El museo de arte moderno más visitado del mundo inauguró un nuevo siglo en la arquitectura de Londres
En el año 2000, después de cuatro años de obras, la antigua Central de Energía de Bankside abría sus puertas transformada en museo vanguardista y dinamizando la orilla del Támesis tradicionalmente menos turística.
El concurso internacional para convertir la estación eléctrica en museo se propuso en 1994 y el proyecto vencedor fue el de los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron. El diseño original de la Central de Energía es del arquitecto Sir Giles Gilbert Scott, también autor de las icónicas cabinas rojas telefónicas. En 1947 ideó una estructura simétrica a la catedral de St. Paul en la que destaca una gran chimenea en medio. En 1963, se finaliza la construcción en acero y ladrillo. Los arquitectos suizos basaron su idea en el reciclaje de la central, en vez de su demolición. La simplicidad de la propuesta fue altamente valorada por el jurado del concurso.
Herzog & de Meuron decidieron preservar la mayor parte de la estación. En el interior construyeron una suave rampa que conduce al visitante a una inmensa plaza central, el núcleo del museo. Desde ahí se accede a las salas de las turbinas, en las que se retiró la maquinaria para convertirlas en espaciosas galerías de arte. Además de la estructura, son muchos los elementos de la central que han sido reutilizados, por ejemplo los depósitos de gasolina ahora albergan obras de arte. En el techo se construyó un gran lucernario de vidrio que produce diferentes efectos luminosos en la plaza central y que, durante la noche, luce en el cielo de Londres como punto de referencia.
El proyecto no consistía solamente en la edificación del museo, sino que incluía la ayuda a la rehabilitación de la zona en general. La orilla sur del Támesis, Southwark, era un área tradicionalmente industrializada y deteriorada que se ha visto favorablemente dinamizada desde inicios de siglo gracias al impulso socioeconómico y cultural de la Tate Modern, principal atracción turística de la zona.
El gran éxito en afluencia de visitantes del museo planteó la necesidad de una ampliación con motivo de los Juegos Olímpicos del 2012. Este ambicioso plan de expansión, a cargo de los mismos arquitectos suizos, proyecta construir una pirámide de diez pisos de altura sobre los tanques de petróleo enterrados. No obstante, la crisis económica está ralentizando el ritmo de las obras retrasando la fecha de finalización más de lo previsto. La primera fase, la galería subterránea con exposiciones audiovisuales, fue inaugurada en julio del 2012, mientras que la pirámide se pronostica que se alzará para el 2016.
La Tate Modern se encuentra en una situación privilegiada; desde su última planta se puede contemplar una magnífica vista de la Catedral de St. Paul y de la ribera del Támesis. Sus salas contienen exposiciones permanentes e itinerantes de los principales artistas del siglo XX. La tradicional postal londinense de la Casas del Parlamento y el Big Ben ha encontrado un fuerte competidor como ícono de la ciudad en la orilla opuesta, porque la Tate Modern y el espacio aledaño se están convirtiendo en el símbolo de la Londres más actual y puntera.