Se conmemora en una fecha muy significativa en el calendario solar. La Navidad de paz y acercamiento familiar es un día fundamental para todas las culturas del hemisferio norte, aunque no sean cristianas.
Lo que sigue es una entrevista al antropólogo Juan Ossio, hecha por la recordada periodista y amiga Ursula Cavero Blumenfeld.
¿Qué significado tiene y ha tenido la Navidad en el mundo entero?
-La navidad es una fiesta cristiana que ha arraigado en el mundo occidental y que se conmemora en una fecha muy significativa: corresponde al inicio del solsticio de invierno, es decir, un momento muy importante dentro del calendario solar y que siempre ha sido celebrada por todas las culturas que se han regido por este calendario. -¿Por eso se eligió esta fecha como la del nacimiento de Cristo? -La Navidad ha encajado perfectamente dentro de las tradiciones de las culturas regidas por este calendario. Por ejemplo, la cultura greco-latina, las germánicas, la andina, la mexicana… Todas ellas celebran el solsticio. Era profundamente significativo. -En ese contexto, ¿qué significa la fecha del nacimiento de Cristo? -Es lógico que Cristo, personaje central de la tradición cristiana, ocupe el sitial preferencial dentro de un calendario solar. Así, si bien podría tener connotaciones históricas, lo que más se resalta es el valor simbólico, pues coincide con el solsticio, ya que en Europa el 25 de Diciembre, el inicio del invierno, es una fecha sumamente significativa. Es una fecha que se asocia con el comienzo de una serie de actividades productivas; está cerca al fin de año, está marcando el cierre de un ciclo anual y el comienzo de otro. Y por eso culturas no cristianas, como la china, siguen festejando el 25 de diciembre como inicio del solsticio; claro, en todo el hemisferio norte donde empieza el invierno. -¿Qué valores se resaltan en esta fecha? -La Navidad es ante todo una fiesta de alegría y de amor, es decir, que se destaca el valor de la reciprocidad que es la principal expresión de amor que se da en distintas culturas. De allí la importancia que tienen los regalos que son la muestra de afecto más tradicional que se dan entre sí los seres humanos. En toda la tradición mediterránea, oriental, andina, etc., el regalo es la principal expresión de reciprocidad amorosa, uniéndose las personas en esta fecha a través del regalo y en torno a la familia. -¿Qué significado tiene la Navidad en un mundo donde la familia anda cada vez más dispersa? -En un mundo cada vez más individualista, la Navidad es una fecha central para que la familia se reúna. No hay fecha en todo el año en que los aeropuertos anden más congestionados pues la familia dispersa viaja desde donde esté para reunirse en torno a los padres o los abuelos. Así la familia en esa fecha, reconstituye sus lealtades y se afirma como núcleo primario de solidaridad, cosa que no ocurría por ejemplo en tiempos pasados, como el Medioevo. -La sociedad de consumo, ¿no le ha dado un tinte pagano a estas fiestas al resaltar la competencia comercial? -Eso es lo que dice y es cierto, pero esa competencia en el mundo industrial es inevitable. En cualquier sociedad esta fecha hubiese propiciado el regalo como símbolo de reciprocidad. Lo que sucede es que, en un día como éste, la sociedad de consumo se hace evidente pero el regalo, de todos modos, hubiese existido y existirá en cualquier cultura. -¿Qué está pasando en un mundo individualista como éste con la familia? -La estabilidad familiar es cada vez más difícil, y ahora las mujeres desempeñan los mismos trabajos que los hombres, de modo que el sentido de complementariedad de los sexos ya no es tan marcado como antes y la idea de que la pareja deba mantenerse unida siempre ya no existe. Además, ésta es una sociedad secular donde priman los valores de riqueza y se piensa menos en Dios. Por eso esta fiesta navideña es tan importante porque renueva, reconstituye e incentiva los valores familiares que parecen querer venirse a menos, aunque por suerte no de manera radical, pues pese a los niños probetas, y a las sociedades sin familia que imaginan los novelistas, la realidad nos muestra que la familia tiene gran vigencia, y que las fiestas que sirven para unirlas mantienen el mismo poder que siempre. -¿Cómo celebra el Ande la Navidad? -La idea de la paz y del amor está muy centrada en la tradición occidental, pero no ha calado tanto en las sociedades andinas. En cualquier pueblo de las comunidades ayacuchanas, o cusqueñas, no vamos a ver a Santa Claus, ni el arbolito, ni regalos para los niños. Sí hay Niño Manuelito, pero la idea del regalo no se destaca en esta fecha; lo que se destaca es el pastoreo. La Navidad está íntimamente ligada al pastoreo en la sociedad andina. En los nacimientos lo que priman son pastores en el Ande, asociados con niños que se veneran y que llevan distintos nombres, a veces, Niño Manuelito y otras veces otro nombre. Se hacen comidas familiares y distintas clases de competencia en los barrios, recogiendo retamas y haciendo piras con ellas, ganando el que hace el fuego más alto. -¿Por qué el pastoreo? -Porque éste es el momento en que se va a iniciar en el Ande la actividad pastoril; las lluvias han empezado y la gente empieza a llevar sus ganados hacia las partes más altas para que ahí puedan permanecer, pues si los animales se quedan en el valle destruyen la cosecha. -¿Qué acontecimiento análogo se festeja en el Ande antes de la llegada de los españoles? -¡La gran fiesta del Sol! La gran fiesta del solsticio. Las crónicas dicen que aquí en el Ande, el día 25 de diciembre, se celebraba el Cápac Raymi, que era la fiesta más solemne que había. Era la fiesta más importante del Inca. El Inca bebía con el Sol, y es que los incas también tenían un calendario solar, pero en este caso lo que celebraban era el solsticio de verano.