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En el evento se abordaron temas claves como la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara como solución política y las líneas fundamentales de cooperación marroquí-española dentro del marco de la legalidad internacional. También se analizaron diversos aspectos de los ámbitos geopolíticos y de seguridad, empresarial, energético y cultural

El 28 de noviembre tuvo lugar, en Madrid, un seminario sobre las dimensiones de la cooperación entre Marruecos y España. El evento organizado por la UNIE - Universidad Internacional Empresarial- con la colaboración del Centro de Estudios de Iberoamérica de la Universidad Rey Juan Carlos, reunió a decanos y catedráticos de las facultades de derecho Abdelmalek Essâadi de Tánger y de la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, a académicos marroquíes y españoles, y a miembros de la sociedad civil de las provincias del sur de Marruecos.

Taoufik Essaid, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Abdelmalek Essâadi de Tánger, abrió el seminario destacando la legitimidad democrática de los órganos electos, especialmente en las provincias del sur, y la gran participación de la población en las elecciones de 2021, especialmente en la región de Dajla-Oued Eddahab.

Acto seguido, Essaid detalló a la audiencia formada por los estudiantes y los doctorando españoles de la facultad de derecho madrileña el plan de autonomía marroquí, considerado por gran parte de la comunidad internacional como una base seria y creíble para resolver el contencioso sobre el Sáhara marroquí, así como las principales líneas de transformación para lograr un progreso sostenido a nivel económico, humano, social y territorial de aquí a 2035, tal y como lo define el nuevo modelo de desarrollo para el Sahara.

A continuación, el vicedecano de la misma facultad, D. Hamid Aboulas, expuso los ejes fundamentales de la cooperación hispano-marroquí y la pertinencia del Plan de Autonomía Marroquí para el Sahara, afirmando que el reconocimiento por parte del gobierno español de la seriedad y el realismo de la propuesta marroquí para solucionar el contencioso artificial sobre el Sáhara marroquí refuerza los lazos y las posibilidades de cooperación entre ambos países.

Por su parte, la doctora Sagrario Morán Blanco, Catedrática de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho y Política de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, destacó el papel desempeñado por la cooperación energética entre España y Marruecos en el tradicional entendimiento entre Madrid y Rabat. Así mismo, Morán señaló que desde la construcción del gasoducto Magreb-Europa en 1996 y el lanzamiento del primer cable eléctrico submarino en 1997, la energía ha sido un terreno fértil para la cooperación bilateral entre ambos países, al tiempo que aseguró que la clara apuesta de Marruecos por las energías renovables, en el contexto de la transición energética, sugiere una transición gradual de los combustibles fósiles hacia un comercio energético bajo en carbono entre ambas naciones.

En su intervención, el profesor Mehdi Essarsar, catedrático de Derecho Internacional en la Universidad Abdelmalek Essâadi de Tánger, y Shaibata Mrabihrabou, vicepresidente del Consejo Provincial de Tarfaya y doctorando en la Universidad Ibn Zohr de Agadir, explicaron la importancia de Marruecos como actor clave de la estabilidad regional en el Sahel y la cuenca mediterránea, recordando la participación del Reino alauita en operaciones de mantenimiento de paz en África y su compromiso con la promoción de la paz en toda la región.

Los dos ponentes añadieron que el desarrollo socioeconómico que ha conocido el Sáhara marroquí es una garantía de estabilidad para toda la región, desde el Sahel hasta la cuenca mediterránea, y que bajo el liderazgo del Rey Mohammed VI, Marruecos afronta con firmeza los retos de seguridad en el Mediterráneo Occidental.  Para Marruecos, la lucha contra el terrorismo, la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos se inscriben en una visión global de cooperación Norte-Sur y Sur-Sur, estableciendo mecanismos de confianza con numerosos países, para que la visión del Rey Mohammed VI de un futuro compartido se extienda más allá de la zona mediterránea, integrando el desarrollo de la costa afro-atlántica.

Shaibata concluyó denunciando los recientes ataques del grupo armado del Polisario contra los civiles en la ciudad de Es-Smara, subrayando la amenaza que supone este grupo terrorista para la región, incluyendo para la Unión Europea.

A su vez, la doctora Sarra Sefrioui, profesora de Derecho y Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales de la Universidad Abdelmalek Essâadi de Tánger, subrayó el papel crucial que desempeña Marruecos en la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo, navegando entre los retos de la integración, las cuestiones de seguridad y las oportunidades económicas, al tiempo que pone en marcha políticas equilibradas que protegen las fronteras al tiempo que preservan los derechos y la dignidad de los inmigrantes.

Llegado el turno de su intervención, Zineb Ramdan, doctoranda en la ENCG de Casablanca y empresaria en Laâyoune, logró demostrar con cifras que las provincias del sur de Marruecos se han convertido en pilares del crecimiento, con abundantes recursos marítimos y muy altas oportunidades de expansión agrícola y minera. Ramdan explicó que la acertada combinación de inversiones estatales y privadas ha demostrado su eficacia en el Sahara, estimulando un crecimiento económico exponencial y mejorando el bienestar de la población de toda la región.

Por último, el doctor Cástor Díaz Barrado, Catedrático de Derecho Internacional de la Facultad de Derecho y Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y Director del Centro de Estudios Iberoamericanos, recordó que fue primero con Marruecos, país prioritario en sus relaciones con el Magreb, con quien España institucionalizó un diálogo político, antes de intentar extender la iniciativa a otros países de la región, refiriéndose al Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación firmado en Rabat en julio de 1991. Barrado subrayó que los acuerdos de cooperación cultural entre Marruecos y España no sólo constituyen bases sólidas, sino también pilares sobre los que construir partenariados que beneficiarán a todas las comunidades de ambas orillas del Mediterráneo.