Con 150 plantas y más de 1.200 apartamentos de lujo, la Torre Chicago Spire debía haberse coronado ya como el mayor rascacielos del hemisferio occidental. Diseñada por el prestigioso –y últimamente bastante polémico– arquitecto español Santiago Calatrava, pretendía empequeñecer la grandeza de Torre Sears de Chicago o el One World Trade Center de Nueva York
sin embargo, la fastuosa torre a orillas del lago michigan aún no ha conseguido levantar ni uno solo de sus 610 metros proyectados. y probablemente nunca lo haga: poco después del inicio de las obras, el promotor del edificio, el magnate inmobiliario irlandés garrett kelleher, se quedó sin dinero, dejando como único legado un enorme agujero en el suelo de casi 25 metros de profundidad y una deuda de casi 100 millones de dólares
“comenzaron la construcción con únicamente un 10% de los apartamentos vendidos, lo que no es más que una invitación al desastre, como así ha sucedido”, ha explicado garry benson, analista inmobiliario de chicago, a bloomberg
de hecho, poco después de que kelleher paralizase el proyecto por la falta de efectivo, el banco anglo irish bank, la entidad que dio los fondos a la promotora para adquirir el terreno, presentó una demanda de ejecución hipotecaria contra el promotor por valor de 77,3 millones de dólares
por si no fueran suficientes problemas, calatrava también reclamó judicialmente que la compañía no le había abonado los 11 millones de dólares pactados por el diseño del proyecto, cuyo costé total se estimó en 2.400 millones de dólares
hace solo unas semanas, la compañía inmobiliaria neoyorquina related hizo una oferta de 40 millones de dólares por el solar en el que se encuentra ‘la bañera’, como la gente de la ciudad del viento conoce al agujero en el suelo que dejó la faraónica torre chicago spire. pero garrett kelleher se resiste a dejar morir su sueño y ha interpuesto una demanda para frenar una operación que significaría el final del que iba a ser el rascacielos más alto de eeuu