Dinámico y emprendedor, Julio Salazar es uno de los personajes que más ha hecho por los peruanos en el exterior. Infatigable promotor, empresario y dirigente institucional, es el actual Presidente del Club de la Banca y Comercio y Presidente de la Federación Mundial de Instituciones Peruanas en el Exterior.
Dinámico y emprendedor, Julio Salazar es uno de los personajes que más ha hecho por los peruanos en el exterior. Infatigable promotor, empresario y dirigente institucional, es el actual Presidente del Club de la Banca y Comercio y Presidente de la Federación Mundial de Instituciones Peruanas en el Exterior.
Encontramos a don Julio Salazar Moscoso en su oficina de Jesús María, atendiendo el teléfono. Conversaba con un sacerdote, quien lo llamaba para agradecer los regalos que envió a sus niños por navidad:
—Quiero que me mantenga al tanto de cómo van en sus estudios. Dígales que esos pasajes son para los primeros 3 alumnos, para que vayan a conocer el Lago Titicaca, con alojamiento incluido para ellos y sus padres.
1—¿Está usted de Papá Noel?
—No, qué ocurrencia. Lo que pasa es que le ofrecí al párroco 3 pasajes con estadía en un hotel que tengo en Puno, frente al Lago Titicaca. Es el Real Hotel Titicaca, un bonito hotel turístico, rústico y muy acogedor. El que lo visita una vez regresa siempre. Me gusta motivar y premiar el talento y la superación de los jóvenes.
Don Julio se mueve como pez en el agua en su amplia oficina, cuyas paredes están llenas de diplomas y reconocimientos. Hay muchas menciones en las cuales se lee: A su brillante contribución al desarrollo y a la lucha contra la pobreza en el Perú, Por su importante labor con la comunidad de peruanos en el exterior, Visitante Distinguido, Por su activa y desinteresada colaboración en beneficio de nuestro Hospital de Apoyo , En reconocimiento al esfuerzo empresarial a favor de nuestro puerto, En reconocimiento por la importante y loable labor que viene realizando en beneficio de las Comunidades de Peruanos en los Estados Unidos de América y Canadá, entre otras.
—Veo que tiene muchos reconocimientos ¿Cuál es el más significativo para usted? — El que más me emociona y me llena de satisfacción es este: “Gracias FEMIP por la escuela Carlos Medrano Vásquez de Pisco”. Este regalo lo hicieron los niños de esa escuela, hasta ahora llevo en mi corazón la sonrisa de felicidad de ellos.
—Tiene usted alma de benefactor. —Ni crea. Debe ser más bien algo de sensibilidad social. Eso viene de familia. Mis padres siempre me inculcaron el respeto y ayuda a los demás. Mi madre era una mujer muy desprendida. Recuerdo que ella regaló una bonita casa que teníamos, justamente acá, frente a mi oficina. La donó a una iglesia. Mi padre fue militar. El me inculcó el trabajo y el sacrificio para salir adelante a base de esfuerzo, poniéndome metas y tratando de cumplirlas. Por eso es que yo, a los 20 años, me propuse salir a trabajar a USA, y lo logré. Viajé a invitado por una compañía americana. Pero antes ya le había prometido a mis padres que los iba a llevar a conocer todo el mundo, cosa que cumplí con ambos.
Don Julio es hoy tronco de una numerosa y dinámica familia. Es hijo de Alberto Salazar Corbacho y de Zelmira Moscoso. Natural de Tacna, se casó con Dulce María Roa Gonzales, con la cual tuvo tres hijos.
—¿Cómo fue su vida en EEUU? ¿Cómo se interesó por la problemática de nuestros connacionales? —Ya desde finales del siglo XIX llegaban grupos de connacionales a Nueva Jersey, para trabajar como obreros de la industria textil, en Patterson, nombre tan familiar para los peruanos como el de cualquier distrito limeño. Y a nadie se le había ocurrido fundar un club. Me di cuenta de que los compatriotas allá debían estar integrados para poder avanzar. Veía que lo único que hacían los peruanos era juntarse a jugar fútbol. Los que llegaban a Nueva York en esa época, igual que ahora, eran un grupo heterogéneo y en cierta forma dividido en dos sectores: por un lado estaban los profesionales que llegaban contratados de antemano, y por el otro estaba la mayoría, los obreros que escapaban de un Perú en el que las oportunidades ya empezaban a escasear. Pero si estamos en Estados Unidos, pensaba, seamos parte de Estados Unidos. No seamos ciudadanos de segunda clase. Ante ese primer deseo es que nace el Club Perú-New York. El club fue el primero en impulsar una iniciativa integradora entre los peruanos: editamos una revista, abrimos una escuela de danzas peruanas, hasta dictamos clases de historia nacional, pensando en mantener vivas las raíces y tradiciones del lejano Perú en las sucesivas generaciones de peruano-norteamericanos.
—¿Y cómo nació la AIPEUC ? —Viajé por otros estados de la Unión y contacté con otros peruanos. Se creó la Asociación de Instituciones Peruanas en Estados Unidos y Canadá. El primer presidente fue el Dr. Julio Pardavé y la I Convención fue en Miami en 1984. Soy miembro activo desde los inicios de nuestra Asociación, y uno de sus principales colaboradores, habiendo sido presidente en los años 1993 y 1998. Con la Asociación nacieron las primeras Cámaras de comercio peruano-norteamericanas en distintos estados, y las asociaciones de peruanos profesionales, así como organismos deportivos y religiosos.
—También es usted presidente de la Federación Mundial de Instituciones Peruanas, FEMIP. Y están preparando su Convención en Japón. ¿Cómo nació la FEMIP? —Cada año, los peruanos que viven el en extranjero envían remesas por US$ 1,500 millones de dólares. El paso natural entonces ha sido el enlace internacional, la integración global. Fundada en el 2000, la Federación Mundial de Instituciones Peruanas ya tiene registradas 1,300 asociaciones de peruanos alrededor del mundo. Sus objetivos buscan que los peruanos crezcan, que no se queden sólo como obreros, que ingresen en la política, que suban la escalera corporativa con firmeza. Hemos tenido alcaldes de nacionalidad peruana trabajando en Nueva York, California y Nueva Orleans, e incluso hay un compatriota, Felipe Reynoso, que es ex diputado representante del Estado de Connecticut en el Parlamento norteamericano. El fue el primero en introducir la Ley Connecticut DREAM, que está a punto de convertirse en una realidad.
—¿Cuál es el propósito de esa ley? —Aumentar el acceso a la educación superior para los mejores inmigrantes y con ello mejorar la calidad de la mano de obra de Connecticut. El 14 de enero, el diputado Juan R. Candelaria, presentó en la Cámara de la Asamblea General el Proyecto de Ley 5282, también buscando la modificación de la sección 10A-29. Una audiencia pública sobre el DreamAct de CT se celebrará en la capital del estado este 15 de marzo. Nos sentimos satisfechos. Antes los peruanos residentes en el extranjero no iban a votar. Hoy en día muchos están inscritos en el padrón electoral. Son más de 300,000, mucho más que la suma de los electores inscritos en Tacna y Moquegua. El siguiente paso es la creación de dos distritos electorales sin base territorial. De acuerdo al sistema actual, los peruanos en el extranjero podrían aspirar a ocupar entre 4 y 6 curules para sus representantes en el Congreso.
—¿Qué cosas importantes ha logrado la FEMIP? —Uno de los logros más resaltantes de la FEMIP es la promulgación de la Ley de Incentivos Migratorios la que, por medio de una serie de beneficios tributarios, busca promover el retorno de los profesionales peruanos que viven en el extranjero. La institución también alienta a los peruanos en el exterior a inscribirse en el padrón electoral. Y también consideramos un avance que el Ministerio de Vivienda y la banca descubran el enorme potencial humano de los peruanos en el extranjero, para poder adquirir desde el exterior una vivienda propia y digna que los reciba cuando retornen a la patria.
—¿Cómo van los preparativos para la reunión de Tokio? —Este año se realizará en Tokio la V Convención de la Federación Mundial de Instituciones Peruanas (FEMIP). Promovemos la importancia de que los peruanos residentes en el extranjero se unan para institucionalizar su presencia dentro del Estado peruano. Los temas a desarrollarse serán “Marca Perú”, “Hermanamiento entre Perú y Japón”, "La mujer en la migración peruana en el mundo”, "Rol de la mujer en el Perú”, "Rol de la FEMIP”, "Ley de retorno”, "Inclusión social”, "Inversión en el Perú”, "Inversión en el Japón”, "Oportunidades de estudios superiores en Japón”, entre varios otros.
—Sabemos que también ha sido usted elegido presidente del Club de la Banca y Comercio. —Esa es otra de las satisfacciones que he recibido recientemente. Hemos logrado por en azul el balance de este último año. Estoy convencido que esa institución puede avanzar aún más en el importante camino que ha recorrido desde su fundación. Desde ya es una entidad que contribuye en gran medida a la consolidación del desarrollo institucional en el Perú.
Don Julio ostenta condecoraciones de varios países, de nuestro Congreso de la República y de la Cancillería, por su dedicación al desarrollo de la comunidad peruana en el extranjero.
Entre sus numerosas actividades, don Julio Salazar es miembro del Consejo Consultivo de la Escuela de Relaciones Internacionales y Gobierno, condición que comparte con José de la Puente Rabdill, Otto EléspuruRevoredo , Eduardo Farah, Gonzalo Fernández Puyó, Samuel Gleiser, Alfonso Grados Bertorini, Baldo Kresaglia, Luis Marchand Stens, Edgardo Mercado Jarrín y Francisco Miró Quesada, entre otros.
Es también Integrante del Consejo Consultivo de la Universidad Tecnológica del Perú, UTP, y socio de la Asociación Cultural de Artes Musicales Romanza. Mary Enciso