Reposición de un mojón deteriorado. ( ampliar imagen )
Especialistas en cartografía y topografía españoles y franceses han recorrido durante las dos últimas semanas de junio la frontera entre Navarra y Francia para continuar la labor que se inició el año pasado de delimitar con exactitud la muga geográfica entre países, separados de manera natural por los Pirineos, hasta completar aproximadamente un tercio de la longitud de la muga.
El único referente escrito de la frontera está en el Tratado de Bayona (1856) y en la posterior Acta de Amojonamiento (1858), textos que establecen la separación, pero de manera imprecisa, habiendo producido no pocos conflictos a lo largo del tiempo.
La frontera está señalizada por una serie de mojones (piedras paralelepípedas) dispuestas a lo largo de ella. Los técnicos han retomado el trabajo donde se dejó el verano anterior, cuando se empezó en el mojón 1 (a la altura de Endarlatsa) y se terminó en el 73 (zona de Urdax), y han terminado en el 113, colocando antena GPS a un total de 40 señales (40+2 que no se encontraron el año pasado). De esta manera, la situación de la frontera consigue ser geográficamente exacta, dando coordenadas con una precisión de 10 centímetros. En Navarra hay un total de 272 mojones y se calcula que serán necesarias dos o tres temporadas más de trabajo para finalizar la inspección de todos ellos.
Una vez obtenidos los datos de campo, los resultados se consensúan con los técnicos del Instituto Geográfico Nacional francés antes de que las coordenadas y el trazado definitivo de la línea de frontera sea aprobado por los dos estados. Se trata éste de un proyecto aprobado por la Comisión Internacional de los Pirineos.
Mojón 81, ubicado en medio de un crómlech. ( ampliar imagen )
Dificultad de localizar y acceder a los mojones
La colocación de las antenas es una labor costosa, puesto que muchos de los mojones están en lugares difícilmente accesibles tanto en vehículo como a pie y la labor se ha visto dificultada por las fuertes tormentas que han caído estos días sobre la zona.
A ello se añade que muchas de estas piedras son complicadas de ubicar, puesto que el Acta de Amojonamiento en ocasiones es imprecisa o hace referencia a elementos del terreno que ya no existen, o bien están destruidos. Además, también hay que delimitar la línea entre mojones, cuya distancia entre uno y otro puede ser de entre 50 y 300 metros.
Así, por ejemplo, la ubicación del mojón 24, ubicado en Larrun, se indica de este modo en el tratado: “A 312 metros en Gazteluchurico-malda, y 68 metros ántes (sic) de llegar al pié (sic) de la peña de Larrun. En el vértice de ésta, que es inaccesible por su cara occidental, existe una ermita arruinada, por medio de la cual pasa la línea internacional, lo escabroso del terreno no permite medir la distancia de la ermita al mojón inmediato anterior”. Se trata de una ermita que en el año 1858 estaba en ruinas, por lo que esos restos ya habían desaparecido, lo que motivó que los técnicos tuviesen que hacer un importante trabajo de estimación para encontrar el punto al que se refería el texto.
Como dato curioso, el mojón número 81, que es uno de los que han sido antenados este año, está ubicado en medio de un crómlech, monumento megalítico compuesto por piedras dispuestas en círculo.
Nota de prensa:
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