Durante los últimos años, y como resultado de la aplicación de la jardinería a la arquitectura, han aparecido multitud de jardines verticales por todo el mundo, tanto en España como en el resto del mundo.
Estos Jardines verticales, también conocidos como paredes de cultivo o muros verde, son una instalación cubierta por plantas de diversas especies, como por ejemplo musgos, helechos o arbustos que se cultivan en una estructura especial, que hace que se parezca a un jardín, pero en posición vertical.
El primer hombre en diseñar Jardines verticales fue Patrick Blanc. Hay obras suyas por todo el mundo: Francia, India, Japón, Estados Unidos y Tailandia… En su país fue condecorado Caballero de la Orden de las Artes y además recibió una medalla de oro de la Academia de Arquitectura. Su obra surgió de la observación de la flora del soto bosque tropical, y el primer lugar en donde aplicó toda su creatividad fue su propia casa.
Los muros verdes no sólo otorgan un valor estético a los edificios, añadiendo un color verde a nuestras grises ciudades, también añaden multitud de ventajas ambientales, ya que sirven de filtros de aire y reguladores térmicos, ayudando a regular la temperatura al interior de los edificios y a ahorrar energía durante todo el año.
Por otro lado, como ocurre con cualquier planta, al realizar la fotosíntesis y absorber el C02, estos jardines también están eliminando algunos de los contaminantes de la atmósfera, por lo que ayudan a mejorar la calidad del aire, así como a proporcionar un ambiente más fresco. Además, la cubierta vegetal también actúa como aislante acústico, llegando a reducir el impacto sonoro en el interior del edificio en unos cuantos decibelios.
Las estructuras, metálicas o de madera, que sostienen las plantas, generalmente incluyen dos paredes de fibra de vidrio y en medio de ésta hay algún tipo de sustrato para que las raíces tengan donde enraizar. Se ubican estratégicamente a unos centímetros de las paredes, para que no se humedezcan las paredes y para que las plantas puedan respirar, llegando algunas estructuras a incorporar sistemas de circulación de aire. El suministro de agua para regarlas está situado entre las láminas. Con este sistema de riego el gasto de agua es mínimo, porque el agua sobrante vuelve a ser recogida y se utiliza para posteriores riegos mediante circuito cerrado, el único mantenimiento necesario es una revisión periódica de las instalaciones, así como eventuales podas.
Esta “arquitectura verde” puede implantarse tanto en espacios exteriores como interiores y en cualquier entorno climático. El único inconveniente de estos muros verdes es que hay que ser extremadamente cuidadoso a la hora de elegir las plantas más adecuadas para las condiciones de dicho clima. Y es que en realidad las plantas no necesitan tierra, ya que la tierra no es más que un medio. Sólo el agua y los múltiples nutrientes disueltos en ella, junto con la luz y el dióxido de carbono, son esenciales para las plantas.
En la foto podemos contemplar los jardines verticales situados en Caixa Fórum (junto a la estación de Atocha).
Fuente del texto: http://goo.gl/lJFz3