Los neumáticos i-FLEX forman una sola unidad con la llanta, de forma que la rueda resultante absorbe mejor los impactos. Además, al no necesitar aire para funcionar (utiliza una red de celdas geométricas por dentro, una especie de colmena de abeja), elimina también de un plumazo el riesgo de sufrir un pinchazo y sirve como sistema de suspensión. La energía que se genera del roce y el impacto con la carretera se distribuye y disipa de forma equilibrada por toda la estructura, algo que, según aseguran, la combinación tradicional de neumático y llanta no logra.
Otra de las ventajas de i-FLEX, de momento tan solo un prototipo, es que tiene mucho potencial para ser uno de los neumáticos más verdes: al eliminar la necesidad de dos componentes, el peso general del vehículo se reduce, lo que ayuda a consumir menos combustible. Por otra parte, el neumático es reciclable en un 95% (está compuesto por resinas sintéticas como el poliuretano).
Quedan bastantes incógnitas sobre los neumáticos i-FLEX de Hankook: si no hay llanta, ¿cómo se sujetan al vehículo? ¿cuándo se pondrán a la venta de forma masiva? De momento el fabricante surcoreano no ha desvelado ninguno de estos detalles, pero posiblemente haya más información dentro de poco.
Mientras tanto, se unen a la tendencia de crear neumáticos antipinchazo (que además son más silenciosos, como los que está preparando Pirelli). ¿Cuál de los fabricantes dará con la mejor propuesta? ¿Cuál será la que se adopte en más vehículos? En unos añitos lo sabremos.
¿Qué te parece la idea de Hankook? ¿Sueñas con ese futuro en el que no haya que temer pinchazos?