En un nuevo Encuentro con la Administración del Clúster Marítimo Español, el almirante jefe de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada explica la importancia para el futuro de mantener a corto y medio plazo una flota operativa, por lo que su financiación deberá ir acorde a las necesidades
El Clúster Marítimo Español (CME) celebra el Encuentro con la Administración Armada 2050 y los retos de los próximos años: Equilibrio entre la dimensión y capacidades de la fuerza y el escenario económico actual nacional, en la que el vicealmirante Gonzalo Sanz Alisedo, almirante jefe de la División de Planes del Estado Mayor de la Armada (ADIVPLA), ha reivindicado la necesidad de que la financiación vaya acorde a las necesidades operativas de la Armada, pues los recursos se han venido reduciendo desde 2008: “Lo que hagamos a corto y medio plazo es fundamental para el futuro. Lo fundamental es que la flota siga siendo operativa".
Las necesidades operativas son muy variadas, como ha explicado el presidente de honor del CME, Federico Esteve, durante su introducción inicial, afirmando que la Armada ha conseguido evolucionar acorde a las necesidades de la sociedad actual, gracias a sus valores y tradiciones. Así, se ha adaptado a nuevas misiones de paz o de lucha contra la piratería en los últimos años. Reconocida como una de las 15 más poderosas, la Armada española “seguirá operando para cumplir con su misión disuasoria y de vigilancia permanente, ser decisiva en los conflictos si la disuasión falla y proteger nuestros intereses marítimos nacionales”, ha remarcado Esteve.
Por su parte, el ADIVPLA ha comenzado su intervención recordando la importancia de la mar para la prosperidad y desarrollo del país: “España ha sido grande cuando ha sido grande en la mar”, ha dicho. A lo largo de su discurso, el vicealmirante ha recalcado la defensa de España y la de los intereses legítimos de los españoles en y desde la mar, como la razón de ser de la Armada, asegurando que “la Armada tiene que ser capaz de ejercer la disuasión en el ámbito marítimo ante posibles competidores estratégicos, llevar a cabo una vigilancia de lo que ocurre en la mar y detectar lo que puede repercutir en nuestro país”. Pero para que esto sea posible, es fundamental que la fuerza naval sea capaz de ejercer una función disuasoria, que sea creíble. Por ello, ha incidido en la necesidad de disponer de una flota que sea equilibrada, que tenga todos los medios necesarios para cumplir con la misión de disuasión, y con capacidad de adiestrar adecuadamente a esos medios y mantenerlos operativos a lo largo de todo su ciclo de vida.
La dimensión tecnológica, así como la interoperabilidad con otras administraciones y el sector privado, y la capacidad de operar con eficacia, dónde y cuándo sea preciso, también ha sido considerada por el orador como un elemento relevante en las zonas de operación del futuro.
En este sentido, surge el conocimiento compartido del entorno marítimo. De tal manera que, tras recoger la información que haya disponible de buques y otros organismos, se analiza, se evalúa y se difunde a todos aquellos que tengan interés en ella.
Vigilancia marítima Dentro de su función de vigilancia marítima, las unidades de la Armada responden ante los intereses marítimos globales, desplegándose mucho más allá de las aguas soberanas. Así, el ponente ha hecho referencia a la presencia de la Armada española en zonas tan destacadas como el Índico y el Golfo de Guinea. Según ha relatado, en el Índico, España contribuye a la estabilización del Cuerno de África a través de la misión de la Unión Europea en Somalia y de la operación Atalanta. En concreto, España sigue muy implicada en combatir la piratería.
“Gracias a la operación Atalanta y a la adopción de medidas de protección, tanto en buques mercantes como en buques de pesca, se ha logrado contener la piratería. Sin embargo, los grupos no se han disuelto y se están dedicando a otras cosas como el tráfico de armas, personas, pesca irregular, etc. Por este motivo, se han ampliado los cometidos en dicha operación, incluyéndose la lucha contra estas nuevas actividades. Lo que está claro es que si las circunstancias se volvieran favorables para los grupos que se dedican al crimen en la mar o se relajasen las medidas de protección del tráfico marítimo, la piratería del Índico volvería como la conocimos hace 10 o 12 años”, ha explicado.
Para hacer frente a la piratería, el ADIVPLA ha incidido en la necesidad de los países ribereños de poner en marcha medidas que supongan una solución a este problema. Así, ha mencionado la participación de España en un proyecto piloto que tiene como objeto reforzar la efectividad y la visibilidad de la presencia marítima europea en el Golfo de Guinea.
Equilibrio financiero y operativo Para mantener la operatividad de la Armada, ésta necesita recursos financieros. “Desafortunadamente, desde 2008 los recursos que reciben las Fuerzas Armadas, y en particular la Armada, han evolucionado negativamente, tanto en los recursos para adiestrar a la fuerza naval, como para el sostenimiento de la flota su modernización”, ha explicado Sanz. A este respecto, ha reivindicado que para garantizar la conservación y la actualización de las capacidades de la flota es necesario mantener un equilibrio razonable entre los recursos financieros y el ritmo operativo. Además, es preciso invertir en renovar las unidades que se van quedando obsoletas o que van alcanzando el final de su vida útil.
“Lo que hagamos a corto y medio plazo es fundamental para el futuro. Lo fundamental es que la flota siga siendo operativa. En el corto plazo, nuestra preocupación es que la Armada mantenga sus buques, aeronaves y unidades de infantería aptos para los compromisos operativos actuales. Para ello, debemos alcanzar un equilibrio entre la operación de la flota con el recurso que tenemos para su mantenimiento. No podemos tener más actividad de la que podemos sostener”. Además, ha asegurado que “gestionando con sensatez, seremos capaces de proporcionar fuerzas preparadas para operar en los escenarios actuales en los que estamos comprometidos, y en el futuro en otros escenarios más exigentes”.
En este sentido, el ponente no ha dudado en afirmar que el principal problema al que se enfrenta la Armada es el sostenimiento de sus unidades. “Nuestro objetivo es no perder las capacidades, porque tenemos la convicción de que no seremos capaces de recuperar lo que perdamos”. De la misma forma, ha señalado la lenta renovación de la flota como uno de los principales ejes a tener en cuenta. Así, como dato significativo, ha indicado que en la última década se han dado de baja 23 buques y se han dado de alta solo 7, lo que se traduce en un envejecimiento de las unidades.
“En el medio y largo plazo nuestra atención se centra en conseguir la sustitución continua de las unidades de la flota, de forma que podamos seguir manteniendo ese equilibrio que sea útil en todo el espectro de misiones y, en especial, en los entornos operativos del futuro. En esta línea de renovación, tenemos que garantizar el éxito de los programas que están en marcha, fundamentalmente el submarino S-80 y las fragatas F-110”, ha indicado.
Reto tecnológico En esta tarea de renovación de la flota, el vicealmirante ha considerado indispensable la innovación tecnológica. “Si pensamos en la nueva generación de buques, la preocupación está en las tecnologías, que van a marcar la diferencia en el futuro espacio de batalla. Hablamos del gemelo digital, del big data, de la computación cuántica, etc. Todas estas herramientas que nos van a permitir ser ágiles y decisivos en el escenario del futuro”. También ha precisado que se deben decidir bien las tecnologías, los socios y preparar la financiación. Para todo ello, la Armada colabora con la industria, en concreto con la destinada a la construcción naval, la ingeniería y construcción de sistemas.
Con el fin de alcanzar este reto tecnológico, la Armada proporciona un espacio específico para el desarrollo y experimentación de proyectos de I+D+i, así como el marco adecuado para apoyar a la industria nacional en programas internacionales. “Todo ese esfuerzo lo hacemos porque creemos que la inversión en la Armada supone un beneficio conjunto para el país. No solo porque proporcionamos seguridad y defensa, sino también enormes ventajas para España desde el punto de vista industrial y social”, concluyó el ADIVPLA.