La Universidad a Distancia de Madrid ha trasplantado en sus jardines un ejemplar del pino Wollemi sumándose así al "Programa de Conservación del Pino Wollemi" que impulsa la Royal Botanic Gardens & Domain. Este proyecto internacional "reparte" especies a lo largo de todo el mundo con el único fin de preservar esta especie única que lleva existiendo desde la prehistoria.
Madrid, 11 de septiembre de 2017.- El Royal Botanic Gardens & Domain Trust ha impulsado el Programa de Conservación del Pino Wollemi, proyecto de investigación al que hoy se suma la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) por medio de la adquisición de un ejemplar de esta conífera, trasplantada en los jardines de la Universidad. Este proyecto internacional no tiene otro fin que, por medio de cesiones de distintos ejemplares por todo el mundo, se pueda conservar esta singular especie.
Con la presencia de este árbol en la Universidad, tal y como cuenta Juan José Moreno García, doctor en Ciencias Físicas y profesor de la UDIMA, “pretendemos realizar un pequeño experimento desde la Universidad. De momento hemos descubierto que ha podido sobrevivir al cálido verano de Castilla, pese al escaso riego”. Esta información se suma a otras corrientes e investigaciones que sostienen que esta especie del mundo vegetal también resiste a temperaturas muy bajas. “Esperemos que esto sea así y que supere los inviernos de la Sierra de Guadarrama, para así asegurar que esta especie se adapta perfectamente a diversos climas y terrenos y por tanto poder disfrutarlo durante muchos años”, concluye es profesor de la UDIMA.
Esta especie de pino, perteneciente a la familia de las Araucariaceae, es considerada un “fósil viviente” pues no ha sufrido prácticamente modificaciones durante millones de años. Fue descubierta en 1994 en Wollemi National Park en Nueva Gales del Sur, a 150 km. al noroeste de Sídney (Australia). Hasta ese momento, esta especia se había considerado extinta.
Esto supone uno de los mayores descubrimientos botánicos contemporáneos. La singularidad de este “árbol de los dinosaurios”, nombre con el que también se conoce a este pino; radica en que “es un representante único de la flora de Gondwana que, milagrosamente, nos ha llegado hasta la actualidad protegido en un barranco que ha actuado como máquina del tiempo”, según explica Moreno García. En su opinión, “es un regalo del pasado, ya que es una especie superviviente de la era de los dinosaurios. Un regalo que ahora tenemos que cuidar para no perderlo, porque la extinción es para siempre”, advierte.