Una raíz forma parte del casco de un barco, la parte final de una mecedora forma las curvas de instrumento de viento, la peana de un mueble viejo sirve como rueda de un cañón inútil, una vigueta de hierro forma parte de la estructura de un barco, grapas oxidadas y cuero viejo soportan la estructura de un mural marino, una bolla de hierro oxidado es un globo terráqueo al que el color se le ha ido... Como si tras estos días de lluvia las raíces muertas, troncos arrancados y ramas desgajadas, que han llegado a nuestras playas se hubiesen ordenado casualmente… Pero no es la causalidad la que ha unido estos trozos de materiales que cualquiera hubiera obviado, ha sido Eugenio de la Torre, y se puede ver en la sala Algarrobo del Centro Cívico hasta el día 31 de diciembre.
Reciclaje.
Si unos sobrantes de madera de pino apenas tallados, levemente cincelados, se introducen en las composiciones hechas por el artista, dejan de ser lo que fueron para ser la composición misma. Es reciclar, es el volver a ser de la materia. Sólo nuestros prejuicios nos hacen observarlo como lo que ya no son. Nuestra persistencia a encasillar los objetos dentro de un uso y una forma es la que nos obliga a ver como curioso el codo de un tubo de escape que ahora es parte de un instrumento musical, en vez de verlo como pura materia dispuesta a acoger cualquier forma.
Eugenio de la Torre utiliza la materia arrojada para introducirla en el mundo del Arte. No es a través de la desubicación del objeto como la materia se torna en arte, no es una mera ocurrencia, o juego de conceptos, o la búsqueda de la originalidad vacía de contenido, o una descontextualización, es el trabajo, el oficio y la imaginación del escultor sobre los materiales hasta transformarlos en Arte.
Navegar el mar.
Los materiales reciclados forman parte de otra constante en la obra del artista: la posibilidad de navegar el mar. Antes de entrar en la sala nos recibe en la puerta un barco con redes de pescador, y asombra ver velas, regatas, barcos, inutilizados o con el mastil al viento. Incluso aquellas esculturas menos marinas, como la del rinoceronte, nos recuerdan barcos en la lejanía.
Compromiso y personalidad
Así como ningún material es rechazado por su procedencia o función anterior, Eugenio también ha destinado parte de su esfuerzo a personas que por un motivo u otro también han sido excluidas de la sociedad. Si hoy es CUDECA, ayer fueron niños con problemas de conducta, o personas con problemas psiquiátricos. También es reciclaje: volver a mirar sin prejuicio para no descartar a nada ni a nadie por no saber ubicarlo en la sociedad. Es rescatar y destacar otras cualidades que los demás no vemos. Es la peculiar manera de Eugenio de la Torre de evitar que a la tierra se le salga el corazón...
Guillermo Wilson Pina.
