Las personas que llevan gafas a veces sufren ciertas incomodidades, como por ejemplo a la hora de hacer deporte (natación, esquí, fútbol, atletismo…) Por ello, muchos deciden someterse a la cirugía láser ocular, que es una técnica rápida y relativamente económica para mejorar los defectos visuales.
Las personas que llevan gafas a veces sufren ciertas incomodidades, como por ejemplo a la hora de hacer deporte (natación, esquí, fútbol, atletismo…) Por ello, muchos deciden someterse a la cirugía láser ocular, que es una técnica rápida y relativamente económica para mejorar los defectos visuales.
De forma previa a la intervención es necesario acudir a una consulta oftalmológica para saber si el paciente puede ser un candidato idóneo para operarse o no. Así pues, se deben estudiar varios aspectos, entre ellos cabe destacar los siguientes: las dioptrías que tiene el paciente, la cantidad de lágrima, la fisonomía del ojo, topografía de la córnea y, en especial, la estabilidad del defecto a corregir.
La cirugía refractiva o láser tiene una alta tasa de éxito, por este motivo, esta técnica se ha extendido mucho en la última década. Corrige los problemas más comunes de la vista, como hipermetropía, astigmatismo y miopía, aunque también se utiliza para corregir la presbicia o en tratamientos contra el glaucoma.
Además de deshacerse de las gafas y lentillas, las intervenciones en las que se utiliza la cirugía láser no requieren hospitalización, tienen una rápida recuperación y no conllevan altos riesgos. De esta forma, el paciente después de la operación puede irse a su casa y aproximadamente en unas 24-48 horas puede estar haciendo una vida completamente normal. Igualmente, este tipo de intervención es muy precisa y conlleva muy poco riesgo de infección, así como la inexistencia de dolores durante la intervención y en la fase postoperatoria. Los pacientes tras la operación deberán acudir a revisiones periódica a un centro clínico para comprobar la buena marcha de la cirugía.
Otra ventaja más que aporta este tipo de técnica es la estabilidad tras la operación, de esta forma, el defecto visual corregido no vuelve a aparecer y no conlleva efectos secundarios. También está presente la cuestión económica, esto es, tras operarse no es necesario invertir en lentillas ni en nuevas gafas. En muchos casos, mejora la autoestima y la apariencia estética, sobre todo en los casos en los que las personas no se acostumbran a llevar gafas. Se amplía el campo de visión, ya que cuando se utilizan lentes hay zonas que no son cubiertas y el defecto en la vista no permite apreciar bien lo observado.
Los expertos alertan de que este tipo de operación requiere técnicas modernas, por ello hay que desconfiar de intervenciones con tecnología obsoleta, ya que los últimos avances permiten una mayor precisión y un menor riesgo. Debido a que se trata de una intervención sobre los ojos, lo más importante es ponerse en manos expertas, como la de los profesionales de IIOSEV. De este modo, según el problema que el especialista determine se deberá de optar por un tipo de intervención u otra, ya que existen diversas técnicas de operación refractiva, como LASIK, LasEk o lentes intraoculares.
Como hemos visto, el someterse a una operación ocular láser permite dejar de usar gafas de una forma cómoda, rápida y poco invasiva, sin necesidad de un postoperatorio complicado y con pocos riesgos, debido al avance médico que se está produciendo en esta área.