Ganan los derechos civiles

Por fin la Sentencia del Tribunal Constitucional (TC) "santifica" como constitucional el matrimonio entre personas del mismo sexo, la única "santidad" trascendente en un Estado de derecho y aconfesional.

Por fin respiran, porque lo que era evidente para muchos, también lo ha sido para el TC. Sin embargo, habrá que estar en guardia, porque los vigilantes de las "esencias" moverán sus hilos para que el Parlamento derogue esta Ley. Felicidades a quienes ven reconocidos sus derechos. Felicidades a las asociaciones que habéis estado detrás de este importante avance. Ganan los derechos civiles, pero no siempre es así.

Resulta cuanto menos preocupante que cada avance en los derechos civiles a lo largo de la etapa democrática, siempre se haya visto cuestionado por quienes defienden los grandes y tradicionales valores culturales, que actúan, aunque cada vez menos, como una segunda capa de piel, asentados en el mayor tiempo histórico con el que han contado para imponerse.

Indiferentes a los cambios sociales, los obstáculos para entorpecer cada nuevo derecho civil reconocido han estado construidos con la idea de que los derechos no son para quienes quieren hacer uso de ellos, sino que se convierten por algún antiguo “bebedizo” o “pócima” en una obligación general, cuyo cumplimiento será un apocalipsis para la familia o para la vida.

Así ocurrió con el divorcio cuyo reconocimiento, se decía, terminaría con la familia.  

Ocurrió con el aborto, cuyos tres supuestos de la ley inicial atentaban contra la vida y ni siquiera los embarazos por violación contaban con la “compasión” de los patrios vigilantes de las esencias (en un discurso que guarda cierta similitud con el de algún candidato republicano de la reciente campaña electoral norteamericana), que entendían que si este embarazo surgía es porque Dios lo quiere (desconocen estos vigilantes lo que nos acerca su argumento a la doctrina de la predestinación y lo que nos aleja del libre albedrío y de la responsabilidad de los actos).

No va a tener la Ley de Plazos la posibilidad de que su Constitucionalidad sea también santificada por el TC. El Gobierno ha decidido que el derecho al aborto va a quedar reducido a la mínima expresión.

Más información: http://www.adeces.org/np_np_aborto_pdd.htm

Otra intervención humana, está vez la de la medicina genética, ha contado con la oposición de los doctores de las esencias. Los padres que tanto importan como garantes de la formación que imparten a sus hijos, son ninguneados cuando recurren a la  intervención de la ciencia (del hombre) puesta a disposición de un nacido como método para aliviarle del dolor, para suplir sus carencias o para evitarle la muerte. De nuevo la predestinación.

Los matrimonios entre personas del mismo sexo no se libraron de las acometidas del antiguo bebedizo de la intransigencia. Para ello no sólo se escudaron en lo que representa la familia desde tiempos inmemoriales, también recurrieron al debate etimológico e incluso, a la posibilidad de dejar algunas de estas cuestiones de lado siempre y cuando estas uniones no fuesen reconocidas como matrimonio. Mientras este florentino debate se instalaba en la superficie, en el subsuelo prometían mediante terapias diversas curar a los homosexuales de su “enfermedad”.

Toda tradición, que sustenta un valor propio del tiempo en el que se aplica, comenzó en un momento, aunque no se recuerde cuál  y dejó de aplicarse en otro, porque nació una nueva forma de proceder que con el paso de los años acabaría arraigando sin estridencias o fue sustituida por una ley, etc.

¿Lograremos alguna vez que los derechos se implanten pacíficamente entendiendo que sirven a quién hace uso de ellos sin imponerse a nadie? Si se crece en tolerancia, puede ser.

www.adeces.org