico y organizar un poco las plazas de aparcamiento. ¿Por qué pagar? Muy sencillo: los conductores que dejan su plaza necesitan algún tipo de incentivo para registrar su actividad y esperar al vehículo nuevo. Confían, claro, en que la gente actúe de buena fe y que la aplicación no sea utilizada para especular con lugares para aparcar, algo que sería contraproducente. La app, eso sí, tendrá un sistema para monitorizar a los usuarios que intenten hacer negocio con ella y bloquearlos.
De momento la aplicación está siendo probada en San Francisco (y revisada por el Gobierno local, que de momento solo ha dicho que es una iniciativa “bastante extraña”), pero los creadores aseguran que pronto se lanzará también en Roma, Nueva York, Seattle y Chicago.
¿Veremos este sistema o alguno similar algún día también en nuestras ciudades? Todo depende de lo que opinen las autoridades locales y de si los conductores realmente se lo toman en serio. En el momento en el que alguien quiera hacer de la app una fuente importante de ingresos, todo perdería sentido.