Las estufas de gas se presentan como una de las mejores opciones para conseguir un calor potente a mucha velocidad y una de las formas más económicas de calentar tu hogar.

Antes de continuar hablando de este tipo de calefacción, como hemos resaltado en otras ocasiones, no debes perder de vista que un buen aislamiento térmico de la vivienda es fundamental a la hora de ahorrar en calefacción. Una casa bien aislada puede suponer entre un 20 y un 40% de ahorro en energía.

Las estufas de gas tienen un alto rendimiento y resultan muy económicas. Además, han evolucionado en gran medida, existiendo actualmente en el mercado variedad de modelos que ofrecen todas las garantías de seguridad de cualquier otro sistema de calefacción. Asimismo, la amplia gama de diseños existentes hoy día hace que puedas adaptarlas al espacio del que dispongas e integrarlas con la decoración de tu casa.

Las estufas de gas pueden ser básicamente de 3 tipos:

Radiantes: Destacan por su alta potencia calórica gracias a su panel radiante de infrarrojos. Catalíticas: Cabe destacar su seguridad, pues su panel catalítico actúa como aislante, disminuyendo el riesgo de quemaduras. Estufas de exterior: Te permiten calentar las zonas exteriores de la vivienda, pudiendo aprovecharlas también en invierno, como por ejemplo la terraza.

Estufas de gas, principales ventajas:

Muy económicas. Emiten gran cantidad de calor en poco tiempo, por lo que permiten calentar una habitación más rápidamente que otros sistemas de calefacción. Poco contaminantes. Además los modelos han ido evolucionando y presentan actualmente cuidados sistemas de seguridad. Puedes transportarla fácilmente de un lugar a otro de la vivienda, por lo que podrás usarla en la habitación que necesites en cada ocasión. Las estufas de gas destacan también por su larga duración, por lo que podrás usarlas durante mucho tiempo, rentabilizando tu inversión.

También debes tener en cuenta que las características de la vivienda influyen en la potencia que necesitas para calentarla. Factores como las dimensiones de la habitación, la orientación, el número de personas que la ocupen habitualmente o la zona geográfica, determinarán el sistema de calefacción más idóneo para tu hogar.