Conducir con dolor de cabeza es algo muy molesto, pero si eso pasa de un simple dolor a una migraña, o si es algo habitual, entonces tenemos un gran problema. Las migrañas son fruto de una enfermedad, y como tal requieren tratamiento, algo que muchas veces se hace incompatible con la conducción. Conducir con migraña puede ponernos en serio riesgo, así como al resto de conductores que comparten nuestro entorno.
En los casos de migrañas severas, o de migrañas con aura, el peligro está en que nos afecta a la visión y también a la movilidad y sensibilidad en los brazos y piernas. Son un verdadero fastidio que sufre de un 12 a un 15 por ciento de la población (en su versión crónica), mientras que un 80% de la población sufre de dolor de cabeza ocasional, menos peligroso. En todo caso hay una serie de precauciones que tener si estás en esos porcentajes.
Sobre todo, precaución e información si sufres de migraña
La información primero. Si padecemos migrañas debemos consultar al especialista, y sobre todo hemos de informarnos sobre los efectos adversos de los medicamentos. Los efectos secundarios que nos preocupan al volante son los que tienen que ver con los reflejos y con la somnolencia. Cualquier efecto que adormezca nuestros sentidos es peligroso, y por tanto deberíamos no compatibilizar el tratamiento con la conducción.
Además, debemos ser prudentes y no ponernos en carretera si tenemos un período especialmente complicado, y mucho menos si tenemos una crisis. Aún así, en el caso de estar conduciendo y notar que comenzamos a sentirnos indispuestos, los pasos a seguir son, por orden, salir de la carretera a un área de descanso si es posible, y si nos encontramos muy mal, pedir ayuda a familiares o amigos, por ejemplo.
Foto: Clarín
Otro punto clave a tener en cuenta es la higiene postural al volante. La higiene postural significa, ni más ni menos, que nos debemos sentar correctamente al volante, sin sufrir ninguna tensión en espalda o cuello. A veces estas tensiones vienen provocadas por un mal reglaje del asiento, otras simplemente por mantener una distancia errónea con respecto al volante o los pedales. Una mala postura mantenida durante mucho tiempo puede dar lugar a la peor de las migrañas.
Es necesario dedicar algo de tiempo a configurar adecuadamente nuestra posición de conducción, ajustando debidamente el respaldo, el apoyacabezas, la zona de refuerzo lumbar, los retrovisores y espejo interior, así como las mencionadas distancias con respecto a los mandos del coche. Y esto, además, sirve para todos los conductores: una postura cómoda nos beneficiará en cuanto a nuestra “autonomía” y nos fatigaremos menos.