- Abrir las puertas de una empresa o institución al gran público constituye una acción de marketing de gran repercusión
A nadie se le escapa que abrir las puertas de nuestro hogar a un extraño requiere de cierta osadía no exenta de riesgos; pero, sin embargo, puede convertirse en un excelente golpe de efecto para causar un impacto positivo en aquellas personas a las que apreciamos y cuya confianza queremos ganarnos.
No es casual, por ello, que dentro de las infinitas posibilidades que encierra el concepto evento brillen con luz propia las llamadas jornadas de puertas abiertas. Esta acción en particular es especialmente aconsejable para aquellas empresas o instituciones que, por su propia constitución, no tengan una relación directa con el público. La firma de chocolates Valor es un buen ejemplo. Su planta de la Vila Joiosa en Alicante lleva años organizando visitas guiadas para el gran público incondicional de sus productos o, sencillamente, interesado en el procesamiento de la materia prima hasta su conversión en chocolate de consumo.
Un momento ideal
Las autoridades gubernativas y los principales agentes económicos insisten día sí y día en el momento aciago que vive la actividad económica y empresarial. Frecuentemente, el temor ante semejante coyuntura lleva a algunas firmas e instituciones a eliminar de sus partidas presupuestarias las inversiones destinadas a eventos. Sin embargo, es precisamente en ese contexto desfavorable cuando más vale la pena invertir en una jornada de puertas abiertas.
En Plan Events consideramos que un evento no tiene por qué resultar excesivamente costoso en lo económico y que, no obstante, permitirá a los potenciales clientes disfrutar de un contacto directo con la marca que se pretende potenciar. Dicho de otro modo, esta acción desencadenará un interesante retorno de la inversión, objetivo fundamental de todo evento que se precie.