El Palacio de Versalles es uno de los más conocidos y bellos del mundo. Aunque está ubicado en las afueras de la ciudad Parisina, su cercanía nos permite visitarlo durante una breve escapada a la capital francesa. Este Palacio, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, destaca por su exquisita arquitectura, sus jardines de ensueño y por el lugar que ocupa en la historia de Francia.
En 1623, Luis XIII ordenó construir un pabellón de caza dentro del coto que abarcaban los terrenos con el objetivo de poder disfrutar de las partidas de caza y las posteriores comidas y festejos junto a otras personalidades. Poco después y encantado con su obra, decidió ampliarla dando lugar a lo que hoy se conoce como el antiguo palacio de Versalles. Tras ser coronado Luis XIV y, cansado de residir en el Palacio Real (actual museo del Louvre), decidió construirse un palacio sublime y para hacerlo eligió la casa de campo de su padre. Destinó la mitad de los ingresos que recibía Francia en un año a las reformas del Palacio de Versalles, trasladando su residencia al complejo en 1682 e instalando allí también la Corte y el gobierno.
El Palacio de Versalles, que fue un auténtico símbolo de poder durante la Revolución Francesa de 1789, fue saqueado y cayó en desuso. Hoy en día, este palacio es uno de los lugares más visitados por turistas de todo el mundo, y no solo eso, también es el lugar que se utiliza en recepciones oficiales a Jefes de Estado que visitan Francia.
Gran parte de las estancias y aposentos del Palacio de Versalles están abiertos al público. Algunos de los que podemos destacar son los aposentos del Rey de la Reina o la Capilla en la que escuchaban misa Luis XIV, Luis XV y Luis XVI. Se puede visitar la Ópera, donde los monarcas escuchaban sus conciertos privados, o los majestuosos Salones de la Guerra y la Paz.
Pero la sala más afamada del Palacio de Versalles es sin duda la Galería de los Espejos. Posee unos 75 metros de longitud y un total de 375 espejos. Hay 17 espejos con forma de arco que se alinean con otras 17 ventanas desde las cuales disfrutamos de vistas a los jardines. Para la fabricación de algunos de estos espejos se precisaron más de 5.000 horas de trabajo.
Se cuenta que si un sirviente rompía uno de estos espejos, tenía que reemplazarlo con siete años de trabajo y paga, de lo cual derivaría el dicho de que “romper un espejo trae siete años de mala suerte”. En la Galería de los Espejos se firmó el Tratado de Versalles en 1919, que puso punto y final a la Primera Guerra Mundial.
Los jardines de Versalles empezaron a construirse en el año 1661 pero hacerlos supuso una difícil tarea, porque los terrenos estaban cubiertos por bosques y pantanos. Fueron necesarios cuarenta años y miles de trabajadores hasta que se logró el resultado actual. Los jardines abarcan unas 800 hectáreas en las que, además de una amplia variedad de árboles y plantas, podemos disfrutar con esculturas de mármol, estanques y fuentes que encontraremos durante el paseo.
Del exterior del conjunto, hay que destacar el Gran Trianón, un pequeño palacio de mármol rosáceo, en el que Luis XIV trataban de llevar una vida más íntima y familiar. Otro punto de interés es el Gran Canal del Palacio de Versalles, un lago artificial de enormes dimensiones, en el que la realeza y nobleza solía navegar a bordo de todo tipo de navíos y hasta de góndolas venecianas. Hoy podemos alquilar un bote con remos y disfrutar del canal.