UPyD levanta una barrera en Europa contra la secesión

Si un partido quiere entrar un un grupo parlamentario en Europa puede acudir a la ventanilla y pedir la vez. O también puede plantear sus condiciones. La diferencia entre actuar de una forma o de otra no es simplemente una cuestión de estrategia o inteligencia política, sino algo más profundo: depende de cómo se entienda el partido a sí mismo. Si está orientado a unos objetivos, cada paso que dé, cada decisión que tome será consistente con esos objetivos. Si no hay más objetivo que medrar, plantear condiciones se percibirá como un riesgo inútil.

Unión Progreso y Democraciadeseaba integrarse en un grupo dentro del Parlamento Europeo. Por un motivo evidente: dentro del laberinto de Bruselas, los grupos se defienden mucho mejor que los diputados aislados. Esto lo ha defendido una y otra vez Francisco Sosa Wagner. Pese a ser un diputado aislado entre los no adscritos, el representante de UPyD desarrolló en la pasada legislatura una labor que ha impresionado a todos los que se interesan por las instituciones europeas, ganándose el respeto de las cabezas mejor amuebladas de Bruselas. Sin embargo, el profesor sabe que su trabajo habría sido todavía más fructífero dentro de un grupo, con más capacidad para influir, con más medios, con mayor visibilidad. Ahora, UPyD se incorpora a la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), el tercer grupo en importancia, decisivo para conformar mayorías y, probablemente, el más europeísta.
Los liberales y demócratas europeos han aceptado defender la integridad territorial de los Estados de la Unión
Si algo lastraba el europeísmo de ALDE era la presencia de nacionalistas catalanes (Convergencia) y vascos (PNV). El líder del grupo, el belga Guy Verhofstadt, ha manifestado una posición ambigua respecto de la ofensiva secesionista, sin duda por sus compromisos con sus socios españoles. Sin embargo, ALDE aspiraba a algo mejor, y desde el principio ha demostrado un gran interés en contar con un partido español claramente nacional. No había más candidato que UPyD. Sin embargo, el partido magenta tenía sus condiciones, las mismas que explicó cada vez que, durante la campaña electoral, le preguntaban por sus preferencias en cuanto a grupos parlamentarios: un europeísmo decidido y una defensa de la unidad de España sin medias tintas. En el fondo se trata de la misma exigencia: no hay verdadero europeísmo si se transige con el nacionalismo, no digamos ya con el secesionismo. Europa es integración, ampliación, suma. El nacionalismo es ruptura, atomización, exclusión.

Los liberales y demócratas europeos han aceptado la condición de UPyD. Desde ahora son el grupo más inequívocamente a favor de la integridad territorial de los Estados miembros, entre ellos, naturalmente, España. El documento que han acordado con el partido magenta, y que fue dado a conocer por Rosa Díez ayer mismo, no deja lugar a dudas. Todavía hay medios de comunicación que titulan que UPyD se integran el el grupo de CDC y PNV. Falso. Es un grupo nuevo, y el acuerdo aceptado hace imposible que sea el de los nacionalistas. Es probable que busquen acomodo en entornos más afines, pero si no lo hacen habrá que darles la bienvenida a la Europa de los ciudadanos libres e iguales. Y al orden constitucional.

El nacionalismo ya sabe que va a encontrar una barrera infranqueable en el Parlamento EuropeoÉste es el pronunciamiento político más importante en Europa contra la secesión. Hasta ahora, las instituciones y sus máximos representantes no habían pasado del argumento legal: la secesión deja fuera de la Unión a las regiones separadas. Preguntados por su opinión sobre la falacia del derecho a decidir o sobre la consulta ilegal prevista para noviembre, la respuesta siempre era que se trataba de un asunto interno de España. No lo es. Se trata de un asunto que afecta al alma de Europa. Así lo entiende ALDE y así lo defenderá durante la próxima legislatura. Sería deseable que los grupos mayoritarios -socialista y popular- imitaran la iniciativa. En cualquier caso, el nacionalismo ya sabe que va a encontrar una barrera infranqueable en el Parlamento Europeo.

Son tiempos de desconcierto. Mientras el Banco Central Europeo da signos de haber entendido la gravedad del resultado de las elecciones del 25M -con el auge de los populismos de derechas y de izquierdas-, socialistas y populares se preparan para una gran coalición que podría basarse en limitar la libre circulación de los ciudadanos. En Europa, como en España, los grandes partidos dan señales de no entender absolutamente nada de lo que ocurre a su alrededor. Por eso es tan importante que un partido como UPyD, consciente de lo que nos estamos jugando, sea capaz de influir antes incluso de que sus eurodiputados hayan recogido el acta. Recordemos, por si fuera necesario, que la unidad de España, como la unidad de Europa, no es una cuestión sentimental, sino un medio inexcusable para garantizar la igualdad, la libertad y el bienestar de los ciudadanos, ya sean 45 ó 500 millones. Esto fue exactamente lo que UPyD puso encima de la mesa para comprometer su presencia en ALDE. Otros van a la ventanilla y piden la vez.