“Me gusta ir al colegio”, dice, a pesar de que echa de menos a sus amigos de Homs y su antigua casa. Amanda y su hermana acuden a un centro en Mashta al Helo dirigido por un aliado de UNICEF. Allí hacen deporte y asisten a sesiones de sensibilización sobre temas como higiene, seguridad en las calles y comportamiento social. Además, un psicólogo especialista está disponible para que los niños acudan a él siempre que lo necesiten. Se trata de actividades que ayudan a disminuir el estrés que estos niños han acumulado durante el conflicto. Hace poco, los niños han hecho unos dibujos y los han pegado unos junto a otros, creando un mosaico de colores. El dibujo de Amanda es optimista, con un corazón, flores, un pájaro y una puesta de sol sobre un cielo azul. “Me gusta pintar y hacer dibujos, y me gusta hacerlo junto a otros niños”, dice Amanda. En el centro al que Amanda y otros niños acuden, se ofrecen clases de apoyo y recuperación, así como clases de árabe, inglés, francés y matemáticas. Se trata de un programa que tiene como objetivo llegar a unos 52.000 niños.
Los niños de Siria desplazados disfrutan de las actividades recreativas apoyadas por UNICEF
Amanda vive con sus padres y su hermana mayor en una casa alquilada.El año pasado, asistió al primer grado en la escuela, y está esperando a que empiece el nuevo curso escolar.
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