La Comisión ha celebrado hoy un debate de orientación sobre cómo pueden abordarse mejor los retos sociales y de empleo de Europa con la política de la UE. Las Orientaciones políticas del Presidente Juncker ya subrayan la necesidad de justicia social y pretenden reforzar los principios de una economía social de mercado europea. El resultado del debate de hoy se integrará en el programa de trabajo de la Comisión para el resto de su mandato.
Valdis Dombrovskis, Vicepresidente del Euro y el Diálogo Social, ha declarado: «Aunque el crecimiento está mejorando en la UE, un número muy elevado de personas aún no tienen trabajo y sufren dificultades, fenómeno más acentuado en los países más afectados por la crisis. Nuestra respuesta exige una combinación de políticas que refuercen la economía y mejoren también las condiciones sociales. Estamos revisando cómo se coordina la política económica en toda la UE para tener más en cuenta las preocupaciones sociales, implicando plenamente a los interlocutores sociales en la configuración de las reformas. Asimismo, animamos a los Estados miembros a hacer el mejor uso posible de la financiación de la UE destinada a las necesidades sociales, como el Fondo Social Europeo y la Iniciativa de Empleo Juvenil».
En palabras de Marianne Thyssen, Comisaria Europea de Empleo, Asuntos Sociales, Capacidades y Movilidad Laboral: «Aunque nuestra economía se está recuperando, muchos europeos no sienten aún los efectos de la recuperación económica. Por lo tanto, nuestras prioridades siguen siendo crear puestos de trabajo, restaurar la equidad, proporcionar protección y reducir desigualdades, a fin de que la recuperación económica sea un éxito y beneficie a todos los europeos. Nuestro objetivo es lograr la convergencia social al alza y aportar resultados concretos a los ciudadanos de Europa».
El debate de hoy ha hecho balance de la situación económica y social y ha tratado del papel de una serie de instrumentos políticos a disposición de la UE:
- Mejora de la coordinación de las políticas: Se ha reforzado la gobernanza económica de la UE desde el inicio de la crisis y aún se están realizando mejoras, entre otras cosas teniendo más en cuenta los objetivos sociales y de empleo. Este nuevo enfoque se refleja en las Recomendaciones Específicas por País de este año. Según lo anunciado en las Orientaciones políticas, el aumento de la convergencia entre los Estados miembros que comparten una moneda común también debería formar parte de la reforma de nuestra Unión Económica y Monetaria.
- Para ayudar a configurar reformas que puedan fortalecer la recuperación, es importante reforzar la participación de los interlocutores sociales a nivel nacional y de la UE. La Comisión ha relanzado el diálogo social a escala de la UE y apoya la participación activa de los interlocutores sociales en el Semestre Europeo a nivel nacional. También se ha comprometido a contar con los interlocutores sociales en una serie más amplia de políticas, como las relativas a la profundización de la Unión Económica y Monetaria, la creación de una Unión de la Energía, la política comercial, la aplicación de la Agenda Digital, el fomento del espíritu empresarial, y la mejora del ajuste de las cualificaciones a las necesidades del mercado de trabajo.
- Modernización de la legislación social y de empleo de la UE: Nuestra legislación debe actualizarse periódicamente en consonancia con la evolución de los desafíos económicos y sociales y con el programa «Legislar mejor» de la Comisión. Gran parte de la legislación social y de empleo de la UE se remonta a la creación del mercado único y las recientes ampliaciones. Entretanto, se ha registrado un enorme cambio tecnológico, la mano de obra se ha diversificado más y han aparecido nuevos modelos de negocio. Los ciudadanos esperan protección a lo largo de toda su vida para adaptarse a estos cambios.
- Instrumentos de financiación de la UE: Se dispone de una financiación importante para promover la cohesión social, en particular a través de los los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (Fondos EIE), como el Fondo Social Europeo, que puede hacer frente directamente al desempleo y la pobreza, mejorar las capacidades de las personas y apoyar la creación de empleo, en particular para los jóvenes gracias a la Iniciativa de Empleo Juvenil.
Acciones emprendidas y próximas propuestas
Con esta Comisión ya se ha hecho mucho, desde la puesta en marcha del Plan de Inversiones para Europa, destinado a orientar el crecimiento y el empleo, hasta el relanzamiento de la Iniciativa de Empleo Juvenil. Se están preparando varias iniciativas nuevas, según se prevé en el Programa de Trabajo de la Comisión para 2015, como una recomendación sobre la integración de los desempleados de larga duración, que se presentará hacia el verano, o un paquete de medidas sobre la movilidad de los trabajadores, previsto para finales de 2015. El debate de orientación de hoy contribuirá a establecer el marco de estas iniciativas y a configurar las etapas siguientes.
Contexto
Por primera vez desde antes de la crisis, se prevé que las economías de todos los Estados miembros van a crecer de nuevo. Aunque Europa está saliendo de la crisis y la creación de empleo ha aumentado recientemente, habrá que esperar algún tiempo para que las mejoras se sientan de lleno en el mercado laboral y en la sociedad, y para recuperar los puestos de trabajo que se han perdido desde el inicio de la crisis. El desafío clave es afrontar el desempleo, que sigue siendo muy elevado entre los jóvenes y los desempleados de larga duración: en la UE, 23,5 millones de personas están desempleadas, de las cuales 4,7 millones son jóvenes de entre 15 y 24 años de edad.
La crisis ha alejado aún más a la UE de sus objetivos en materia de empleo y pobreza de la estrategia Europa 2020. Los índices de pobreza han aumentado en más de 6 millones de personas desde 2008, hasta alcanzar aproximadamente los 123 millones en 2013. Actualmente, alrededor de un cuarto de la población de la UE (un 24,5 %) se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión. La tasa de empleo (20-64 años de edad) ha disminuido del 70,3 % en 2008 al 69,2 % en 2014, en comparación con el objetivo de la UE del 75 % en 2020.
