El famoso Wow, (World of Warcraft) se ha erigido como un mundo virtual, casi real, en el que se puede conseguir todo tipo de bienes con alto precio fuera del juego. De este modo cientos de chinos han pasado de picar piedra en carreteras del país para extraer oro en el wow
Si por algo se conoce tanto a chinos como a japoneses es por su fiel disciplina y su culto al líder. Los chinos se mueven al ritmo del todopoderoso partido comunista mientras que los japoneses lo hicieron en su momento al son del emperador y ahora parecen estar imbuidos por la productividad y el trabajo.
Metódicos, sumisos, sacrificados, eficaces… Los chinos se han convertido en mano de obra barata debido a su conformismo y la falta de reivindicación de derechos sociales y laborales.
Prácticamente en casi cualquier ámbito se puede encontrar a estos asiáticos explotando una actividad que en otro país sería más costosa. Muebles, tecnología, materias primas… casi cualquier producto que se pueda imaginar sale más rentable en el gigante asiático.
Como mera mano de obra se ha comprobado que podían ser tremendamente útiles pero si ha esto sumamos la tecnología y las nuevas tendencias, la rentabilidad se multiplica. Ahora la moda es enchufarlos a la red, Internet. Ponerlos a hacer “likes” o perfiles en Facebook, spamear o, simplemente, jugar. Como lo oyen, jugar.
El famoso Wow, (World of Warcraft) se ha erigido como un mundo virtual, casi real, en el que se puede conseguir todo tipo de bienes con alto precio fuera del juego. De este modo cientos de chinos han pasado de picar piedra en carreteras del país para extraer oro en el wow. Es más rentable y menos cansado, al menos para brazos y piernas.
La adicción llega a tal extremo que jóvenes con posibilidades de dedicarse a otra cosa han encontrado a su Mao particular delante de la pantalla del ordenador. El wow podría convertirse en poco tiempo en su nuevo ídolo, su nueva máquina tragaperras. La obsesión no es normal, como casi nada de lo que ocurre en tan remoto país.
La última noticia conocida al respecto podría ser divertida si no reflejara una realidad tan alineante. El caso va de asesinatos. No se preocupen ustedes no de personas reales sino virtuales. Un padre chino ha contratado a un sicario virtual para que acabe con todos los personajes de su hijo en los videojuegos on line. Aquel progenitor desesperado no ha visto otra opción de apartar a su obsesionado hijo de los videojuegos que asesinando. Su chico no quería estudiar, trabajar, tener novia ni relacionarse. La drástica medida lejos de conseguir su objetivo ha reforzado las pasiones del adolescente.
Hace no mucho también conocimos que otro chaval vendió un riñón para hacerse con un Ipad y un Iphone. La locura puede llegar a límites insospechados.
Si esto sigue así no será necesario que los mil millones de chinos salten a la vez para destruir el mundo, lo harán con su locura y la mala dirección.
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