Se abre la era de la "arquitectura dinámica", porque "introduce una cuarta dimensión en el diseño: el tiempo". Así lo afirma David Fisher quien presenta el "rascacielos giratorio y autosuficiente", que permitirá a sus habitantes modificar la orientación de sus apartamentos para cambiar el paisaje o seguir la progresión del Sol
La arquitectura del futuro se perfila en los proyectos futuristas de la arquitectura dinámica. El arquitecto italiano David Fisher encabeza una serie de construcciones en las principales ciudades del mundo para demostrar que la fusión del medio ambiente con la edificación puede ser una importante fuente de energía.
El hombre ha luchado durante años por abrirse paso en la naturaleza batallando contra sus accidentes geográficos, los cambios meteorológicos y el reparto primitivo de los recursos. La línea recta contra la curva y la maquinaria frente la vegetación han sido sus principales armas de combate. No obstante, esta es una tendencia que ha ido cambiando notablemente en las últimas décadas. “El mundo gira y nosotros tenemos que girar con él” fundamenta el principio de las nuevas corrientes arquitectónicas. La idea consiste en dar tregua a la guerra contra el medio ambiente para que este se convierta en nuestro aliado.
David Fisher es el fundador de Dynamic Architecture Group (Grupo de Arquitectura Dinámica), el equipo de arquitectos que diseñan edificios y rascacielos que se mueven aprovechando la energía inconstante del viento y del sol. Después de miles de años de construcción estática, se empieza a vislumbrar un futuro en el que los edificios se adaptan a las condiciones climáticas de cada momento del día para optimizar el consumo energético. En este sentido el primer proyecto pionero de los rascacielos giratorios autosuficientes es la Torre Da Vinci, o dinámica, de Dubái.
Los planos de la Torre Da Vinci se presentaron en Nueva York en el 2008. La intención era construir un rascacielos de 80 plantas, de manera que cada una de ellas girase independientemente en torno a un eje fijo a gusto de sus ocupantes, que pueden comandar los movimientos por medio de la voz. Cada segundo el edificio adquiere una forma diferente. Es una arquitectura innovadora y cambiante que abre paso a la cuarta dimensión en la edificación.
El rascacielos giratorio es un edificio ecológico que genera energía suficiente para su autoconsumo, así como un porcentaje extra adicional, gracias a sus turbinas generadoras de energía eólica y a los paneles fotovoltaicos. “La edificación no daña el medio ambiente y es la primera con capacidad para generar electricidad para sí misma y para otras torres cercanas”, defiende el arquitecto afincado en Florencia.
La invención impactó al mundo entero y fue considerada por la revista Time como la mejor idea del 2008. También Fisher fue reconocido con el premio al mejor arquitecto de ese mismo año. Sin embargo, tras la ensoñación futurista esperaba la realidad: la ingente inversión que requiere este tipo de construcción. Las obras en Dubái estaban previstas para ser completadas en el 2010. Con todo a día de hoy, el primer edificio dinámico del mundo no está terminado, ya que los problemas de financiación frenaron la edificación.
¿Será la arquitectura dinámica tan solo producto de la ciencia ficción? Parece ser que son muchas las expectativas que se tiene en esta iniciativa y que detrás de los visionarios hay todavía inversores. Prueba de ello es que en Dubái se han reanudado las obras y que el grupo de Fisher ya planea rascacielos giratorios autosuficientes para Londres, París, Nueva York y Moscú.