Debido a la actual crisis económica cada vez más personas las que se inclinan por alquilar un piso en lugar de comprarlo, ya que supone un compromiso menor por parte de quien va a habitar la casa o piso. Tanto es así que los propietarios de inmuebles son conscientes de tal circunstancia y en lugar de colgar los carteles de “se vende” cuelgan el de “se alquila”. De esta forma, algunos servicios inmobiliarios se están especializando en ciertos colectivos, como por ejemplo los estudiantes.
Debido a la actual crisis económica cada vez más personas las que se inclinan por alquilar un piso en lugar de comprarlo, ya que supone un compromiso menor por parte de quien va a habitar la casa o piso. Tanto es así que los propietarios de inmuebles son conscientes de tal circunstancia y en lugar de colgar los carteles de “se vende” cuelgan el de “se alquila”. De esta forma, algunos servicios inmobiliarios se están especializando en ciertos colectivos, como por ejemplo los estudiantes.
Los estudiantes son los clientes más rentables en muchas ocasiones: los alquileres se realizan por habitación, además estos están respaldados económicamente por sus padres o en caso contrario, pueden contar con una beca o con algún tipo de trabajo parcial para hacer frente a este pago, y su estancia mínima será la de un curso académico. Asimismo, en algunas ciudades el turismo académico es elevado, como en Granada o Sevilla, y hay una gran cantidad de estudiantes nacionales y extranjeros.
Para un estudiante alquilar una habitación en un piso compartido es una solución económica, ya que suele rondar entre los 250 y 450 € mensuales, mientras que permanecer en una residencia supone unos 900 € al mes aproximadamente.
No obstante, pese a la alta rentabilidad, este colectivo suele tener alta rotación y su estancia no es de un año completo, sino de 9 meses, que es lo que dura el curso en las universidades. Además, los vecinos de la comunidad no suelen acoger de buen agrado a estos inquilinos, debido a que suelen realizar fiestas, hacer ruido y, a veces, no cuidan la limpieza del inmueble. Estas son las principales fuentes de problemas entre los propios inquilinos y también con los vecinos. Así pues, suelen ser frecuentes las visitas de la policía y para evitarlo la mejor solución es la aceptación y cumplimiento de unas normas mínimas de convivencia. En este sentido, hay algunos servicios inmobiliarios que añaden cláusulas relativas a este punto.
De forma adicional, los contratos que se suelen celebrar entre propietario e inquilinos son más flexibles ya que no están sujetos a la Ley de Arrendamientos Urbanos. Otra desventaja más que deriva de esta flexibilidad, es que el propietario no tiene la seguridad de volver a alquilar el piso durante el curso siguiente.
Si está pensando en alquilar su piso a estudiantes para el próximo curso académico, debe saber que tiene que realizar un contrato para cada inquilino, en donde se recoja una normativa sobre la utilización de las zonas comunes para evitar futuros conflictos y problemas de convivencia y de respeto, incluso para prevenir el deterioro y mal uso de los muebles que deposita el arrendador.
Pese a estos inconvenientes, la demanda de estudiantes universitarios o de postgraduado que buscan alojamiento es un mercado estable, ya que no ha notado grandes caídas durante la crisis. Por ello, cada vez más propietarios se inclinan por consultar a servicios inmobiliarios para alquilar sus pisos a estudiantes en tiempos de crisis. Así pues, el alquiler de habitaciones está creciendo hasta en un 40% en algunas ciudades españolas, donde también son trabajadores los que se deciden por alquilar una habitación en un piso compartido.