Rahav recuerda con dolor la violencia en los pueblos, los asesinatos y los secuestros. Su madre habla de la falta de necesidades básicas: “El hambre ha encogido nuestros estómagos”, dice. “No teníamos electricidad, ni comida o agua”. Su tía, Hajar, me habla del horror de la guerra y de la tristeza por haber tenido que dejar su casa. “Espero poder encontrar aquí una escuela para mis hijos”, dice. Cuando le pregunto a Rahav cómo se siente ahora, después de las duras experiencias que ha sufrido, sus ojos se iluminan y responde que se alegra de que ella y su familia estén bien, y hayan podido encontrar refugio en Irak. Ahora está ansiosa por saber si podrá volver a la escuela pronto. Para más información sobre el trabajo de UNICEF dentro de Siria y en los países que acogen a refugiados, pincha aquí. Para colaborar con Siria envía un SMS con la palabra UNICEF al 28028, o realiza tu donativo en www.unicef.es/siria
Miles de refugiados sirios llegan a Irak
Rahav llegó anoche al campo deKawergosk. Antes, habÃa pasado dos noches en una tienda de campaña junto al rÃo Tigris, donde igual que ella, miles de sirios esperaban a que el Gobierno regional del Kurdistán, al norte de Irak, abriera su frontera con Siria. Cuando finalmente la abrieron, el 15 de agosto, en tan solo una semana, más de 42.000 sirios entraron en Irak, y a dÃa de hoy siguen entrando.
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