X

Uso de cookies:Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra Política de cookies

Enviar nota de prensa

Síguenos en:

Twitter NotasDePrensa Facebook NotasDePrensa RSS NotasDePrensa
NotasDePrensa

El medio n° 1 de notas de prensa en España

Australia, anfitriona del G20 en 2014

Publicado en el en Internacional por

Kit de Medios

Nota de Prensa
descargar pdf descargar doc
Imágenes
descargar zip

Compartir

Fotografia

El año pasado tuve el placer de hablar  con ustedes, aquí en el Real Instituto Elcano, sobre la perspectiva de  Australia en nuestra región y el creciente poder económico y  estratégico del Indo-Pacífico. En aquella presentación, describí la  arquitectura política y económica de nuestra región, vinculándola con el grupo  global europeo y otros, entre ellos el G20.

En aquella ocasión, realicé una  afirmación provocadora: que el G8 había cedido terreno al G20, dado el  historial de este último en respuestas ágiles y, en nuestra opinión, eficaces,  a la crisis económica global.

Ahora que Australia ha asumido la  presidencia del G20 para 2014, permítanme desarrollar esta idea. El G20 es  importante para España, que es “invitado permanenteâ€. Me reúno a menudo con funcionarios  de Moncloa, del Ministerio de Economía y otros, que han viajado o van a viajar  a Australia este año para reuniones del G20.

Además, las principales empresas  españolas forman parte de un grupo llamado B20, que se relaciona con gobiernos  del G20 en nombre de la comunidad empresarial internacional. Tenemos mucho  interés en escuchar sus puntos de vista y les animamos a proporcionar ideas  prácticas desde el mundo de los negocios a través del liderazgo australiano del  B20. Las aportaciones del B20 a las deliberaciones del G20 nos ayudan a  entender y poner en práctica las claves para el crecimiento, el empleo y la  prosperidad sostenible.

España también participa en varios de  los otros grupos no-gubernamentales que han crecido alrededor del G20 desde su  comienzo. Estos foros representan los intereses y preocupaciones de la sociedad  civil, la juventud, los think-tanks, el mundo académico y el ámbito laboral. Al  igual que el B20, las contribuciones de estos grupos nutren el trabajo del G20  mediante consultas con sus grupos de trabajo y reuniones.

¿Cómo funciona esto en la práctica?

Puede que hayan oído dudas sobre si el  G20 es capaz de coordinar políticas con visión de futuro teniendo en cuenta que  cada año preside el grupo un país diferente. El mecanismo de coordinación es  una “Troikaâ€, es decir, los países anfitriones del grupo de los años anterior,  actual y futuro se consultan y coordinan, cubriendo así un periodo de tres años  de la vida del G20. Este año, Australia se está esforzando mucho en dar  continuidad y consistencia a los objetivos clave del G20.

Permítanme remontarme al momento en el  que, en nuestra opinión, el G20 empezó a demostrar su valía. El G20 fue fundado  en 1999 entre los ministros de economía de las mayores economías del mundo. Buscábamos  garantizar que hubiera una representación equilibrada de países de regiones  emergentes en la mesa, dada su importancia para la economía global. La  Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, el Consejo de Cooperación del  Golfo y la Unión Africana también estaban entre los invitados.

El gran valor del G20 reside en su  naturaleza directa entre gobiernos. Los líderes también entendieron esto, por  lo que comenzaron a reunirse anualmente durante los días más oscuros de la  crisis financiera global (2008-2009). Aquel fue un momento que requería una  acción y un liderazgo globales con urgencia.

Además, muchos reconocen que las cumbres  del G20 en Pittsburgh y Londres obtuvieron resultados en varios frentes en  aquel momento crítico: detener la vertiginosa caída de la economía global,  establecer un marco entre los países para coordinar políticas orientadas al  crecimiento y dar ímpetu a la reforma de reglamentos financieros nacionales y  globales.

Desde aquel exitoso inicio como foro de  líderes, el G20 se ha consolidado como un órgano que toma decisiones y coordina  políticas entre los líderes (jefes de gobierno), ministros de finanzas, gobernadores  de bancos centrales, ministros de comercio y otros miembros de gobiernos, incluyendo  de agencias de desarrollo y cooperación, inversión y energía.

La agenda está llena, y hay canales de  trabajo específicos entre estos funcionarios y con los miembros invitados. Este  año como anfitriona, Australia ha invitado a Singapur y Nueva Zelanda a que se  unan a nosotros, junto con España y las presidencias de ASEAN (Myanmar), la  Unión Africana (Mauritania) y NEPAD (Senegal).

También participan anualmente el Fondo  Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación  y el Desarrollo Económicos, la Organización Mundial del Comercio, el Foro de  Estabilidad Financiera, las Naciones Unidas y la Organización Internacional del  Trabajo. Estos grupos asisten a las cinco reuniones de Ministros de Economía y  Finanzas del G20 cada año.

De esta forma, los principales órganos  económicos con poder de decisión y asesoramiento se reúnen de forma regular  para evaluar el desarrollo y hacer avanzar las reformas.

Los miembros del G20 representan el 85% de  la economía mundial, el 76% del comercio y dos tercios de la inversión  extranjera directa. Hay tanto economías avanzadas como emergentes, y más de la  mitad de los pobres del mundo viven en países del G20 (especialmente en India,  China e Indonesia). Las decisiones de los líderes del G20 afectan a la manera  en que comerciamos, invertimos y nos relacionamos con los demás en todo el  planeta.

Sin embargo, a pesar de su fuerza  económica, el G20 sigue siendo lo suficientemente pequeño y ágil para afrontar  asuntos difíciles, que grupos globales más grandes (y más pequeños, como el G7)  no pueden.

Se ha erigido en órgano rector global,  como lo requieren los buenos y los malos momentos, para gestionar tanto los  desafíos como las oportunidades.

Como dijo el Primer Ministro de  Australia, Tony Abbott, en el Foro Económico Mundial de Davos en enero, es más  fácil ser optimista según comienza 2014. Se prevé que el crecimiento de Estados  Unidos se eleve a cerca del 3%, con la creación de un millón de nuevos puestos  de trabajo. El crecimiento de China se está moderando pero es probable que se  mantenga por encima del 7%. La Eurozona por fin está volviendo a crecer y todo  indica que, con los datos de marzo, España acumulará su tercer trimestre  consecutivo de crecimiento.

Pero la recuperación mundial todavía es  frágil. La “taper†de Estados Unidos está requiriendo una gestión hábil. Cerca  de trescientos millones de jóvenes en todo el mundo no estudian ni trabajan, y  la economía mundial necesita treinta millones más de puestos de trabajo para  volver a los niveles de empleo de antes de la Crisis Financiera Global.

El reto en todas partes es promover un  crecimiento y empleo sostenibles impulsado por el sector privado, evitando la  acción por la acción del “government-knows-bestâ€.

Hay muchos desafíos que podrían  beneficiarse de la atención de los líderes del G20. Pero, para aprovechar al  máximo nuestra oportunidad como anfitriones, Australia se está centrando en los  asuntos de mayor importancia, en los que se pueden iniciar o continuar avances  prácticos. Tomamos como punto de partida los resultados de la presidencia rusa  de 2013, acordados por los líderes en la Cumbre de San Petersburgo, y  consolidamos la agenda principal en torno a dos temas:

     
  • Promover  mayores resultados en crecimiento económico y empleo.
  •  
  • Hacer que la  economía global sea más resistente para hacer frente a futuros impactos.

No hay lugar para la auto-complacencia.  Aunque estos temas suenen directos y razonables, llevarán tiempo y requerirán  un diseño detallado, colaboración y compromiso.

En un gran paso adelante, los ministros  de finanzas del G20 y los gobernadores de los bancos centrales decidieron  recientemente en Sídney poner un número concreto a sus aspiraciones. Se  comprometieron a implantar políticas que eleven nuestro PIB colectivo más del 2%  sobre la trayectoria prevista con las actuales políticas durante los próximos  cinco años.

Dicho de otro modo, estas políticas  podrían generar más de dos trillones de dólares americanos en la actividad  económica real, así como decenas de millones de nuevos puestos de trabajo.

Los países del G20 se han comprometido  con políticas que impulsen nueva inversión privada, especialmente en  infraestructura. Para España, que cuenta con grandes infraestructuras, el  objetivo no es tanto la actividad en el país, sino las abundantes oportunidades  que sus empresas de construcción, tecnología y energía están aprovechando en  América Latina, Asia y África. Y también en Australia.

Los ministros de finanzas también se  comprometieron a aumentar el empleo. Debemos incrementar la participación de la  población activa. Y estamos decididos a aumentar el comercio en todo el mundo.  España tiene mucho que aportar en estos campos, con siete meses consecutivos de  bajada de las cifras de desempleo (aunque el propio Gobierno reconoce que esta  labor sigue siendo primordial), y con superávit en 2013 gracias al despegue de  la inversión extranjera.

El empleo y el comercio no sólo tienen  el potencial de estimular el crecimiento interno, sino que tienen efecto más  allá. Es decir, que las reformas internas en un país tendrán un efecto positivo  en las tasas de crecimiento de otros miembros del G20. Y, como los miembros  representan el 85% de la producción mundial, también tienen un efecto positivo  en la economía global más amplia.

Como indicó en Sídney el Ministro de  Economía español, Señor de Guindos, sobre el objetivo del G20 de elevar un 2%  adicional el crecimiento global: “Lo importante es que, a través de reformas  estructurales, se puede tener mejoras adicionales en el crecimiento a medio y  largo plazoâ€.

También indicó que las reformas  estructurales promovidas por el G20 ya habían dado fruto en la economía  española, como ya he indicado antes.

Además, los ministros de finanzas del  G20 han acordado trabajar más en la mejora de nuestras estrategias fiscales.  Australia se propone muy seriamente poner su presupuesto en el camino de la  sostenibilidad. No impondremos a otros miembros lo que nosotros mismos somos  reticentes a llevar a cabo.

Los ministros de finanzas del G20 en  Sídney se centraron en las políticas monetarias de las economías avanzadas.  Reconocieron que la política monetaria necesita seguir siendo acomodativa en  muchas economías avanzadas, pero debería normalizarse en su debido momento – y  ese momento dependerá de la perspectiva de estabilidad de precios y crecimiento  económico.

También se avanzó en un plan fiscal  global basado en la erosión de la base impositiva y transferencia de  beneficios, y la comunicación de datos entre jurisdicciones.

Todos nuestros bancos centrales en el  G20 mantuvieron su compromiso, por el que las políticas monetarias seguirán  siendo calibradas con atención y comunicadas con claridad. Y fueron más allá,  dejando claro que intercambiarían información, conscientes del impacto de sus  acciones en la economía global. Esto envió una señal muy clara: no queremos  sorpresas.

La semana pasada, los Sherpas del G20 (que  son los representantes personales de los jefes de gobierno) se reunieron en el  rojo desierto australiano, en la tierra sagrada aborigen de Uluru, para sentar  las bases de las políticas y buscar un consenso en asuntos que se llevarán a la  Cumbre de Líderes en noviembre.

La reunión en Uluru permitió a los  Sherpas sumergirse en las cuestiones normativas fundamentales para lograr el  crecimiento económico:

     
  • Inversión en  infraestructura
  •  
  • Comercio y  competencia
  •  
  • Políticas de  empleo que incluyan la participación de la población activa
  •  
  • Cambios en  los mercados de la energía y su interrelación con el crecimiento económico.

Cada miembro del G20 está trabajando en  Estrategias Nacionales de Crecimiento, es decir, una explicación por parte de  cada país sobre el marco y los objetivos de sus políticas internas, diseñadas  para reactivar un crecimiento económico sostenible y productivo – y de este  modo contribuir al objetivo acordado de elevar el crecimiento global más de un 2%  por encima de las previsiones actuales.

Somos conscientes de que habrá distintos  retos y estrategias en cada país – no existe una solución única para todos.  Pero es importante entender que todos los miembros del G20 están de acuerdo en  los temas principales y en el objetivo del crecimiento real.

Disponemos de mecanismos de colaboración  y consulta, no una elaboración de tratados estricta. El diseño, promulgación e  implementación del Derecho Internacional requiere décadas, como la Unión  Europea quizá comprende mejor que cualquier otro miembro. Hoy en día, con  nuestras diferentes características, intereses y retos, necesitamos una forma  más rápida y flexible de conducir nuestros países afines hacia nuestros  objetivos globales compartidos.

El G20 está llevando a cabo una labor  positiva, conduciendo nuestros países de forma más rápida y flexible hacia los  asuntos económicos globales. Y nos complace enormemente que España esté sentada  a esta mesa.

Jane Hardy,  embajadora de Australia en España

Datos de contacto

Si deseas solicitar mas información sobre esta nota de prensa puedes hacerlo en el siguiente enlace:

Más Información
Notas de Prensa Relacionadas