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El medio n° 1 de notas de prensa en España

Informe sobre la competitividad de 2013: sin industria no hay crecimiento ni puestos de trabajo

Tras una notable recuperación en 2009-2011, la industria europea vuelve a mostrar una tendencia a la baja. Los datos preliminares de 2012 indican que la contribución de la industria manufacturera al PIB de la UE ha seguido bajando hasta llegar al 15,1 %, con lo que aumenta aún más la distancia respecto del objetivo indicativo del 20 % que la Comisión estableció en 2012.

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Bruselas, 25 de septiembre de 2013

Si queremos alcanzar este objetivo y no perder la carrera contra nuestros competidores, es necesario hacer más esfuerzos a nivel de la UE. Este año, en el informe sobre la competitividad europea se identifican los puntos fuertes que hay que afianzar y los retos que debe abordar la política industrial. Asimismo, se dirige el debate de política económica hacia los instrumentos para mejorar los conocimientos y el rendimiento de productividad de la industria manufacturera de la UE. En el informe también se hace hincapié en la necesidad de que la industria manufacturera en Europa mantenga un tamaño crítico. Aunque la parte que le corresponde en el valor añadido global ha ido disminuyendo, la industria manufacturera tiene importantes repercusiones positivas en otros sectores: un aumento en la demanda final de la industria manufacturera genera aproximadamente la mitad de dicho aumento en la demanda final del resto de la economía. Como en otras economías avanzadas, también sigue representando una parte importante del esfuerzo de innovación, lo que se traduce en una contribución al aumento general de la productividad y, por tanto, al crecimiento de la renta real.

La recuperación es desigual, Europa va perdiendo su cuota mundial de la industria manufacturera

La recuperación de la crisis más grave desde la última guerra mundial está siendo desigual entre los distintos Estados miembros de la UE y entre los distintos sectores industriales. Pocos países han conseguido recuperar el nivel anterior a la crisis en su producción manufacturera (Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía y Eslovaquia), mientras que la mayoría sigue estando bastante por debajo de dicho nivel.

Figura 1. Recuperación de la industria manufacturera de la UE por Estado miembro

Con la excepción de los sectores de artículos de primera necesidad y de algunos sectores de alta tecnología, la mayoría de los sectores industriales aún no se han recuperado de la crisis. La demanda nacional sigue siendo débil, por lo que la recuperación se debe principalmente a la demanda exterior (especialmente en el caso de los productos farmacéuticos, los minerales metálicos y los equipos de transporte).

Figura 2. Algunos sectores industriales vuelven a crecer, otros siguen teniendo problemas

Aún más inquietantes son los datos sobre la parte correspondiente a la producción manufacturera de la UE a escala mundial, que muestran que la cuota de la industria manufacturera en Europa ha ido disminuyendo constantemente, mientras que en China no ha cesado de aumentar.

Figura 3. Cuotas de la producción industrial mundial

Fuente: UN National Accounts Main Aggregates Database (Base de datos de los principales agregados de las cuentas nacionales, Naciones Unidas)

Resultados y recomendaciones principales del informe

Más allá de la crisis, en el informe se investiga cuáles son los principales motivos para mantener un «tamaño crítico» de actividades industriales en las economías europeas. Asimismo, se investiga qué factores hay en el origen de las ventajas comparativas de la UE para mantenerlos y mejorarlos, así como cuáles son las deficiencias estructurales de la industria manufacturera que deben abordarse. Los principales resultados y recomendaciones son los siguientes:

  1. Cada vez más, la industria manufacturera se considera como un sector fundamental, aunque la parte correspondiente a la industria en la economía de la UE vaya disminuyendo en beneficio de los servicios. Se necesita un mínimo de base de producción que constituya una masa crítica por los siguientes motivos:

  • La disminución de la parte correspondiente a la industria manufacturera erosiona la base tecnológica y de conocimientos de la economía en su conjunto, base que es crucial para conseguir un desarrollo sostenible

  • La industria manufacturera tiene importantes repercusiones positivas en el resto de la economía y, especialmente, en la productividad global. Cada euro de demanda final añadida en el sector de la industria manufacturera genera aproximadamente 50 cents de demanda final añadida en otros sectores de la economía.

  1. Europa posee ventajas comparativas en aproximadamente dos tercios de los sectores industriales, que representan en torno al 75 % de la producción manufacturera de la UE. Estas ventajas comparativas se concentran en segmentos de productos complejos y de alta calidad. Al aumentar gradualmente la complejidad de sus productos, las industrias manufactureras de la UE han conseguido mantener su posición competitiva durante la crisis. Por ejemplo, la UE es uno de los principales productores de nuevos conocimientos en Tecnologías Facilitadoras Esenciales (TFE), los módulos tecnológicos que se utilizarán para elaborar toda nueva tecnología o producto innovador de alta tecnología en los próximos años. Los productos europeos basados en la biotecnología industrial o en materiales avanzados tienen un mayor contenido tecnológico que los productos competidores de América del Norte o Asia Oriental. El reto al que tiene que hacer frente Europa en este campo es que, aparte de las tecnologías avanzadas de fabricación, los productos europeos basados en las tecnologías facilitadoras esenciales han llegado a un nivel de madurez y tienen que competir en cuanto al precio.

  2. En un mundo globalizado, lo que se ha dado en llamar «rendimiento de la cadena de valor» se está convirtiendo en una medida de la competitividad de más relevancia que la importancia que se daba tradicionalmente a las exportaciones de productos acabados. A este respecto, la ventaja tecnológica de la UE se refleja en el hecho de que las exportaciones de productos manufacturados de la UE tienen un menor porcentaje de valor añadido procedente del exterior que las exportaciones de terceros países como China, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, que necesitan adquirir bienes intermedios de alta tecnología en el extranjero en mayor medida que la UE. Y vicecersa, la UE tiene una mayor proporción de valor añadido en las exportaciones de estos países. Según las cifras disponibles más recientes, en torno al 86 % del valor de las exportaciones de la UE es de fabricación interna, frente al 74 % de China, el 85 % de Japón, el 61 % de Corea del Sur y el 84 % de los Estados Unidos.

Es importante lograr que las empresas de la UE sean más competitivas en el mercado mundial. De los resultados del informe se desprende que:

  • La política industrial de la UE debe dirigir los cambios estructurales hacia una mayor productividad de la industria manufacturera y un mejor posicionamiento de las empresas de la UE en la cadena de valor mundial. Para ello, la UE debería tomar como base los puntos fuertes existentes de su industria manufacturera, a saber: las ventajas en el conocimiento y los productos y servicios que requieren un uso intensivo de la tecnología. Ejemplo de ello son las tecnologías facilitadoras esenciales (TFE).

  • Pero la UE se está quedando atrás en lo que se refiere al aumento de productividad en relación con las nuevas potencias industriales y algunos de sus más importantes competidores, como los EE.UU. y Japón (IP/13/270). La diferencia de productividad entre la UE y los EE.UU., por ejemplo, está volviendo a aumentar después de años en que había ido disminuyendo. Esta evolución se debe en parte a diferencias de eficiencia a causa de la normativa o a un nivel insuficiente de inversión en TIC y en activos intangibles. También se debe a que el mercado absorbe más lentamente los resultados de la investigación (desfase en la comercialización de la investigación). Las políticas impulsadas por la demanda y las medidas de estímulo de la cooperación en investigación y desarrollo pueden contribuir a colmar estas lagunas.

  • Los cambios estructurales, si no se basan en los puntos fuertes existentes, son lentos, están condicionados por la trayectoria anterior y faltos de eficiencia. Dichos cambios pueden fomentarse creando un marco institucional adecuado, que incluya las políticas de enseñanza, investigación, tecnología e innovación, pero también la calidad de la gobernanza.

Industria frente a servicios: por qué es importante reforzar ambos sectores

Tras la recuperación a mediados de 2009, la economía de la UE y sus industrias manufactureras han recaído en una doble recesión desde finales de 2011 (figura 4). Desde hace varias décadas el empleo de la industria manufacturera ha ido disminuyendo constantemente y esta evolución se aceleró con el estallido de la crisis financiera. El resultado es que la parte del PIB correspondiente a la industria manufacturera ha seguido disminuyendo y ha pasado del 15,8 % anterior a la crisis al 15,1 % de 2013. Pero la parte de la industria manufacturera también se puede explicar por motivos estructurales a largo plazo. Por ejemplo, es más fácil comerciar con productos manufacturados que con otro tipo productos y su fabricación es cada vez más eficiente. En este contexto y en conjunción con el aumento de los ingresos, es probable que el precio relativo de los productos manufacturados descienda respecto del precio de los servicios. De todo lo anterior se deduce que el peso del sector de servicios en el PIB ha ido aumentando, mientras que el peso de la industria manufacturera ha ido disminuyendo.

Figura 4. Doble recesión de la producción manufacturera de la UE

Fuente: Cálculos propios a partir de datos de Eurostat.

Figura 5A. Disminución de la parte de la industria manufacturera en el PIB de la UE

Figura 5B. Evolución de la parte de la industria manufacturera en los EM de la UE, 2000-2012

Fuente: Cálculos propios a partir de datos de Eurostat.

A pesar de las tendencias a largo plazo que existen en las economías avanzadas y según las cuales el sector de la industria manufacturera representa una parte cada vez menor del valor añadido y del empleo, existen poderosas razones para mantener una «masa crítica» de actividades industriales en las economías europeas. Existen muy importantes flujos retroactivos entre la industria manufacturera y los servicios, que representan una importante fuente para la industria (especialmente los servicios empresariales). Así pues, la industria manufacturera tiene para los servicios una función vehicular que, de otro modo, podría considerarse de escaso valor comercial. En el mismo sentido abunda el aumento de «productos combinados», compuestos de actividades de fabricación y de servicios, que se observan en las actividades avanzadas de la industria manufacturera. Esta «función vehicular», a través de la presión competitiva internacional, también tiene un efecto estimulante en la innovación y en la mejora cualitativa de las actividades de servicios. Debido a esta creciente interacción entre los dos sectores (figura 6), cuando la industria manufacturera se ve en dificultades, las repercusiones son muy negativas para el sector de los servicios y para la economía y el empleo en su conjunto.

Figure 6. Increasing share of services in manufacturing sectors

Source: World Input-Output Database

Principales motivos de que la UE pierda terreno frente a sus competidores

Unos pocos sectores de servicios de mercado fueron la principal causa de la situación de desventaja en que se encontró la productividad de la UE frente a los EE.UU. en la época en que aparecieron las tecnologías de la información y de la comunicación (a finales de los años noventa). Sin embargo, en los años anteriores a la crisis financiera, la UE experimentó un fuerte crecimiento de la productividad laboral en los sectores de las TIC; esta evolución era reflejo de la que se había producido anteriormente en los EE.UU. y permitió alcanzar los niveles de productividad de los EE.UU. No obstante, desde la aparición de la crisis, ha vuelto a aumentar la diferencia entre la productividad de la UE y la de los EE.UU. (véase la figura 7).

Figura 7. Crecimiento de la productividad en la UE, los EE.UU. y Japón. 1990-2012 (1995=100)

Además, generalmente se considera que, a la hora de comercializar la investigación, la UE es menos eficaz que sus principales competidores (EE.UU., Japón y Corea del Sur). Todo ello ha contribuido a crear lo que se ha dado en llamar «el retraso en materia de innovación», que amenaza con socavar la competitividad, el empleo y el crecimiento de la UE (figura 8).

Figura 8. Ventaja tecnológica relativa de los EE.UU. frente a la UE en sectores de alta intensidad de investigación y desarrollo

La ventaja tecnológica relativa de una zona se calcula como el porcentaje correspondiente a la I+D sectorial en el total de I+D. Fuente: Ambrosetti, sobre datos del Banco Mundial y la Comisión Europea, 2013

Es un hecho generalmente aceptado que Europa no se ha quedado a la zaga respecto de los EE.UU. en términos de excelencia científica. Por ejemplo, en el sector de las tecnologías facilitadoras esenciales, las solicitudes de patentes europeas aumentan de un año para otro y la proporción de solicitudes europeas sigue siendo relativamente estable. Pero la producción de conocimientos no es sinónimo de creación de empleo y de crecimiento. Para poder convertir las patentes en productos comercializables basados en tecnologías facilitadoras esenciales, los fabricantes deberían poder ocupar una posición óptima en cuanto al contenido tecnológico de sus productos y respecto a la competencia a la que se enfrentan en el mercado mundial.

Figura 9. Proporción de solicitudes de patentes en Europa y en otros países

En un esfuerzo por superar los obstáculos que se oponen a un despliegue comercial con éxito de las innovaciones europeas, se ha desarrollado una amplia gama de medidas políticas a nivel regional, nacional y de la UE. Estas políticas tienen por objetivo estimular la innovación, reducir el ciclo de la innovación y mejorar el rendimiento de la innovación y de la comercialización en las empresas. Sin embargo, a pesar de un amplio espectro de instrumentos de apoyo político, la UE sigue teniendo carencias de comercialización de la investigación y, por consiguiente, sigue siendo necesario identificar medidas más eficaces o mejorar las existentes.

Prestemos más atención a la gobernanza: hay que actuar más a nivel europeo

La conservación del «patrimonio industrial» supone fomentar la interconexión entre la industria manufacturera y los servicios, así como sacar provecho de las ventajas de especialización de las distintas economías europeas. Hasta la fecha, las medidas de ayudas estatales para prestar apoyo al cambio y al ajuste estructurales se han empleado en su mayor parte a nivel nacional y sin mucha coordinación en el uso de instrumentos de ayuda estatal. En la economía europea, con su elevado grado de integración, la preservación y el desarrollo del «patrimonio industrial» debe considerarse una responsabilidad conjunta debido a las fuertes dependencias externas de la economía europea. Dicha responsabilidad conjunta respecto del «patrimonio industrial» requiere disponer de normas de aseguramiento de la calidad, reconocer las cualificaciones, prestar apoyo a la movilidad de personal cualificado, aprender del éxito de las políticas de agrupamientos (clusters) y contribuir a las necesarias infraestructuras de transporte y comunicaciones.

La política industrial a nivel de la UE debería garantizar que Europa disponga de una estructura industrial amplia, diversificada y bien equipada para representar un papel de importancia en el desarrollo de nuevas áreas de actividad, como, por ejemplo, la tecnología medioambiental. En este contexto, podrá sacar partido del carácter diversificado de las estructuras industriales y de demanda europeas, así como de la puesta en común de recursos. Esto también fomenta la innovación en áreas existentes, en las que Europa saca provecho de sus ventajas comparativas específicas, ya estén basadas en tradiciones de especialización de la producción (moda en Francia e Italia, ingeniería mecánica de alta calidad y equipos de transporte en Alemania y en algunas de las economías de Europa central, una producción alimentaria de calidad) o en la diversificación de la demanda privada y pública (posición fuerte del transporte público, de los servicios de salud de alta calidad o de los correspondientes productos sanitarios y farmacéuticos).

Dado el firme compromiso político de la UE con la protección del medio ambiente y la mitigación del cambio climático, una política industrial a largo plazo dirigida a la creación de productos y tecnologías «limpios» bien podría constituir la base de una importante iniciativa de política industrial. Es importante señalar que este tipo de estrategia no solo debería incluir un compromiso de financiación a largo plazo en favor de la investigación, sino que también requiere una fuente fiable de demanda, que debería proceder de la contratación pública de los Estados miembros de la UE y de la propia UE.

La estrategia de política industrial establecida en la Comunicación de la Comisión de 2012 va en el mismo sentido, ya que cinco de las seis áreas prioritarias (líneas de acción prioritarias) definidas en dicha Comunicación tratan de hacer frente al desafío del cambio climático y a la degradación del medio ambiente. Queda por ver qué papel desempeñará la contratación pública en las iniciativas políticas de la UE para estimular la comercialización de las innovaciones y el desarrollo de productos verdes y más eficientes en materia de recursos.

Además, la política industrial debe estar atenta a las distintas necesidades de los distintos países y regiones con diferentes niveles de desarrollo económico.

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