Mientras el verano termina y las hojas comienzan a caer, miles de piscinas comienzan con los preparativos para cerrar la piscina hasta la siguiente temporada para evitar las consecuencias de dejarla abierta durante todo el invierno.
Pero no son pocos los propietarios y las comunidades de vecinos que deciden no cerrar la piscina para evitar el coste de realizar las labores de cierre y la dejan a su suerte, mientras afirman "ya lo he hecho varios años y no ha pasado nada".
"Lo que mucha gente ignora es que no cerrando la piscina durante el invierno realmente estás tomando una decisión que te obligará a gastar más dinero a la larga, ya que mientras nuestra cabeza está preocupada de los compromisos del día a día pueden estar comenzando a producirse diversos síntomas que ignoramos por completo por no estar pendientes", afirman en Piscinas Lara.
Cualquier piscina suele estar cubierta por un revestimiento que retiene el agua y evita que se deterioren las paredes y la base de la piscina. Si se produce una grieta en la superficie de este revestimiento lo más seguro es que termine convirtiéndose en una filtración que vacíe poco a poco la piscina, con las desastrosas consecuencias que esto puede tener.
"Imagina que el verano está a punto de llegar y todos estáis deseando sumergiros de nuevo en esas cristalinas aguas para disfrutar de un momento de relax. Notas que la piscina se ha vaciado, contratas a un equipo de profesionales para que la llene y te comentan que tienes varias fugas. Como ves, el coste de no cerrar la piscina sin duda será menor que lo que va a costar reparar los desperfectos, eso sin contar con el par de semanas que van a tardar como mínimo en arreglarlos y durante los cuales no se podrá disfrutar de la piscina", continúan.
Por otro lado, para evitar que la piscina se llene de algas y bacterias las bombas y los filtros deberán seguir funcionando en invierno si no se cierra la piscina, una necesidad cuyos costes de electricidad no pasarán desapercibidos cuando lleguen las facturas de energía cada mes.
"Y no encender los sistemas de protección del agua frente a algas, hongos y bacterias durante la mayor parte del invierno no es mejor solución, ni mucho menos. Deshacerse de estos elementos una vez se han asentado en tu piscina suele ser muy costoso en términos económicos, aunque será necesario para poder volver a disfrutar de la piscina", mantienen.
No cerrar la piscina durante el invierno puede parecer una decisión lógica en aras de evitar un gasto, pero sin duda los costes que se deberán asumir en mantenimiento, reparaciones o tratamientos de choque para desinfectarla si no se cierra y ocurre lo peor hacen que merezca la pena el gasto, con creces.