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Un hotel ondulado en acero y rodeado de viñedos, para los amantes de la arquitectura y el vino.

El arquitecto canadiense Frank O. Gehry se encontró en 2006 con uno de los proyectos más originales de su carrera, levantar un hotel con las características propias de su arquitectura, rodeado de los viñedos del paisaje alavés de la zona de Elciego, propiedad de las bodegas de el Marqués de Riscal.

Acero, líneas oblicuas, destellos en los que se mezclan las gamas cromáticas del plata, oro y el borgoña (colores que son las señas de identidad del Marques de Riscal), luz que penetra en cada espacio aparentemente caótico de la edificación y por supuesto, lujo y mucho vino. Estas son las características del Hotel-Spa de la cadena Starwood.

El exterior destaca por la contraposición de los dos elementos reinantes: largas hileras de viñedos y el paisaje clásico que ofrece el conjunto de la localidad de Elciego con el enredado complejo de ondulaciones a base de materiales como el acero y el titanio que conforman el exterior del hotel y envuelven los dos edificios que se mantienen unidos a base de una pasarela voladiza.

En el interior al igual que sucede con la presencia que externa, triunfa la asimetría y la pureza de los elementos utilizados y que son también señas estandarte de la casa de vinos como por ejemplo el cuero y la madera de arce.

Arquitectura, vino y disfrute se funden en ese complejo en donde el turismo enológico rezuma en cada metro cuadrado del lugar y se convierte en otro de los lugares a visitar dentro de la denominada Ciudad del Vino, de la que también forman parte las Bodegas Ysios (Laguardia) con la firma de Santiago de Calatrava, el Señorío de Arínzano (Navarra) con las ideas de Rafael Moneo o las Bodegas Güell obra de Antonio Gaudí.

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