La empresa almeriense Phycoelementa, cuyo presidente es Ignacio Flores Sànchez, sacarà al mercado un hongo que potencia la protección de los cultivos agrícolas frente a los patógenos.

La empresa almeriense Phycoelementa, cuyo presidente es Ignacio Flores Sánchez, sacará al mercado un hongo que potencia la protección de los cultivos agrícolas frente a los patógenos. Durante los últimos meses las pruebas de campo desarrolladas por los expertos de Phycoelementa han obtenido unos resultados muy positivos por lo que, próximamente, este producto natural se ofrecerá al sector agrícola. Se trata del hongo denominado “Trichoderma”, que de forma natural posee en todas sus especies unos efectos beneficiosos para la agricultura. Phycoelementa lo ha experimentado y desarrollado para que, a pesar de encontrarse en numerosos suelos agrícolas que contienen materia orgánica o desechos vegetales en descomposición, pueda ser empleado por el agricultor como agente de control biológico, pues posee un rápido crecimiento y desarrollo. Una de las ventajas que tiene el hongo para su próxima comercialización, por parte de la empresa dirigida por Ignacio Flores, es la capacidad de adaptación a diversas condiciones medioambientales y sustratos, lo que le ofrece la posibilidad de ser utilizado en diferentes suelos, cultivos, climas y procesos agrotecnológicos. También, en los semilleros de tomate se ha comprobado su eficacia contra otras patologías que le afectan. En los trabajos de campo y ensayos de laboratorio efectuados por la empresa almeriense se ha testado que el microorganismo posee una gran tolerancia a las condiciones ambientales extremas, lo que le permite ser un gran agente de control.

Además, puede realizar su función de control biológico incluso en terrenos con altos contenidos en pesticidas y otros agentes químicos, como el bromuro de metilo. De igual modo, se ha demostrado que el hongo de Phycoelementa coloniza las semillas botánicas protegiendo las futuras plántulas en la fase post-emergente de patógenos. Las semillas agrícolas tratadas con Trichoderma protegen eficientemente las plántulas en el semillero sin necesidad de tratamiento del suelo previo a la siembra, por lo que se aconseja su aplicación lo antes posible para aumentar su efectividad. La aplicación de Trichoderma en el suelo ofrece más protección a los cultivos. Puede mezclarse con materia orgánica (estiércol, casting y biotierra) y otras enmiendas utilizadas como biofertilizantes, tal como se hace con inoculantes bacterianos usados como fertilizantes ecológicos. Desde el punto de vista económico, el impacto negativo de las plagas en los cultivos obliga al agricultor a un desembolso extra para aplicar fungicidas, además del coste social y medioambiental que posee. Por el contrario, el empleo de Trichoderma mediante las semillas es la forma más económica y extensiva de introducir el biocontrol en la producción. El hongo, además de su función hiperparasitaria, produce sustancias promotoras del crecimiento de las plantas, colonizando las semillas y protegiendo las plántulas de los patógenos. “Trichoderma” toma nutrientes de otros hongos que degrada y de materiales orgánicos, ayudando a su descomposición. Se trata, como confirma Ignacio Flores, del hongo beneficioso, más versátil y polifacético porque es capaz de parasitar, controlar y destruir muchos nemátodos que atacan y destruyen muchos cultivos. Por ello, “Trichoderma” es un microorganismo imprescindible en los suelos y cultivos, y de un incalculable valor agrícola. Phycoelementa ha comprobado que el “Trichoderma” produce sustancias que aceleran la reproducción celular, logrando que las plantas alcancen un desarrollo más rápido que aquellas otras que no hayan sido tratadas con dicho microorganismo.

El inicio de la comercialización del producto biológico permitirá su uso en cultivos hortofrutícolas -las semillas de pepino germinan dos días antes- y de flores, ya que se ha demostrado cómo estimula el crecimiento del clavel, crisantemo o petunia. En cuanto al tomate, el efecto negativo que provoca en la plantación el “Damping off” o marchitamiento fúngico, puede ser combatido por el empleo combinado de semillas y suelo.