Llevan más de 2.000 años buceando a pulmón en busca de marisco, pepinos de mar, algas y crustáceos. Se las conoce como ama, una comunidad de mujeres con una risa contagiosa
Ama significa simplemente mujer del mar y se refiere a estas japonesas que practican la apnea. Un trabajo tradicionalmente reservado a las mujeres, ya que no les exigía hacerse a la mar en un barco como los pescadores.
Hoy en día, la edad media de una ama supera los 65 años. Estas orgullosas buceadoras tienen un ingenio rápido y un agudo sentido del humor. Según una encuesta realizada en 2010, la comunidad de ama está formada por unas 2.000 mujeres (y algunos hombres) en todo Japón, la mayoría de las cuales trabajan en la prefectura de Mie.
La vida cotidiana de una ama No cualquiera puede convertirse en buceadora ama. Esta pequeña comunidad tiene que atenerse a muchas normas específicas de la zona donde practican sus actividades. Por ejemplo, en la zona de Mie las mujeres buceadoras se reúnen para bucear en grupo entre las 9:00 y las 10:30 de la mañana. Una hora y media de pesca es el tiempo máximo permitido para preservar la fauna marina para las generaciones futuras.
¿A qué profundidad descienden los ama? Los principiantes se sumergen hasta los 4-5 metros, mientras que los buceadores más experimentados lo hacen hasta los 10 metros. Algunas incluso alcanzan la asombrosa cifra de 20 metros. Toda una proeza para estas mujeres que practican esta actividad diaria hasta pasados los 80 años.
Las herramientas de las ama Para bucear, las ama disponen de todo el equipo necesario: trajes de neopreno, gafas, aletas. También tienen en su vestuario un traje tradicional blanco, a veces decorado con símbolos como la estrella, que supuestamente las protege durante la inmersión.
Para ayudarse, no utilizan botella de oxígeno. Sus herramientas son sencillas: una boya, una red para recoger los tesoros encontrados durante su inmersión y un largo anzuelo que les permite recoger moluscos o desprender conchas marinas.
Ama y ecología Continuar la tradición del ama no es sólo una cuestión cultural, sino también una iniciativa ecológica. Sus actividades se vigilan para preservar la vida marina, así, las ama participan (como muchas otras en su región) en la conservación del patrimonio natural de Japón. Al escanear regularmente el fondo marino, estas mujeres tienen la capacidad de predecir los peligros, incluso son capaces de informar con precisión de los diversos trastornos que se producen en los océanos como consecuencia del calentamiento global o la contaminación. El cambio de color de las algas, la temperatura del agua, los periodos en que aparecen los moluscos, toda esta información es registrada y tenida en cuenta.
Es muy posible encontrarse con buceadoras ama en un viaje a Japón, especialmente en la prefectura de Mie. El restaurante Ama Hut, por ejemplo, ofrece una degustación de marisco recién capturado y cocinado delante del comensal por alguna ama.