El Popular y Bankia han reaccionado tras el informe de Oliver Wyman mientras la banca nacionalizada sólo confía en el camino que marque Europa. La paralización de la subasta detiene a la entidad, que aguarda la llegada del rescate bancario.
A punto de cumplirse cuatro meses desde que se celebró la Junta General de Accionistas de Banco de Valencia en la que sus dueños aprobaron perder el control y que el FROB inyectara 1.000 millones de euros, la entidad sigue aparantemente igual. El pequeño bastión financiero de la Comunitat sigue en el mismo «modo espera» en el que se instaló el pasado 21 de noviembre de 2011, día en el que fue nacionalizado. La paralización de su subasta no hecho más que consolidar esta espera.
A finales del mes pasado, Oliver Wyman presentó los resultados de su examen bancario en el que Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Unicaja, Kutxabank y Bankinter aprobaron la prueba. Entre los suspendidos, atendiendo a lo sucedido en los últimos días, se puede dividir a las entidades en dos grupos.
Leopoldo Pons, decano del colegio de Economistas de Valencia, asegura que todas las entidades suspendidas no están actuando igual. «Bankia ha empezado a moverse y eso es un buen síntoma pero esto no se ven en el resto de entidades procedentes de cajas de ahorro. Tampoco se ve en Banco de Valencia y sería deseable que se tomaran decisiones puramente bancarias como las que ha hecho Goirigolzarri en Bankia». Otra de las entidades que, según Leopoldo Pons, han demostrado tener pulso bancario ha sido el Banco Popular.
La entidad presidida por Ángel Ron (única entidad no controlada por políticos de cajas de ahorro y suspendida por Oliver Wyman) reaccionó con rapidez ante la afrenta que supone decirle a una entidad del Ibex-35 que puede no tener viabilidad. En el escenario base tendría plusvalías de capital por valor 677 millones pero si la economía se tuerce, aún más, requerirá 3.223 millones. Para frenar este peligro, el Banco Popular anunció una ampliación de capital por valor de 2.500 millones de euros.
El caso de Bankia, cuyo accionista principal es el estado, también se ha notado un cambio en la estrategia del grupo. En las últimas semanas han vendido dos paquetes de créditos fallidos por valor de 926 millones de euros. «Ahora está Goirigolzarri a la cabeza, que es un banquero puro y eso se nota», aseguran fuentes financieras de la competencia de la entidad surgida de Bancaja y Caja Madrid.
De hecho, desde dentro de Bankia, aseguran que ya se han quitado de encima las luchas políticas que protagonizaron por el poder Rodrigo Rato y José Luis Olivas. Un ejemplo: Goirigolzarri ha ascendido recientemente a jefa de marca a Silvia Bajo. El motivo: fue la creadora de la exitosa campaña 'El compromiso Bancaja'. «Ya no se habla de cuotas, sino de méritos», comentan desde Madrid.
Mientas tanto, el resto de entidades suspendidas por Oliver Wyman mantienen la estrategia conocida como «esperar y ver», es decir, aguantar hasta que la solución externa llegue.
Banco de Valencia asegura que su estrategia se basa en tres pilares. «Recurrir a ayudas públicas (como todas las entidades nacionalizadas, pertenecientes al grupo 1), para lo cual se seguirá el calendario marcado por el Ministerio de Economía», es la primera línea de actuación de la entidad dirigida por el FROB. Por otra parte, Banco de Valencia, con notable retraso frente a otras entidades, anunció un ERE de hasta 485 empleados y el cierre de 70 oficinas. En el terreno comercial ha ampliado su oferta de planes de pensiones y fondos de inversiones con rentabilidades de hasta el 4,1% TAE a tres años. Banco Popular anunció el viernes un depósito al 8% para aquellos que acudieran a la ampliación de capital con la que quieren solucionar el suspenso que les ha puesto Oliver Wyman.
La paralisis de Banco de Valencia es la misma que sufre el resto de entidades financieras controladas por el Estado. «Los socios que iban a llegar a NovaCaixa Galicia ya no existen. Ni sus más firmes defensores se acuerdan ahora de nombrerlos», comentan fuentes financieras desde Galicia.