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El Shard de Londres es una de los rascacielos más altos y más imponentes de la ciudad londinense

El pasado 5 de julio el Shard de Londres abría con orgullo sus puertas al público. Se trata de una obra del arquitecto italiano Renzo Piano y hasta que la Torre Ciudad Mercurio de Moscú sea terminada, tendrá el honor de ser el edificio más alto de Europa.

El rascacielos tiene 310 metros de altura, repartidos en 72 pisos y con otras 15 entreplantas que sirven como radiadores de refrigeración adicionales. Se levanta en el distrito de Southwark en pleno centro de la ciudad, y cerca del Puente de Londres. The Shard London Bridge, mantiene en su aspecto y estructura el ejemplo físico de su nombre, dando la impresión de ser una construcción hecha en pedazos y dando el aspecto de una pirámide imperfecta.

El principal elemento que soporta la estructura es un núcleo de hormigón en el centro, en el que se alojan los ascensores y soporta las cargas laterales y las de torsión. Junto a esto, también alberga los sistemas básicos de las instalaciones como son los cables eléctricos.

Los cimientos comienzan a 50 metros bajo el terreno y supuso un reto para los estructuristas, debido a los restos que quedaron de los anteriores edificios del Southwark Towers, y el metro de Londres.

La base del edificio, en donde se aloja el vestíbulo y las plantas destinadas a oficinas constan de una base de hormigón armado con marcos de acero para aprovechar el espacio libre de las columnas. En las plantas intermedias, en donde se sitúa el hotel y las zonas residenciales, se ha utilizado una técnica relativamente nueva que se basa en el uso de tendones de acero tensados con gatos hidráulicos y por la que se consigue mantener un cierto número de plantas compactas dentro de lo que permite el espacio.

La parte superior tiene una estructura llamada ‘armadura sombrero’, que se basa en enlazar las columnas que se encuentran dentro del perímetro del rascacielos como si fuesen cuerdas que se atan a la parte superior de una carpa.

Junto con los materiales predominantes como el hormigón, el acero y el vidrio, el Shard también consta de otros elementos como por ejemplo 44 ascensores o placas fotovoltaicas colocadas de manera estratégica para aprovechar los esporádicos rayos de sol que aparecen en el paisaje londinense.

El coste del edificio, 1.800 millones de euros, y su edificación en plena crisis económica mundial ha supuesto un reto y todo un gesto de provocación, sin obviar la polémica social que eso supone. Aún así, el Shard otea el horizonte londinense con el orgullo de ser el recién llegado del resto de rascacielos de  la ciudad, y por supuesto, el más alto de su clase.

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