Victòria Peñafiel, fotógrafa barcelonesa especializada en bebés recién nacidos, propone una nueva forma de retratar la maternidad sin artificios. Son sesiones íntimas donde el contacto y el vínculo entre madre y bebé cobran protagonismo, desterrando tabúes y celebrando la capacidad de las mujeres para dar vida
Aunque es habitual que las mujeres se planteen hacerse una sesión de fotos de embarazo, cuando llega el momento de fotografiar al bebé recién nacido muchas no se sienten con ánimo y, las que sí se deciden a acudir a un fotógrafo, prefieren quedar en segundo plano. No obstante, poco a poco las cosas están cambiando y las madres toman consciencia de la importancia del autocuidado.
Tras años de experiencia fotografiando a familias, Victòria Peñafiel es muy consciente de que dar a luz supone un terremoto tanto desde el punto de vista físico como emocional: "Aterrizamos en la maternidad con una idea muy distorsionada de lo que realmente supone, y eso hace que las mujeres arranquen el puerperio y los primeros meses con sus hijos con sentimientos encontrados y sintiéndose sobrepasadas y solas. La presión para volver a tu cuerpo "de antes" es muy fuerte, pero cuando logras verte a través de los ojos de tu hijo es cuando ves que no solo tu cuerpo ha cambiado, sino que estás construyendo una nueva identidad".
Las sesiones fotográficas de lactancia y maternidad son una nueva propuesta que está irrumpiendo con fuerza en un mercado saturado por imágenes que muestran una maternidad idealizada y teñida de rosa. Se trata de una sesión de fotos de carácter íntimo en la que, con poca o ninguna ropa, se favorece el contacto piel con piel y se retrata el vínculo entre madre y bebé.
Para hacerse unas fotos íntimas con el bebé solo hace falta tener ganas de pasar un rato agradable: las madres no tienen que hacer nada que no harían normalmente. "En este tipo de sesión no hay posado y apenas dirección, simplemente juntamos a madres e hijos en un espacio acogedor (en mi estudio o en su hogar) y dejamos que surja la magia", afirma Victòria Peñafiel.
A diferencia de las sesiones newborn, no existe una presión temporal por hacer las fotos durante los primeros días de vida, ni es necesario que el bebé esté dormido. De hecho, la edad ideal es de los 0 a los 3 años, mientras los niños aún necesitan mucho contacto físico. Victòria Peñafiel admite que la lactancia materna es un elemento central de las fotos de maternidad, aunque el hecho de no dar el pecho no es motivo para no regalarse un rato de mimos con los hijos, ya que se pueden captar momentos de complicidad y juego, aunque no haya lactancia.
Para favorecer la intimidad y la espontaneidad en la relación madre-bebé, es recomendable que ambos lleven muy poca ropa. No obstante, hay madres que prefieren taparse más, o combinar fotos distendidas con otras de carácter más privado. La única regla es que todo el mundo se sienta cómodo.
¿Y la pareja? Naturalmente, las parejas (hombres o mujeres) tienen plena cabida en este tipo de sesiones de fotos, aunque no son pocas las mujeres que optan por convertir la sesión en un autorregalo: "He fotografiado a muchas madres que prefieren venir solas con sus hijos porque a la pareja no le entusiasma la idea", señala la fotógrafa.
Más allá de la capacidad evocadora, la fotografía puede tener también un efecto terapéutico. Por eso, ponerse delante de la cámara durante el puerperio o los primeros años de tus hijos es una forma de plasmar una etapa maravillosa a la par que intensa y asfixiante, y de reclamar la belleza inherente al caos de la maternidad.