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La Alhambra de Grandada, Patrimonio de la Humanidad, una mezcla de arquitectura y naturaleza donde siempre encuentras nuevos detalles entre sus muros

Palacio y fortaleza. Salas para recibir a las autoridades extranjeras de diferentes épocas. Dormitorios, harenes, baños, e impresionantes jardines, no solo por su belleza sino por la inteligente distribución tanto en su diseño como en la utilidad de las instalaciones. Edificio y lienzo en donde se recogen las ornamentaciones y versos más bellos del arte andalusí y la literatura árabe.

La Alhambra es una comunión de piedra y naturaleza, pero también está dotada de ese halo de encanto que pocas edificaciones poseen, síntoma de que entre sus estancias, mosaicos, aljibes, celosías, fuentes, jardines… han quedado impregnados el sentir y las tradiciones de las diferentes culturas que han ido desarrollándose allí y desapareciendo, al tiempo que la Alhambra se ha ido configurando.

Desde 1984 está considerada como uno de los complejos que forman parte del Patrimonio de la Humanidad y su historia se remonta a la época del Imperio Romano, en donde ya constaban datos de diferentes asentamientos en la colina de la Sabika, desde donde actualmente se levanta La Alhambra.

Pero es a partir del siglo XIII con Al-Ahmar, fundador de la dinastía nazarí cuando se comienza a dar forma al complejo que ha llegado a nuestros días con el fin de establecer allí la sede de la corte. Este propósito no solo implicaba alojar al sultán y a las personas a su servicio, también significaba tener un funcionamiento autónomo, por lo que su diseño y proyección aglutinaban todos los servicios necesarios, desde los sociales como pueden ser escuelas a los relacionados con la salubridad como es el alcantarillado o el ingenioso uso de circuitos de agua caliente como sistema de calefacción.

A pesar de que la belleza sigue latente en cada uno de sus rincones, es necesario tener en cuenta los ocho siglos que separan el inicio de su construcción. Por lo que parte de su riqueza ornamental y decorativa no ha llegado a nuestros días y es necesario hacer alarde de imaginación, para valorar en todo su esplendor salas como la de Comares o de los Embajadores, en donde el suelo de barro de la actualidad estaba constituido en otra época de cerámica vidriada en blanco y azul con escudos de armas como elementos decorativos. Por lo que imaginar esta planta, constaría de 11 metros por cada lado y con una altura de 18 metros, en donde todas sus paredes están repletas de yeserías con inscripciones referentes a Alá y al Corán, junto con la luz que penetra de las vidrieras, debería dotar al conjunto de esta estancia una de las atmósferas más bellas de la arquitectura árabe de la historia.

La visita a la Alhambra no es solo obligatoria, sino que exige recorrerla cada cierto tiempo para valorar su importancia arquitectónica y descubrir nuevos detalles o secretos alegóricos que guardan sus muros.

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