El Teatro de la Zarzuela inicia su temporada recuperando por primera vez la “Carmen” que se vio en este mismo escenario en 1887, una zarzuela en cuatro actos en la que su directora escénica, Ana Zamora, ha llevado al mito de Mérimée a un viaje en el tiempo para resaltar su origen libre y femenino.
“Femenina, que no feminista”, ha explicado hoy Zamora en la presentación de esta “Carmen”, nueva producción del Teatro de la Zarzuela a partir de la famosa ópera cómica de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, basada en la novela homónima de Prosper Mérimée y con música de Georges Bizet, y que se prolonga con una exposición y un ciclo de cine en el cercano Museo Thyssen-Bornemisza.
Bajo la dirección musical de Yi-Chen Lin, el escenario madrileño recupera la “valiente” decisión que tomaron el director musical Gerónimo Giménez y el empresario Felipe Ducazcal de programar en 1887 una “Carmen” adaptada a la escena española, ha recordado hoy el director del Teatro de la Zarzuela, Paolo Pinamonti.
Un “mito” del arte escénico del siglo XX y quizá la ópera más representada de la historia que suele asociarse a un drama de amor, ha recordado Pinamonti, aunque la versión de zarzuela que se estrena este viernes apela más bien al “drama realista” que planeaba en la historia original.
La revisión del mito de la cigarrera de la Sevilla de finales del XIX, interpretada por la “mezzosoprano” María José Montiel, y su tormentosa relación con el cabo don José (el tenor José Ferrero), apela “al drama de los hombres que no saben cómo actuar frente a una mujer libre”, ha recordado Pinamonti.
“Hemos abordado el mito de una forma seria y comprometida, con la intención de entender su origen como icono de la libertad femenina, que se ha visto habitualmente desde un tono patriarcal”, ha añadido Zamora, en un trabajo de “creación conjunta” junto a Yi-Chen Lin.
La joven directora musical taiwanesa, formada en Austria, ha destacado hoy la “gran experiencia de revivir” los elementos básicos de este mito junto a la “muy flexible” Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela y encargada de ejecutar la música que Bizet estrenó en 1875 con su famosa ópera.
Para María José Montiel, que ha representado a lo largo de su carrera “casi 90 Cármenes”, esta zarzuela supone “una recuperación histórica importante para la cultura” de España, además de servir de ejemplo de que “ningún hombre pueda zarandear a una mujer. No hay que permitir eso”.
“Es tiempo de que la sociedad se conciencie de que hay que proteger más a la mujer”, ha subrayado la “mezzosoprano” madrileña, que ha interpretado a Carmen en medio mundo y volverá al papel en Israel en diciembre próximo, dirigida por Zubin Metha.
La zarzuela, ajustada al verso en español a partir de la traducción de Eduardo de Bray de 1890, ha llevado la historia en un “viaje en el tiempo” y se ha “estilizado” con referentes temporales alejados del costumbrismo habitual, como una “reivindicación femenina, que no feminista”, que conecta con el “devenir de la mujer en España”, ha añadido Zamora.
Por ejemplo, el cambio de siglo del segundo acto se ambienta en un café costumbrista, mientras en el tercero se incide en los cambios políticos de los años 30, y en el cuarto acto -y final de una obra, que dura 3 horas y 25 minutos- se incide en la revolución de las costumbres.
“Nosotros también tenemos una Carmen”, ha explicado el director artístico del Museo Thyssen, Guillermo Solana, como preámbulo a la presentación de la exposición de pintura que pone el “contrapunto de costumbrismo” en obras como “Julia”, de Ramón Casas Carbó, de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza o “Las cigarreras de la fábrica” (1915), de Gonzalo Bilbao.
La muestra, que sigue también la huella de “Carmen” en la obra de Picasso, se completa con los libretos y partituras del estreno de la ópera de Bizet en formato de zarzuela en Madrid y Barcelona, facilitados por el Centro de Documentación y Archivo SGAE.
El Thyssen ha programado también un ciclo de películas seleccionadas entre los más de 80 títulos que se han rodado sobre el mito de la cigarrera, desde el que Cecil B. DeMille le dedicó en 1915 al de Carlos Saura, de 1983.
Por otro lado, el director del Teatro de la Zarzuela ha anunciado hoy la puesta en marcha del Círculo de Amigos del Teatro, una iniciativa del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) por la que los “pequeños mecenas” pueden obtener una “serie de ventajas” por parte del teatro, entre ellas beneficios “fiscales significativos”.
FUENTE: EFE / EL DIARIO