Tal y como demuestran los últimos informes, el planeta se encuentra en una situación de emergencia climática y de pérdida de biodiversidad jamás vista, una crisis donde la concentración de CO2 en la atmósfera avanza año tras año. Para combatir esta situación, es esencial la concienciación por parte de los ciudadanos, teniendo responsabilidad medioambiental y cumpliéndola de forma cotidiana.
Y es que, a través de diferentes acciones rutinarias, se puede ser parte del cambio. Hoy en día, hay cada vez más soluciones que promueven esta lucha con el objetivo de defender, respetar y ayudar al planeta. Así, SotySolar, compañía especializada en energía procedente del sol y en autoconsumo eléctrico, ha recopilado algunas medidas a tener en cuenta para ser un ciudadano-eco.
Sustituir los plásticos por soluciones eco sostenibles
Cerca de 13.000.000 toneladas de plástico se filtran cada año al océano, según los cálculos de la ONU. Y, aproximadamente el 80% de esa basura plástica llega desde la tierra. Es de vital importancia, además de un cambio de mentalidad a la hora de comprar, reducir, reutilizar y, si no queda otra opción, reciclar de forma correcta y con conciencia. Además, en el mercado hay cada vez más alternativas eco sostenibles en productos del día a día con los que cuidar el planeta, como las bolsas 100% poliéster para hacer la compra o para guardar los alimentos en casa, la botella que recicla el aceite vegetal usado en un jabón/detergente líquido o el envoltorio en cera de abeja para cubrir o envolver vegetales y frutas, que es reutilizable, reciclable, compostable y libre de plásticos y tóxicos.
Producir y consumir energía verde
La demanda de energía no para de crecer y esto empeora la situación, pero desde hace años hay soluciones en el mercado con las que ahorrar y ayudar al planeta. En los últimos tiempos, se ha incrementado la apuesta por las energías renovables a través de proyectos de mejoras energéticas, como la instalación de placas solares o el autoconsumo, que, además, ayudan a reducir la factura de la luz. Ante las crecientes subidas de la electricidad y el anuncio de la derogación del ‘impuesto al sol’, muchos son los españoles que quieren pasarse al autoconsumo eléctrico. Así lo corroboran los datos del estudio “Situación el Autoconsumo en España” de SotySolar, en el que se afirma que más de la mitad de los españoles que se informan de ello pagan de media en su factura de la luz más de 80 euros.
Un buen reciclaje
Reciclando se ahorra agua, energía y materia prima. De hecho, el coste del reciclaje es menor que el de fabricar un nuevo producto y, además, se reduce la contaminación que se produce en el proceso de obtención de la materia prima. Según Ecoembes, los españoles reciclan el 78,8% de los envases que consumen.
Control del agua que se consume en el hogar
El agua es fuente de vida y su escasez, así como su contaminación, es notablemente negativa para un próspero desarrollo. El consumo medio de agua por habitante en España se situó en los 136 litros por persona y día en 2016, un 3,0% más que en 2014, según los últimos datos disponibles del INE. Hay soluciones para evitar que se desperdicie agua en el hogar.Por ejemplo, la ducha OrbSys, un proyecto fue financiado por la NASA y que se ha utilizado para sus expediciones al espacio, permite ahorrar un 90% en agua y un 80% en energía. Mediante un circuito cerrado, el agua caliente del grifo que va al desagüe se purifica al instante convirtiéndose en agua potable, y esta agua se vuelve a bombear para que vuelva a salir por el cabezal de la ducha. Otra solución para reducir el consumo es la instalación de gadgets en la ducha, como el de Waterpebble, un dispositivo inteligente de ahorro de agua, que permite reducir el consumo de agua en la ducha modificando y mejorando los hábitos para ser más eficiente y más ECO.
Movilidad sostenible, reduciendo emisiones
Hay muchas maneras de reducir las emisiones de transporte, las cuales, además de contribuir a una vida más saludable, ayudan a ahorrar. Por cada litro de combustible que quema el motor de un coche, se libera una media de 2,5 kilos de CO2, según la Comisión Europea. Por ello, siempre que se pueda, es conveniente usar el trasporte público, como la bicicleta, o hacer uso de las diferentes alternativas de coche compartido que hay en muchas ciudades. De hecho, el transporte público por viajero ocupa 50 veces menos espacio y emite un 70% menos de dióxido de carbono que el vehículo privado, según datos del IADE.