Desde su descubrimiento en 1965 el aspartamo se ha visto envuelto en multitud de análisis y estudios científicos para garantizar la seguridad de su consumo.
La FDA(Administración de Alimentos y Medicamentos) en EEUU fue la primera en analizar este aditivo alimentario en 1981, antes de aprobar su uso para el consumo humano. Se realizaron más de cien estudios científicos sobre animales y personas de distintas edades, de forma que tanto el Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentaros de la Organización Mundial de la Salud y el Comité Científico sobre la Alimentación de la Unión Europea ratificaron su uso. Actualmente, más de cien agencias reguladoras para el consumo humano han aprobado su uso después de numerosas pruebas que demuestran que el consumo del aspartamo1 es seguro para la salud humana. Después de realizar una actualización y revisión de todos los estudios publicados hasta la fecha, la ADA (Asociación Dietética Americana) concluyó recientemente que no hay peligro en el consumo del aspartamo como edulcorante.
Si bien la presencia de este aditivo alimentario ha contribuido a la publicación de numerosos comentarios en Internet sobre sus efectos negativos, no están basados en estudios científicos demostrados, sino en meras opiniones personales. El edulcorante aspartamo2 es seguro, así lo avalan los más de 500 estudios publicados en 2007 en una recopilación en la revista Critical Reviews in Toxicology “Aspartamo: una evaluación de seguridad basada en los niveles actuales de uso, reglamentos y estudios toxicológicos y epidemiológicos”
Otras instituciones que han confirmado que el aspartamo no tiene efectos nocivos sobre la salud son: El Instituto Nacional del Cáncer de los EEUU, La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria o la Asociación Canadiense para la Diabetes.